CIUDAD DE MÉXICO – El periodista Francisco Romero Díaz murió en Playa del Carmen, el quinto comunicador asesinado este año en México que se ha convertido «en país el más mortífero del mundo para la prensa», denunció Reporteros Sin Fronteras (RSF).
por Socio Informativo
Agencia de Noticias Sputnik
El crimen fue perpetrado «a pesar de que Romero contaba con las medidas de seguridad del Mecanismo para la Protección para personas defensoras de derechos humanos y periodistas», dijo RSF en un comunicado.
Según información recabada por la organización internacional, Romero Díaz «recibió una llamada telefónica a las cinco de la mañana para que fuera a cubrir un suceso a un bar», llamado ‘La Gota’, en ese destino turístico del estado Quintana Roo (este).
El cuerpo del periodista fue encontrado una hora después a unos metros del bar de esa playa caribeña de la península de Yucatán.
«Testigos señalan que tenía golpes en el cuerpo y dos disparos en el rostro», dice el reporte de la organización defensora de la libertad de expresión.
Las autoridades mexicanas «deben identificar cuanto antes a los autores materiales e intelectuales de este terrible crimen y hacer que rindan cuentas ante la justicia», dijo Emmanuel Colombié, director de América Latina de RSF.
«El gobierno debe tomar decisiones valientes y reformar a fondo el mecanismo nacional de protección, cuya eficacia ha sido cuestionada constantemente», añadió el responsable de la organización.
La víctima era un periodista independiente especializado en cubrir las noticias policiales y fue colaborador del periódico Quintana Roo Hoy.
Romero fundó una página en la red social Facebook para publicar noticias locales, llamada «Ocurrió Aquí».
Debido a su trabajo, el reportero «recibía a menudo amenazas de muerte», según RSF.
En agosto de 2018, tras el asesinato de Rubén Pat y José Guadalupe Chan Dzib, que trabajaban para el semanario digital «Playa News», Romero pidió ayuda al Mecanismo para la Protección de personas defensoras de derechos humanos y periodistas (federal), que le otorgó un «botón de pánico» y un vehículo.
Meses después, «era protegido por una escolta conformada por cuatro policías, que lo cuidaban cuando se desplazaba» según la investigación de RSF.
Pero el periodista no estaba acompañado por sus escoltas cuando fue asesinado, porque a las 22:00 de la noche del 16 de mayo les pidió que se retiraran a descansar.
Su colega Rubén Pat también contaba con la protección de este mecanismo nacional cuando lo ejecutaron.
Los otros cuatro periodistas asesinados este año en México son: Telésforo Santiago Enríquez, Jesús Ramos Rodríguez, Rafael Murúa Manríquez y Santiago Barroso.
México ocupa el lugar 144, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2019 elaborada por RSF.
En México han sido asesinados 126 periodistas desde 2000, cuatro de ellos en Quintana Roo, en playas del Caribe mexicano, según la organización Artículo 19.