El valor de la transición luego de la dictadura de Augusto Pinochet no es suficientemente reconocido hoy por la sociedad de Chile, en momentos en que es «clave» para solucionar la situación de «inestabilidad» del país, dijo la exministra Mariana Aylwin.
Por Lucía Barrías
«Las enseñanzas de la transición chilena están en el olvido y son desvalorizadas (…) Creo que hay que rescatar varios elementos de lo que permitió que Chile tuviera una transición pacífica a la democracia, que tuviera estabilidad política durante tantos años y que eso hiciera que el país se pusiera en una situación de liderazgo en América Latina», dijo Mariana Aylwin, ministra de Educación en el Gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006) y la hija del primer mandatario tras la salida del régimen, Patricio Aylwin (1990-1994).
La exministra advirtió que actualmente la «cultura de los acuerdos» que fue impulsada por su padre está «desvalorizada».
Chile celebra, el próximo 11 de marzo, 30 años de democracia ininterrumpida.
«Las personas dicen que lo que hay que hacer es un nuevo acuerdo, que no tiene que ver con el antiguo, sin continuidad, a partir de una hoja en blanco. Eso ha generado que la sociedad esté muy confrontada y que haya un deterioro de la capacidad de lograr acuerdos (…) Ahora tenemos una sociedad muy polarizada y semejante a la cultura que hubo previo al golpe militar en el año 1973», expresó.
Aylwin consideró que la actual crisis de Chile sucede por la postergación de problemas como el de las pensiones o el acceso a la salud, en los cuales «no hubo capacidad de ponerse de acuerdo ante posiciones ideológicas muy diferentes».
Además, señaló que hay una desvalorización de los tecnócratas y de los políticos.
«Con todo, el país sigue funcionando, pero uno no sabe qué es lo que va a pasar. Hay mucha incertidumbre. El camino constitucional creo que es la solución. No obstante, ese camino tiene una duración de dos años», agregó.
La última crisis social en Chile se arrastra desde el 18 de octubre de 2019, fecha en que comenzó una seguidilla de manifestaciones ciudadanas contra el sistema económico, el precio de los servicios básicos, la Constitución y la gestión del presidente Sebastián Piñera.
La Constitución chilena fue redactada durante la dictadura de Pinochet (1973-1990) en el año 1980, siendo aprobada tras un plebiscito realizado el mismo año cuando no existían registros electorales en el país, y sin establecer ninguna garantía para la fiscalización de su transparencia, a raíz de lo cual ha sido constantemente criticada debido a su falta de legitimidad.
En abril de este año se realizará un plebiscito para que los chilenos decidan si quieren o no cambiar la actual carta magna, y el método a través del cual quieren hacerlo.
Anécdotas
El proceso de «transición a la democracia», con Patricio Aylwin a la cabeza del Gobierno, es cuestionado por algunos sectores de la sociedad chilena porque creen que jamás se propuso derrotar realmente al régimen y se pactó con él.
Sin embargo, Mariana Aylwin afirmó que su padre fue una persona «libre» a pesar de la presión que imponían las Fuerzas Armadas.
«Por las características de la personalidad de mi padre, él se sintió siempre bastante libre y fue muy directo con Pinochet (…) El Gobierno de mi padre representó el fin a las violaciones de los derechos humanos, el restablecimiento de la verdad y de la justicia, el inicio de los procesos y el fin de los detenidos políticos», expresó.
Aylwin dijo que a pesar de que Pinochet se mantuvo como jefe del Ejército por 8 años, el Gobierno de su padre no dudó en crear la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación.
«Pinochet le planteó a mi padre que no hiciera la Comisión de Verdad y Reconciliación; le dijo que eso era un error y mi padre le contestó: ‘Esa es una atribución mía’. Se hizo la comisión, que fue muy importante, porque estableció que en Chile se había violado los derechos humanos por parte del Estado», agregó.
Asimismo, comentó sobre otras oportunidades en las que su padre contradijo la opinión de Pinochet.
«Pinochet tenía un problema con unos cheques pagados por una empresa del Ejército a un hijo suyo y le pedía a mi padre que arreglara eso. Mi padre le dijo «usted está equivocado; usted antes podía porque era dictador pero aquí hay separación de poderes. Yo no puedo intervenir en la Justicia», expresó.
Aylwin, líder de los democristianos durante el Gobierno del presidente Salvador Allende (1970-1973), fue un duro opositor al mandatario socialista y apoyó el golpe militar liderado por Pinochet.
Tras la derrota de Pinochet en un plebiscito, en 1988, Aylwin encabezó una coalición de centroizquierda que lo convirtió en 1990 en el primer presidente democráticamente electo tras 16 años y medio de dictadura militar.