SANTIAGO – El académico del Instituto de Asuntos Públicos (INAP) participó de una nueva transmisión de entrevistas en vivo de Prensa U. de Chile, instancia en la que analizó el escenario de protestas que desde el 25 de mayo afecta a Estados Unidos, luego del asesinato a manos de la policía del ciudadano afroamericano George Floyd. En la oportunidad respondió preguntas sobre las posibles consecuencias de este hecho que ha puesto bajo presión a Donald Trump, quien ha amenazado con desplegar a las Fuerzas Armadas para aplacar las manifestaciones.
El papel del racismo en la sociedad estadounidense, las razones detrás de la intensidad de este estallido en la principal potencia mundial, de qué manera podría influir en las elecciones planificadas para noviembre, y qué posibles paralelos se pueden establecer con el «octubre chileno» de 2019, fueron algunos de los temas abarcados por el profesor del INAP, Robert Funk, en la nueva transmisión de entrevistas en vivo realizadas por la plataforma Facebook de la Casa de Bello.
La detención y posterior asesinato de George Floyd fue la gota que rebalsó el vaso, aseguró el profesor Funk, ya que «por un lado es algo terrible, pero por el otro es algo que no es extraordinario, sino que lamentablemente bastante común en Estados Unidos. Lo que está ocurriendo ahora puede relacionarse con que hay más cámaras y difusión, y en este caso parece que en las imágenes era tan evidente la actitud de la policía, y tan dramática la forma en que murió además, acusado por un crimen inocuo, que se gatilló esta serie de protestas».
«Ahora vemos una manifestación que dejó de ser directamente sobre la raza o sólo por George Floyd, y se enfocó en la coyuntura que afecta a Estados Unidos. Se transformó en poco tiempo en un movimiento nacional que incorporó muchos temas: la presidencia de Donald Trump, la clase, la raza, la economía, la pandemia«, agregó el académico, para luego responder las preguntas que presentamos sintetizadas a continuación.
Este tipo de hechos no son algo nuevo. Por ejemplo, podemos recordar estallidos de violencia con motivación racial en Los Ángeles en 1992 por el caso de Rodney King, o en 1968 tras el asesinato de Martin Luther King, pero en esta oportunidad vemos una mayor extensión, incorporando a personas que no pertenecen a la comunidad afroamericana. ¿A qué se debe?
En parte es por lo que dije: se da en el contexto de la peor crisis económica que afecta a EE.UU. en un siglo, desde la Gran Depresión, y quizás más. Hay que esperar a ver los indicadores, pero estamos además en medio de una pandemia que el gobierno ha manejado extremadamente mal, con millones de contagiados. Pero más que eso, lo que lo diferencia del ’68 o del ’92, es que las manifestaciones enfrentan un gobierno y un presidente que no tiene ningún interés, y ni siquiera finge tenerlo, en solucionar los problemas que la gente alega. O culpa a otros, o trata a los manifestantes como radicales y terroristas, o trata de usar la situación para la elección apuntando a los demócratas, o lo trata como una insurrección. Es con un presidente que cree efectivamente que hay que sacar a los militares a disparar.
Creo que si bien Estados Unidos ha enfrentado estas manifestaciones en el pasado, por primera vez en su historia hay un mandatario que en vez de tratar de calmar las aguas le tira más leña al fuego porque cree que así gana puntos electorales, lo que dificulta ver como el país puede salir de esto con él al mando. Él hace mucho para que las manifestaciones terminen centrándose en él, transformando el movimiento en un referendum o una «insurrección» como dice sobre él, y no sobre el racismo.
¿Qué papel cumple el racismo en la sociedad norteamericana?
Si alguno de mis ex alumnos está mirando, saben que siempre digo que los países muchas veces tienen clivajes o problemas fundacionales que no se resuelven en ese momento porque la prioridad está en otro punto, y estas problemáticas se posponen y regresan una y otra vez. En el caso de Estados Unidos ese problema es la raza: cuando se funda el país son 13 colonias/Estados que se ponen de acuerdo, donde los del sur dicen que quieren mantener la esclavitud y los del norte no quieren, pero priorizan la independencia, entonces 100 años más tarde tienen la guerra civil, y 100 años después el Movimiento de los Derechos Civiles, y ahora 60 años después tiene estas protestas. Es un tema que está en el corazón de la política y de lo que es Estados Unidos. Y sigue habiendo dos visiones muy distintas respecto a este tema.
Ese es el gran drama de Estados Unidos y no está resuelto; de hecho cruza todo: la política, la economía, y si se fijan en los graffitis que había al inicio de las protestas -se parecían mucho a los de Santiago en octubre del 2019- hablaban contra los bancos, las élites, los ricos, porque el tema de la raza también cruza el de clase, y esa es otra cosa que logró Trump: transformar una manifestación por un tema puntual, el asesinato de un afroamericano, hacia algo transversal que reunió la solidaridad de muchos blancos y latinos y de otras comunidades que incorporan sus quejas y demandas de clase, del sistema de salud, de la economía.
Hay que recordar que Estados Unidos tiene 40 millones de desempleados, que el 40 por ciento de los hogares que ganan menos de 40 mil dólares tienen a alguien sin trabajo, que la crisis económica ha afectado desproporcionadamente a la gente de color, al igual que la pandemia.
