Por Juan Zolezzi Cid | Nuevos desafíos al servicio del país

La pandemia de Coronavirus ha acelerado el tránsito de la educación, de lo presencial a lo virtual. La jerarquización de los contenidos curriculares resultará clave para afrontar esta sobrecarga informativa o infoxicación, adoptando nuevas metodologías que permitan resolver problemáticas desde una mirada multidisciplinar.

El actual escenario de pandemia por Covid-19, sumado a los efectos del estallido social de octubre pasado, mantiene a nuestro país en una situación compleja en materia sanitaria, social y económica, y la educación superior no está ajena a esta realidad.

En la última década hemos avanzado en reducir la desigualdad educacional, generando políticas de inclusión como ponderación del ranking, acompañamiento y nivelación para estudiantes, entre otras.

En lo más inmediato, las universidades, ratificando su rol y compromiso social, hemos impulsado diversas medidas para evitar el contagio y mantener las clases virtuales, flexibilizando los cobros a raíz de la pérdida laboral de muchos jefes/as de hogar y hemos puesto a disposición laboratorios e infraestructura.

Para resguardar estas iniciativas, seguimos con atención el debate del proyecto de suspensión de aranceles en el Congreso, donde el Cruch presentó un informe que evidencia el impacto económico de $ 146 mil millones en los últimos dos años, cifra equivalente al 75% del Aporte Fiscal Directo que reciben los planteles anualmente.

En cuanto a la emergencia que vivimos debemos repensar los paradigmas y propósitos, asumiendo los problemas globales como la educación, el trabajo, la migración, el uso de datos y otros, con respuestas globales.

Entre los principales desafíos que supone la educación a distancia está en cómo adaptamos la tecnología a nuevas metodologías de enseñanza priorizando los contenidos, considerando la disponibilidad y acceso a los recursos técnicos como la conexión a internet o banda ancha, el soporte, la capacidad de aprendizaje on-offline, la lógica de la instantaneidad y la gestión del tiempo, aportando al desarrollo integral de las y los jóvenes.Todo lo anterior, en consonancia con la misión de las universidades y su aporte al servicio del país; asumiendo un rol activo en este proceso de transición tecnológica, cuya complejidad nos impulsa a dar respuesta a los requerimientos actuales y futuros de esta nueva realidad.

Esta pandemia nos ha demandado acelerar el tránsito de lo presencial a lo virtual, donde la jerarquización de los contenidos curriculares resultará clave para afrontar esta sobrecarga informativa o infoxicación, adoptando nuevas metodologías que permitan resolver problemáticas desde una mirada multidisciplinar; lineamientos que debieran emanar desde el Ministerio de Educación y en el que esperamos ser partícipes.

El Consejo de Rectores, como organismo asesor, seguirá avanzando en su compromiso de fortalecer la calidad de la educación universitaria y su defensa, rol que asumimos con humildad y poniendo a disposición toda nuestra experiencia, porque estamos convencidos que la educación es la base para proyectarnos a futuro como un Chile más democrático, solidario e igualitario.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Por Dr. Juan Zolezzi Cid –Rector de la Universidad de Santiago de Chile. y Vicepresidente ejecutivo del Cruch. Es Ingeniero Civil Electricista por la Universidad Técnica del Estado, Magíster en Ciencias de la Ingeniería por la Universidad de Chile, y Doctor en Ciencias de la Ingeniería por la Pontificia Universidad Católica de Chile.