Investigadores alemanes realizaron un estudio sobre el sexo después los 60. Sus resultados revelaron que la sexualidad en la tercera edad es diferente, pero la capacidad de experimentar intimidad permanece casi intacta.
Para completar este estudio, psicólogos, médicos, científicos sociales y genetistas de varias instituciones de Berlín investigaron tres facetas de la sexualidad: actividad sexual, pensamientos sexuales e intimidad.
«Para nosotros, la intimidad es el nivel emocional de la sexualidad», explicó la psicóloga Karolina Kolodziejczak de la Universidad Humboldt de Berlín.
«Son sentimientos diferentes asociados con la sexualidad. Incluyen, por ejemplo, una sensación de protección, seguridad y aceptación que surge a través del contacto físico», agregó.
Los científicos preguntaron sobre cuatro tipos diferentes de actividad sexual: contacto físico, intercambio de ternura, relaciones sexuales sin coito y acto sexual.
La base de la investigación eran los datos de una encuesta de 1.514 personas con edades entre 60 y 82 años cumplidos entre 2009 y 2013. Estos datos eran comparados con los de 475 adultos de entre 22 y 36 años.
Por una parte los resultados no fueron una gran sorpresa para los científicos. Pudieron demostrar que entre las personas de la tercera edad la disminución se observó principalmente en la actividad sexual y en los pensamientos sexuales.
«En el sexo, la edad juega un papel más importante entre las personas mayores que entre las más jóvenes», resume Kolodziejczak.
Por otra parte los científicos revelaron que en cuanto a la intimidad había «una diferencia muy pequeña entre jóvenes y adultos mayores».
Asimismo en el caso de las personas de la tercera edad, los científicos tampoco encontraron indicios de que el deseo de tener relaciones sexuales disminuyera rápidamente a partir de cierta edad.
Por el contrario, casi un tercio de los participantes del estudio entre 60 y 80 años declararon que eran más activos sexualmente y tenían más pensamientos sobre el sexo que el grupo de comparación de los jóvenes.
En cuanto a las diferencias de género, el estudio reveló que para los hombres, la actividad sexual, el pensamiento y la intimidad no estaban vinculados principalmente a las parejas fijas, a diferencia de las mujeres que destacan este factor como relevante para el deseo de tener relaciones sexuales.