LA PAZ – Brotes de violencia entre vecinos en La Paz y cortes de carreteras en cuatro departamentos de Bolivia abrían la segunda semana del conflicto desatado por el rechazo opositor a la reelección del presidente Evo Morales, quien ganó en las elecciones del 20 de octubre.
por Socio Informativo
Agencia de Noticias Sputnik
«Las posiciones siguen muy distantes, nadie llama a la desmovilización sino a persistir en las protestas, o a resistirlas, en un conflicto que se aproxima peligrosamente a un desborde de violencia», dijo el analista Vicente Guardia, sociólogo del instituto privado Comunidad Cívica.
Apuntó que una rápida puesta en marcha de una auditoría de las elecciones podría contribuir a calmar los ánimos y dar paso a una solución al conflicto.
Pero el expresidente Carlos Mesa (2003-2005), quien llamó a las movilizaciones denunciando un supuesto fraude que le habría impedido enfrentar a Morales en una segunda vuelta, dio un giro el fin de semana al anunciar su desconocimiento total a las elecciones, mientras los comités cívicos que lo secundan pidieron la renuncia del Presidente.
El vicepresidente Álvaro García dijo en una rueda de prensa que «el candidato perdedor Carlos Mesa nos tiene acostumbrados a sus decisiones, sus actitudes de marchas y contramarchas».
Mesa reiteró este 28 de octubre su convocatoria a continuar las protestas, tres días después de que la autoridad electoral dio por concluido el proceso electoral.
A los paros en cuatro ciudades, incluida Santa Cruz (este), la más grande del país, se sumó La Paz, con una protesta centrada en bloqueos de calles, con abierto apoyo del Gobierno municipal, cuyo alcalde Luis Revilla es aliado de Mesa.
Medios reportaron varios enfrentamientos, algunos violentos, entre vecinos que bloqueaban calles y otros manifestantes, incluidos transportistas, que trataban de romper los bloqueos.
La policía no intervino y observaba de lejos algunos puntos de bloqueo.
El centro urbano de La Paz, lejos de los barrios residenciales donde se concentraban los bloqueos, quedó paralizado hasta el mediodía de este 28 de octubre por la llegada de millares de trabajadores mineros que realizaron una ruidosa manifestación, con explosiones de petardos de dinamita.
Mesa dijo a la radio local católica Fides que «lo que ha ocurrido en algunos puntos de bloqueo ciudadano es parte de una estrategia gubernamental de generación de violencia injustificada».
El ministro de Gobierno, Carlos Romero, declaró simultáneamente a reporteros que «toda la violencia que pudiera producirse es culpa de Mesa, porque solo él está llamando a las movilizaciones que comenzaron la semana pasada en la quema de varios edificios electorales».
El paro urbano en La Paz, que no tenía duración definida, reforzaba protestas similares que cumplían ya su sexto día en Santa Cruz (oeste) y otras tres ciudades capitales de departamento, lideradas por comités cívicos dirigidos por destacados opositores.
Entretanto, medios reportaron que grupos de campesinos e indígenas iniciaron bloqueos de carreteras en por lo menos cuatro departamentos, entre ellos Santa Cruz, donde el paro cívico ya ocasionaba los primeros inconvenientes en la provisión de alimentos.
El líder de la Confederación de Campesinos, Jacinto Herrera, dijo a la radio estatal que están «defendiendo el voto campesino e indígena, que Mesa y los opositores quieren desconocer».
Agregó que los bloqueos campesinos se extenderán en los próximos días a todo el país.