Trabajo sexual y coronavirus: las víctimas invisibles en Chile

Tienen pocos clientes. Ya no pueden estar en las calles o en clubes nocturnos, casi no hay adonde llevar a la escasa clientela, y no saben utilizar las redes para adaptar su trabajo a la realidad virtual. En su mayoría mujeres independientes y jefas de hogar, las trabajadoras sexuales son hoy víctimas invisibles de la crisis del coronavirus.

Por *Carolina Trejo

El estado de catástrofe en Chile, seguido del toque de queda decretado por el Gobierno, obligó al confinamiento obligatorio de la población a partir de las 10 horas de la noche. A esto se suma la cuarentena total y el temor generalizado frente a un posible contagio de COVID-19; así se han quedado sin clientes cientos de trabajadoras sexuales en Chile.

«Trabajamos con contacto humano, así que los clientes bajaron un montón. Se recomendó mucho que nosotras no hiciéramos citas y tratáramos de no trabajar, y se ha visto cómo ha bajado la pega (trabajo) para todas», explica a Sputnik la trabajadora sexual Celeste, de 30 años.

Con 10 años de experiencia como estríper y escort en Santiago y al sur de Chile, Celeste observa que las más vulnerables entre ellas son «las trabajadoras mayores que trabajan en la calle». No tienen apoyo, no tienen alternativas de trabajo en clubes o en formato virtual; tampoco cuentan con departamentos para «hacer sus propias citas».

«Van a seguir trabajando las chiquillas. No creo que paren, siempre hay gente más arriesgada para estas cosas, que tienen que seguir trabajando no más, ¿sino qué van a hacer?», reflexiona.

Pero la escasez de clientes no es lo único que afecta a las trabajadoras sexuales en este tiempo de pandemia, sino el regateo que hacen quienes requieren de sus servicios. «Ellos esperan que como estamos en cuarentena y hay crisis, yo debería cobrar menos. En su lógica de mercado, eso es lo que piensan que tiene que ser», denuncia otra trabajadora sexual.

Vesania, que trabajaba como escort, actualmente mantiene clientes a través de plataformas digitales. La joven prostituta, que también se dedica a la producción pornográfica de videos y fotos, tiene una respuesta clara a quienes le plantean una rebaja de precio: «Les digo ‘no’. ‘¡Al contrario! ¡Yo debería estar cobrando más porque hay cuarentena!'».

«Si me voy a estar exponiendo, por lo menos que la hueá (cosa) valga la pena; esta es mi lógica», explica.

Prostitutas en la pandemia: entre el peligro y la necesidad

Celeste en marcha por derechos de las trabajadoras sexuales
© FOTO : GENTILEZA CELESTE
Celeste en marcha por derechos de las trabajadoras sexuales
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Lo cierto es que la situación debido a la crisis del COVID-19 se ha vuelto particularmente complicada para un gran número de personas que trabajan en la prostitución, como bien lo grafica Herminda González, vocera de Fundación Margen de Trabajadoras Sexuales y secretaria organizacional de la Red Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras Sexuales.

«Estamos complicadas, las compañeras están en cuarentena, como en todos los países. Acá en Chile estamos viviendo la carencia de alimentos, la carencia de poder pagar nuestros gastos comunes, de pagar alquiler; estamos complicadas, las compañeras no están pudiendo trabajar, no salen, están en sus casas y el Estado no está apañando (apoyando)», señala.

González explica con preocupación que sus compañeras de labores «ya llevan un mes sin trabajar y es terrible», porque muchas de estas mujeres tienen niños pequeños que requieren de comida, «todos los días niños piden pan, quieren la leche, y hay muchos niños pequeños que usan pañales», recalca. Necesidades básicas, como cualquier mujer, solo que en su caso se puede volver más peligroso, como lo denuncia Vesania.

«Cuando hay menos clientes hay compañeras que como se ven urgidas, porque no tienen ahorros o tienen muchos hijos, y tienen cosas que pagar, ¿qué pasa?, que llega el gallo (hombre) te ofrece más plata por culiar (tener sexo) sin condón, y tú como estás en crisis, llevas varios días en que no has tenido clientes, dices: «chuta (mira), no he trabajado en toda esta semana, quizás lo hago.»

Tradicional sector de citas en Santiago completamente vacío
© SPUTNIK / CAROLINA TREJO
Tradicional sector de citas en Santiago completamente vacío
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Incluso la actriz porno revela que, debido a la crisis, varias de sus colegas han decidido atender a clientes que saben se ponen agresivos, «hay muchas compañeras quizás lo están haciendo por el tema de la crisis, voy a hacer la wea (cosa), o ya filo (no importa), voy a atender a este cliente que me trata mal».

A todas estas dificultades se suma que varias trabajadoras sexuales que alquilan apartamentos para trabajar, como el caso de Celeste, ven entorpecida su atención debido a las medidas sanitarias que han tomado las administraciones de distintos edificios.

«Está difícil porque yo me arriendo departamento para trabajar, pero en los edificios no están dejando entrar visitas. Por ejemplo, estaba en Santiago en un departamento con una amiga y subieron dos clientes y teníamos dos clientes más y no los dejaron pasar. Nos llamaron así: ‘qué onda, ya van dos visitas’. Entonces, por donde trates de rebuscarlo lo que implica un contacto físico ya no se va a poder hacer», explica.

