Atrapados sin salida: la odisea de los trabajadores bolivianos varados en la frontera norte de Chile

El cierre de fronteras decretado Bolivia para contener el coronavirus dejó a un enorme número de ciudadanos bolivianos varados por semanas en la frontera norte de Chile, donde han tenido que sobrevivir en condiciones mínimas esperando retornar a su país.

Primero el estallido social y luego la pandemia mundial de COVID-19 llevaron a cientos de ciudadanos bolivianos que viajaron a Chile a trabajar a tomar la decisión de regresar a su país. Pero no imaginaron que el férreo cierre de la frontera boliviana decretado por el Gobierno transitorio de Jeanine Áñez, les impediría su retorno y los mantendría en condiciones básicas de sobrevida.

«Sabía que irme a la frontera iba a ser difícil, pero donde estaba era peor sin trabajo, con menos dinero cada día, lejos de la familia. Era mejor acercarme a mi país. Yo trabajo de temporero por lo que viajé de Rancagua —zona central de Chile— a Iquique en bus, y después como pude llegué a Colchane. Pasé varias noches en el altiplano, el frío es algo tremendo», relata Domingo Colque, natural de Cochabamba.

Colchane, en la región de Tarapacá, tiene una población permanente de apenas 1.600 habitantes, está a 3.800 metros sobre el nivel del mar y es un paso fronterizo con Bolivia. Iquique es la ciudad capital de la región de Tarapacá, a 260 km. de Colchane, donde se encuentra el Consulado de Bolivia.

Lizeth, joven temporera boliviana de 25 años, viajó desde Santiago a Iquique junto con su madre con el objetivo de llegar a Colchane. Pero nunca pensó que intentar volver a su país se transformaría en una verdadera odisea. «La verdad tengo mil sentimientos, y vivir esto jamás me lo imaginé, encontrarme con esto, y pedir a Dios para que termine y se encuentre alguna solución», declara a Sputnik.

Campamento afuera del consulado
© FOTO : GENTILEZA MUNICIPALIDAD DE IQUIQUE
Campamento afuera del consulado
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La permanente llegada de decenas de bolivianos a la pequeña localidad fronteriza generó una nueva crisis además de la provocada a por el coronavirus.

«Hice saber a la autoridad regional competente a objeto de poder restringir la llegada de ciudadanos a Colchane, puesto que la geografía, las condiciones no están dadas para poder alojar a cierta cantidad de personas, sin embargo, no tuve respuesta y esto trajo como consecuencia el aumento explosivo de ciudadanos, llegando en un minuto a 800 personas», recuerda a Sputnik Javier García, alcalde de Colchane.»Colchane es un pueblo bastante pequeño no tiene la logística, no dispone de recursos, tampoco para poder dar respuesta a una población flotante de casi 850 personas. También se detectó que estaban durmiendo a la intemperie, no tenían carpa, nada», señala en conversación con el sociólogo Mauro Zarricueta, coordinador de la oficina municipal de migración de Iquique.

La municipalidad solo pudo apoyar con alimentos básicos, baños químicos, abrigo, algunas carpas, pero la ayuda de las Naciones Unidas fue vital porque «envió su personal de manera urgente para poder también asistir a las familias sobre todo a la población más vulnerable», detalla García.

Por la búsqueda de trabajo

Carteles de ciudadanos bolivianos varados en Iquique
© FOTO : GENTILEZA MUNICIPALIDAD DE IQUIQUE
Carteles de ciudadanos bolivianos varados en Iquique
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Esta situación se inició hace un mes, explica el alcalde de Colchane, primero por el estallido social en Chile y luego por la pandemia. Esto significó «el cierre de muchas empresas, sobre todo del área agrícola, ganadera, y por supuesto de la construcción, áreas donde los bolivianos, tanto aquellos que entran de forma legal y también indocumentados, desarrollaban actividades».

Miles de bolivianos viajan a Chile para buscar trabajo. Hombres, mujeres y familias recorren miles de kilómetros para desempeñarse principalmente como temporeros en tareas agrícolas.

Muchos de ellos «entran como turistas, donde se les otorgan 90 días con la opción de generar una prórroga para que puedan mantenerse en el país», indica Zarricueta, quien agrega que muchos dueños de las empresas de la fruta basan su negocio en el trabajo de personas de manera irregular.La informalidad de este trabajo se traduce en inseguridad laboral, ausencia de contrato, donde el empleador se ahorra el cumplimiento de sus obligaciones legales, como el pago de imposiciones, salud, y previsión social, lo cual se agrava en el contexto de la pandemia.

«Ante la contingencia del virus, se acaban las siembras, se acaban las cosechas y bueno, obviamente estas personas no tienen ningún vínculo contractual, quedan a la deriva», explica Zarricueta.

«Al estar en esta situación, no tener ningún tipo de ingreso, no tienen cómo generar ingresos para pagar un arriendo y por ende deciden retornar a su país», agregó.

El retorno se hace vía terrestre recorriendo de sur a norte, «a través de Iquique, al interior a través de Colchane y ahí hacer el ingreso a Bolivia», explica el alcalde de Colchane. Por eso, debido al cierre de fronteras por parte del Gobierno boliviano las personas se fueron congregando masivamente en su localidad.

A las puertas de una crisis humanitaria

Traslado de ciudadanos bolivianos a liceo en Iquique
© FOTO : GENTILEZA GOBIERNO REGIONAL DE TARAPACÁ
Traslado de ciudadanos bolivianos a liceo en Iquique
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Esta situación y las protestas contra la política de repatriación obligaron al Gobierno boliviano a habilitar un centro de acogida y cuarentena en la localidad fronteriza de Pisiga Bolivar, y por otro lado a trasladar a quienes pernoctaban en la intemperie a un refugio proporcionado por la municipalidad de Iquique en Chile.

