El coronavirus acapara titulares, las mentiras se multiplican, el rechazo hacia los chinos aumenta y China denuncia a EEUU de provocar pánico mundial.
Por Karen Méndez Loffredo
Desde el pasado 31 de enero, en todos los rincones del mundo se habla de un mismo tema: el coronavirus, un virulento virus que se desató en un mercado de animales en la ciudad de Wuhan, en el centro de China, que se ha expandido por distintos países de Europa, Asia y América, y que hasta el momento se ha cobrado la vida de centenares de personas.
El número de infectados por el coronavirus no es lo único que ha ido en aumento, también las mentiras y la ola xenofóbica contra los chinos o contra cualquier persona de rasgos asiáticos. Han sido tantos los episodios discriminatorios alrededor del mundo que ya se habla de la «chinofobia» y los propios ciudadanos chinos han desplegado una campaña en redes sociales titulada «Yo no soy virus».
Las mentiras se han impuesto y no han dejado espacio para la verdad. Un ejemplo de ello ha sido el video que se viralizó en las redes sociales donde se ve a una joven tomando sopa de murciélago.
https://youtu.be/GFalln0UNXo
Estas imágenes desataron una ola de acusaciones contra los chinos por, supuestamente, haber provocado esta epidemia y poner en riesgo la salud de la población mundial por tener malos y extraños hábitos sanitarios y alimenticios.
Lo que no se hizo viral fue el comunicado de la protagonista de ese video, la influencer Wang Mengyum, quien aclaró que ese video había sido grabado 3 años atrás en Palau, es decir, fuera de China, y en un restaurant. También precisó que la sopa de murciélago no la comió en un mercado a cielo abierto como el de Wuhan, sino en un restaurant. Y es que la ingesta de animales extraños es más una costumbre del turista que visita Asia que de sus propios pobladores.
Al terror de las redes sociales se sumó la decisión del gobierno estadounidense de prohibir la entrada de cualquier ciudadano que haya pasado por China durante las últimas dos semanas.
China respondió de inmediato y denunció que Estados Unidos «está creando pánico entre la población mundial en lugar de ofrecer ayuda» y que esta decisión «contraviene las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que insistió en no imponer restricciones de movimiento». Pero ¿qué interés tendría EEUU en provocar un pánico mundial? Por los momentos, nadie lo sabe. Lo que sí es cierto es que gracias a este virus el gobierno de Donald Trump podría frenar al gigante asiático por la importante influencia que tiene en el tablero internacional, por su desarrollo tecnológico y el crecimiento de su capacidad militar.
La escalada de tensiones
- Guerra comercial: El primer gran golpe de la administración Trump contra la economía China fue en marzo de 2018, cuando se inició la aplicación de aranceles millonarios a productos chinos que ingresaran a su territorio. Trump justificó esta medida por las supuestas «prácticas comerciales desleales» de Pekín. El presidente Xi JinPing no tardó en responder y tomó medidas similares con productos estadounidenses provocando lo que algunos analistas calificaron como una «guerra comercial».
- Bloqueo a Huawei: En mayo de 2019, EEUU prohibió a empresas estadounidenses negociar y proporcionar tecnología a Huawei, la principal empresa de telecomunicaciones de China. Por esa razón los nuevos teléfonos Huawei no podrían utilizar aplicaciones como Gmail, Play Store, Google maps, entre otras. Y es que no era el primer golpe contra el gigante tecnológico chino. Apenas 5 meses antes, EEUU había ordenado a Canadá detener a la vicepresidenta de Huawei, que es hija del creador de esta empresa, por la supuesta violación de las sanciones estadounidenses contra Irán.
- Protestas en Hong Kong: El 15 de marzo de 2019, miles de manifestantes en Hong Kong salen a las calles para exigir un proyecto de ley de extradición a China. Aunque el proyecto de ley se retiró, la presión de calle subió cada vez más de nivel, hasta reclamar su independencia, su separación de China. El gobierno de Xi Jinping acusó a EEUU y otras potencias extranjeras de fomentar las manifestaciones. El gobierno estadounidense nunca escondió su postura. A finales de noviembre, el presidente Trump promulgó la «ley de Derechos Humanos y Democracia» en apoyo a los manifestantes que protestaban a favor de la democracia en Hong Kong, unos manifestantes que fueron presentados como pacíficos, pero que también fueron causantes de graves agresiones contra personas que no apoyaban su causa. La cancillería china denunció que la ley de Trump en apoyo a los manifestantes es «extremadamente abominable y alberga intenciones absolutamente siniestras».
- 5G y el Siberia Power: mientras las relaciones con EEUU se tensaban cada vez más, China movía sus fichas. El 31 de octubre lanza el sistema 5G, superando a EEUU, y pocos días después inaugura un megagasoducto con Rusia que permitirá suministrar este combustible fósil al norte de China desde Siberia. Además, logrará que Rusia burle las sanciones que EEUU impuso a Europa y coloque su principal recurso de exportación en el gigante asiático.
- OTAN: La respuesta no se hizo esperar. Estados Unidos y los países miembros de la Alianza del Atlántico Norte aprovecharon la reunión por los 70 años de la organización para poner a China en su mira y etiquetarla como un desafío al que debían abordar como Alianza.
Ni con guerra arancelaria, comercial ni tecnológica EEUU logró destruir al gigante asiático. Curiosamente fue un virus el que logró el mayor deseo de EEUU: aislar a China. Inevitable no recordar los años en los que EEUU inoculó enfermedades venéreas contra 696 guatemaltecos durante 1946 y 1948, o como cuando la CIA desplegó la Operación Mangosta contra Cuba para introducir diversos tipos de virus en sus zonas cañeras, sembradíos de tabaco y criaderos porcinos. Todo con el objetivo de afectar a la Revolución Cubana.