La Oficina Federal de Investigación de EEUU (FBI) reveló sin querer la identidad del funcionario saudí que brindó un apoyo crucial a los terroristas responsables del 11-S. Ello ocurrió después de que un documento judicial fuera presentado en abril por un alto funcionario del FBI ante un tribunal federal y allí figurara su nombre.
Se sospecha que este empleado de la embajada de Arabia Saudí en Washington apoyó a los terroristas que llevaron a cabo los ataques que, entre otras cosas, acabaron con el derrumbe de las Torres Gemelas en Nueva York después de que dos aviones las embistieran, informó Yahoo News
El documento judicial que reveló el nombre del funcionario fue presentado en respuesta a una demanda impuesta por los familiares de las víctimas del 11-S contra Riad, quienes acusan al país árabe de ser cómplice en los ataques.
«Esto muestra que hay un completo encubrimiento por parte del Gobierno [de EEUU] de la participación saudí», indicó el portavoz de las familias de las víctimas, Brett Eagleson.
De acuerdo con Eagleson, había una jerarquía de mando que venía de la Embajada de Arabia Saudita al Ministerio de Asuntos Islámicos (en Los Ángeles) y luego a los secuestradores.
El documento también parece confirmar que los agentes del FBI que investigaban los ataques creían haber encontrado una relación entre los secuestradores y la embajada de Arabia Saudí en la capital estadounidense. Sin embargo, aún no está claro lo concluyentes que son las pruebas contra el ahora exfuncionario de la misión diplomática. Según el medio, esta cuestión ha sido objeto de discusiones durante muchos años en la agencia federal.
El nombre del sospechoso no tenía que aparecer en el documento, pero fue incluido por accidente, destacó el oficial del FBI. Su identidad fue revelada previamente a los abogados de las familias de las víctimas del 11-S bajo una orden restrictiva que les prohibía hacerla pública. Sin embargo, el nombre del sospechoso fue incluido de forma inadvertida en el registro público.
El medio solicitó varias veces un comentario del portavoz del Gobierno saudí, pero no hubo ninguna respuesta al respecto. Irónicamente, el documento en cuestión tenía por objetivo prohibir la publicación del exfuncionario saudí y de todos los documentos relacionados aludiendo a que se trata de «secretos del Estado» y que en caso de hacerse estos datos públicos «podrían causar un daño considerable a la seguridad nacional».
El rastro saudí en el 11-S
Inicialmente, la investigación sobre el papel de los funcionarios saudíes en los atentados perpetrados el 11 de septiembre de 2001 se centraba principalmente en dos individuos. El primero de ellos era Fahad Thumairi, un oficial de Asuntos Islámicos Saudíes y clérigo radical que ejercía también las funciones de imam en la mezquita King Fahd en Los Ángeles. El segundo era Omar Bayoumi, un agente del Gobierno saudí quien ayudó a los dos secuestradores de aviones al alojarlos en EEUU, prestarles dinero y abrir para ellos cuentas bancarias.
En el documento se hablaba de un tercer funcionario quien dió la orden de asistir a los terroristas. Su nombre fue tachado en todo el documento, menos en una instancia. Según los denunciantes, esto prueba que se trata de una conspiración orquestrada por el país árabe.
El tercer involucrado resultó ser Mussaid Ahmed Jarrah, un oficial de rango medio en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, quien fue asignado a la Embajada en EEUU entre 1999 y 2000. Aparentemente, entre sus funciones estaba la supervisión de las actividades de los empleados del Ministerio de Asuntos Islámicos en mezquitas y centros islámicos en el país norteamericano.
Se sabe relativamente poco sobre este funcionario. De acuerdo con Yahoo News, fue asignado posteriormente a la Embajada en Marruecos y actualmente se encuentra en Arabia Saudí, aunque se desconoce su ubicación exacta. Además, la exagente del FBI, Catherine Hunt, quien ayuda a los familiares en las investigaciones, indica que Jarrah estaba también prestando apoyo a Thumairi durante la investigación del 11-S.
Sin embargo, el medio destaca que no hay pruebas definitivas de la involucración del «tercer hombre» en los ataques del 11-S, así como no hay pruebas de que estaba al tanto de los planes de los terroristas que recibieron el apoyo de los funcionarios.
Las sospechas sobre la participación de Arabia Saudí no tardaron en aparecer tras el accidente, de los 19 terroristas involucrados, 15 eran de origen saudí.