BUENOS AIRES – El expresidente boliviano Evo Morales (2015-2019) hizo una autocrítica, al señalar que se confió en que podría superar un golpe de Estado, como lo lograron otros gobiernos de América Latina.
por Socio Informativo
Agencia de Noticias Sputnik
«Empiezo con una autocrítica: nos hemos confiado, porque hemos derrotado muchos golpes de Estado en toda Sudamérica», dijo en una rueda de prensa desde Buenos Aires, donde se encuentra desde el 11 de diciembre en condición de asilado mientras el Gobierno argentino tramita su estatus de refugiado.
Además, Morales afirmó que el golpe de Estado en su país fue planificado y en respuesta a la decisión de su Gobierno de nacionalizar los recursos naturales.
«Estaba planificado el golpe de Estado«, dijo Morales.
El exmandatario añadió que el primer «pecado» era ser indígenas, y el segundo, «haber nacionalizado los recursos naturales».
Su Gobierno también nacionalizó servicios básicos como la salud y educación, por «ser derechos humanos».
Además nacionalizó recursos como el agua y la energía, que estaban en manos privadas, recordó el Exjefe de Estado.
Morales también aseguró que el pueblo indígena de su país recuperará el poder de manera cívica y democracia.
«Vamos a recuperar democráticamente el poder del pueblo indígena», dijo Morales.
El expresidente también sostuvo que el Gobierno de facto de Jeanine Áñez está arruinando a la economía.
«Lo peor del Golpe de Estado es que mataron a mis compañeros, pero también están matando la economía», confirmó el exmandatario desde la capital argentina.
Asimismo, Morales advirtió que el Gobierno de facto que presidente Jeanine Áñez puede preparar un fraude en las próximas elecciones de Bolivia.
«En estas elecciones puede haber fraude», señaló el exmandatario.
El exjefe de Estado solicitó por ello que intervengan como veedores organismos internacionales como el Centro Carter, algún consejo asociado a un Premio Nobel o Naciones Unidas, y subrayó: «Todos menos la OEA [Organización de los Estados Americanos]».
Bolivia está envuelta en una crisis política desde el pasado 10 de noviembre, cuando Morales renunció a su cargo, presionado por la cúpula de las Fuerzas Armadas y la Policía y luego de varias semanas de protestas de grupos violentos de la oposición por un presunto fraude electoral en los comicios del 20 de octubre.
Después de que Morales abandonó su país, la senadora opositora Jeanine Áñez se autoproclamó presidenta sin pasar por los procedimientos legislativos previstos en unas sesiones del Parlamento que no tuvieron el quórum requerido.
La Comisión Nacional para los Refugiados de Argentina trabaja en estos días para conceder el estatus definitivo de refugiado al expresidente boliviano y a Lilly Gabriela Montaño Viaña, exministra de Salud, que llegaron al país el 12 de diciembre.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina confirmó la semana pasada que concedió la condición de asilo a cinco integrantes del equipo de Morales.
Además de Morales y la exministra de Salud, también fueron reconocidos como asilados quien fuera el vicepresidente del Gobierno boliviano, Álvaro García Linera, su canciller Diego Pary Rodríguez y el exembajador de Bolivia ante la Organización de los Estados Americanos, José Alberto Gonzáles.