La inminente crisis humanitaria que se podía desatar motivó la coordinación entre el Jefe de Defensa Nacional de Tarapacá, el Gobierno Regional y la Municipalidad de Iquique para instalar un lugar que albergara a los ciudadanos bolivianos en el Liceo A-7 Bernardo O’Higgins de la ciudad.

Mauricio Soria, alcalde de Iquique, informó a la prensa que «la autoridad a cargo del Estado de Excepción nos solicitó generar este albergue ante la inminente crisis humanitaria que se puede desatar en el interior y hemos acudido a este llamado, porque no podemos dejar a estas personas en la situación en que están».

Tras el ayuda de las autoridades chilenas, los bolivianos siguen a la espera de que se desocupe el campamento Tatita Santiago, ubicado en Pisiga Bolívar, al otro lado de la frontera, «para permitirles a estas personas cumplir su cuarentena y que se les dé autorización para dirigirse a sus respectivas ciudades», explica el sociólogo.

Esta es una solución temporal para quienes se encontraban en el altiplano, pero que no dio respuesta a la decena de personas que se instalaron, como explica Zarricueta, a las afueras del Consulado boliviano, donde hay 250 individuos exigiendo la apertura de la frontera para el pronto ingreso a su país natal.

A las afueras del Consulado

Liceo A-7 Bernardo O'Higgins como refugio
© FOTO : GENTILEZA MUNICIPALIDAD DE IQUIQUE
Liceo A-7 Bernardo O’Higgins como refugio
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La masiva presencia de bolivianos en la ciudad de Iquique se debe a que en esta ciudad está el Consulado General de Bolivia y además porque en esta Región se ubica el paso fronterizo que conecta vía terrestre a Chile con Bolivia. De esta forma, ciudadanos de ese país, se trasladaron desde distintas ciudades a Iquique, para gestionar su salida, puntualiza Zarricueta.

Este es el caso de Santiago, estudiante universitario de Cochabamba, quien viajó el 10 de marzo a visitar su madre que trabaja en Chile, para traerle algunos medicamentos que ella necesita por ser diabética.

«Ahorita en una forma general estamos viviendo prácticamente en la calle. Algunas personas se quedan toda la noche a vivir acá porque no tienen un refugio, no tienen dónde ir, y hay otras personas que han podido conseguir alguna amistad, alguna colaboración de alguna persona residente boliviano, o alguna persona chilena», cuenta con preocupación.

Ciudadanos bolivianos durmiendo afuera del consulado en Iquique
© FOTO : GENTILEZA MUNICIPALIDAD DE IQUIQUE
Ciudadanos bolivianos durmiendo afuera del consulado en Iquique
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Los bolivianos que llegaron a Iquique, tras viajar de distintas localidades, en su mayoría se encuentran sin dinero, ni redes de apoyo, y desesperados por retornar a su país, razones por las cuales comenzaron a reunirse en las afueras del Consulado de Bolivia. En solo una semana pasaron de 50 a 250 en la madrugada de este jueves 16.

Provistos de carpas, se han alimentado gracias a la solidaridad de la comunidad y principalmente por los aportes que le entregan los bolivianos residentes en Iquique. Finalmente este viernes 17, y tras varias gestiones entre la gobernación regional y la Municipalidad de Iquique se habilitó el Estadio Cavancha para que alrededor de 300 bolivianos se puedan alojar.

La autoridad aclaró que no se trata de un albergue, como el que ya funciona en el Liceo A-7, sino que de un Refugio de Emergencia, que permite dar la ayuda humanitaria a los ciudadanos de Bolivia que siguen esperando la apertura de la frontera.

Nuevos campamentos fronterizos

El Gobierno de Bolivia anunció la implementación de nuevos campamentos para recibir a cientos de sus compatriotas que han estado cumpliendo cuarentena en Chile.

En rueda de prensa el ministro de la Presidencia de Bolivia, Yerko Núñez, aseguró que una vez que se desocupe el campamento en Pisiga, se realizará una limpieza y se recibirá nuevos ciudadanos bolivianos. Núñez también afirmó que habilitarán seis nuevos centros fronterizos con todos los servicios básicos, que se sumarán a otros cinco existentes.

Estas medidas parecen coincidir con el llamado de Santiago a sus autoridades: «que por favor empaticen con nosotros, con los compatriotas bolivianos, con su gente. Que no politicen la situación en la que estamos, no hay ningún color político, lo único que hay es bolivianos que quieren regresar a su patria, regresar a su casa, regresar con sus hijos, con sus padres, con sus nietos, con sus sobrinos, y más que todo estar en familia y pasar la cuarentena en esta crisis en familia».


Por Carolina Trejo – Licenciada en Historia y Comunicación Social y Periodismo. Ha sido periodista de investigación y realizadora en televisión durante los últimos 20 años. Comenzó en 1997 en el programa de reportajes con más antigüedad de la televisión pública chilena, Informe Especial y luego se incorporó al área de reportajes de Canal 13, donde ejerció de directora, editora y guionista en diferentes proyectos documentales. Ha recibido premios del Consejo Nacional de Televisión de Chile, fue finalista del Premio Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo en 2014. Actualmente es académica de la Escuela de Periodismo de La Universidad de Chile y la Universidad de Santiago.