Solidaridad entre trabajadoras del sexo

Frente a la crisis sanitaria y la grave situación que están viviendo las trabajadoras sexuales, estas mismas mujeres se ha organizado de distintas formas para ir en ayuda de sus compañeras.

«Las mujeres que ejercen el trabajo sexual hoy están mucho más desvalidas y no tienen apoyo de ningún lado, justamente por eso y como fundación Margen nosotras acopiamos alimentos y les entregamos a las compañeras una canasta familiar muy completa», detalla Herminda González.

https://twitter.com/fundacionmargen/status/1241396998764466177

Una iniciativa que ha resultado muy exitosa, al ir en apoyo con mercadería y materiales de higiene y aseo, y que ha sido a nivel regional en Latinoamérica. «Las compañeras está muy contentas, las primeras que lo hicieron fueron las compañeras argentinas de AMMAR, seguimos nosotras y después las de Colombia», cuenta González.

Herminda González, vocera de Fundación Margen, acopiando alimentos
© FOTO : GENTILEZA VÍCTOR HUGO ROBLES
Herminda González, vocera de Fundación Margen, acopiando alimentos
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Ella también reconoce que «son la mayoría de las trabajadoras sexuales autónomas, virtuales, que no tienen contacto sexual de cuerpo a cuerpo con los clientes, las que están apoyando a sus compañeras más grandes, mayores de 40, y a las mujeres, por qué no decirlo a las mujeres adultas mayores».

Trabajadoras sexuales jóvenes, que han hecho una campaña por redes con sus clientes, y han recolectado fondos y mercaderías para repartir con las más desvalidas.

«Hicimos una colecta donde mucha gente nos envió dinero o especies, pero sobre todo dinero para comprar nosotras canastas familiares para las trabajadoras sexuales más vulnerables y obviamente estaban muy agradecidas, pero también pasó que no nos alcanzó tampoco para todas. Entonces, qué pasó’, que le dimos prioridad a las de la tercera edad», cuenta Vesania.

Reinventarse en la emergencia

Este tiempo de coronavirus, que ha confinado en las casas a las trabajadoras sexuales y los clientes, ha forzado a muchas de estas mujeres a incursionar en servicios de sexo virtual para mitigar las pérdidas.

«Hay que explorar nuevas maneras de encontrar el sustento. Muchas compañeras escort están ahora recién probando el trabajo sexual virtual y que quizás nunca se vieron en la necesidad, pero ahora en el contexto de que no pueden ver a sus clientes o no tienen tantos clientes como antes, están explorando estas formas y eso es como una oportunidad», cuenta Vesania.

«Reconozco que siempre le he tenido un poco de recelo al trabajo virtual», señala Celeste, quien menciona que tiene un grupo de WhatsApp con un grupo de compañeras donde decidieron indagar en el trabajo virtual, y aprender de quienes tienen más experiencia en este soporte, «varias compañeras ya están un poquito más avanzadas por decirlo, así que les está yendo bien».

Porque según Celeste como no se puede estar en las calles y sus clientes tiene necesidades, «tú cachai (entiendes) hombres, la calentura, todo, no pueden salir, qué hago, qué hago, compro contenido virtual».

Trabajo sexual en Chile: ¿dónde están los derechos?

Trabajadoras sexuales chilenas en Plaza de la Dignidad
© FOTO : GENTILEZA VESANIA
Trabajadoras sexuales chilenas en Plaza de la Dignidad
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Herminda González como vocera de la Fundación Margen y frente a la precariedad en las que están muchas mujeres que ejercen el trabajo sexual, hace un llamado al Gobierno para que se haga cargo de las trabajadoras que están en condiciones precarias, sobre todo aquellas que lo hacen en forma autónoma y en la vía pública.

«Son ellas las que están pasando la necesidad, porque no tienen el sustento de cada día para llevar a sus hogares, se necesita la ayuda para darle una mejor calidad de vida», señala González.

Y les recuerda que «ellas también votan y ejercen el mismo derecho que puede ejercer cualquier persona, cualquier ciudadano de este país».

Para la vocera, lamentablemente el Estado no ha hecho cargo de la problemática de las trabajadoras sexuales, porque hoy día si las mujeres hubiesen estado reconocidas como trabajadoras hubiesen tenido beneficios del Estado.

«Entonces sigue en la nebulosa de que las compañeras son escoria, son extraterrestres, no existen, invisibilizadas totalmente en esta pandemia», concluye.


*Licenciada en Historia y Comunicación Social y Periodismo. Columnista de Sputnik. Ha sido periodista de investigación y realizadora en televisión durante los últimos 20 años. Comenzó en 1997 en el programa de reportajes con más antigüedad de la televisión pública chilena, Informe Especial y luego se incorporó al área de reportajes de Canal 13, donde ejerció de directora, editora y guionista en diferentes proyectos documentales. Ha recibido premios del Consejo Nacional de Televisión de Chile, fue finalista del Premio Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo en 2014. Actualmente es académica de la Escuela de Periodismo de La Universidad de Chile y la Universidad de Santiago.