Uno podría pensar que estas protestas se relacionan a una crítica a la administración republicana, pero hemos visto protestas en Estados históricamente demócratas como California o Nueva York, incluso vimos a Barack Obama hablar. ¿Cómo se entiende esta situación?, ¿es tan generalizada esta demanda que cruza los colores y partidos políticos?
Creo que pasan dos cosas ahí. Algunos de los Estados demócratas como los que mencionas son los más afectados por la pandemia y sus efectos económicos, mientras que muchos de los Estados que durante los últimos 40 años han apoyado a los republicanos, y son más rurales y se ubican en el centro del país, no han sido tan afectados, y ahí Trump tiene buena parte de su base. Entonces donde hay gobernadores demócratas tienen una situación más fuerte y se oponen más a Trump. Pero estamos viendo que en algunos Estados del sur que votaron por Trump no sólo hay grandes protestas, con afroamericanos manifestándose, sino que las mismas autoridades han quitado estatuas icónicas de líderes confederados, como pasó en Virginia hace pocos días donde Robert E. Lee es un símbolo del sur pero también de la esclavitud.
Son estatuas ofensivas para gran parte de la población pero que durante los últimos casi 150 años desde la Guerra Civil se habían mantenido ahí hasta hoy. Es interesante porque lo que ha hecho este movimiento, y gran parte de la responsabilidad la tiene Trump, es hacer que gran parte de la sociedad reconozca que hay cosas que ya no son aceptables, y que hay que ser más sensibles hacia el racismo cotidiano.
¿Qué paralelo se podría hacer entre la situación en Estados Unidos y el estallido social en Chile?
Esa pregunta ha surgido bastante porque hay algunos paralelos, y pasó algo parecido el 2011 con el movimiento estudiantil cuando surgió la primavera árabe, los movimientos en España, Turquía, Ocuppy Wall Street, y nos preguntábamos qué pasa en el mundo que ocurre todo al mismo tiempo, y si bien había similitudes pero también muchas diferencias.
La gente en la plaza Tahrir en el Cairo no se manfestaba por las mismas razones que los estudiantes en Santiago, aunque había similitudes en torno a la falta de representación, la crisis económica y hoy ocurre algo parecido: en un cierto nivel, las personas en Chile se manifestaban contra una sensación de desigualdad de trato, de injusticia, de no poder pagar su vida, el endeudamiento, y esas cosas también están muy presentes en Estados Unidos. El tema de raza no tiene acá el peso que tiene allá, pero el de clase sí, y el sentido de ira, de frustración que en Chile podríamos tener por el tema de clase allá se da por la raza.
Lo otro parecido, guardando muchas diferencias, es la mala reacción por parte de las autoridades. Primero, lo que es similar es que la mala reacción hizo que manifestaciones que empezaron por un tema muy particular: el metro en Chile o George Floyd en Estados Unidoscrecieron rápidamente, y en ambos casos la reacción fue un poco parecido: discursos del tipo «estamos enfrentando un enemigo poderoso».
¿Cree que estas protestas van a llevar a un cambio relevante o van a quedar en un recuerdo sin consecuencias positivas?
La verdad es difícil saberlo porque todo está cruzado por la pandemia y muchos expresan el temor de que las personas que han salido a protestar se enfermen, entonces hay que ver qué pasa en los próximos días y semanas, pero una cosa queda clara es que existe hoy más que antes la sensación de que buena parte de la población está consciente de los problemas que afectan al país, que quieren cambios, que empujan a las autoridades para realizar esos cambios y de que los costos de no hacerse cargo de eso van a ser altos. A lo mejor Trump logra ganar porque su base va a estar muy entusiasmada y salen a votar, como la vez anterior, porque ojo, las encuestas durante los cuatro últimos años muestran que ha mantenido el apoyo de una base dura, que no lo va a abandonar y lo que hace ahora es para asegurar que no lo abandonen.
¿Cuál cree que sea la razón de que Trump mantiene una base tan dura de apoyo?
Creo que Trump tiene una base electoral muy dura y la razón de eso creo que es precisamente raza. Si uno ve la coalición que armó para ganar la elección, mucha gente que votó por él no son sectores que históricamente ha votado republicanos: los evangélicos han votado por un tipo que ha estado casado tres veces, acusado de violación, que evidentemente no conoce la biblia. Pero Trump lo primero que hace cuando ocurren las protestas es posar delante de una iglesia, le está mandando un mensaje a ese público de que está a su lado.
No es que todos sean racistas, pero es un perfil de votante que blanco, que vive en lugares mayoritariamente blancos o en el sur que no tienen mayoría blanca pero tiene el historial que conocemos.
¿Es posible que la violencia recrudezca? Se ha reportado la muerte de varios manifestantes en diferentes ciudades, pero también se reportó que cuatro oficiales de policía recibieron disparos en Saint Louis y Nevada.
Por lo que he podido leer, tengo la impresión de que hay más manifestaciones pacíficas que violentas en los últimos días. Los primeros días fueron muy violentos, pero ahora hemos visto manifestaciones de cientos de miles de personas protegidos por la policía de una forma que raramente se ha visto en Chile. Pero Estados Unidos es un país violento con mucha gente armada, y existen grupos de hombres blancos armados, vestidos de militares aunque no lo sean, patrullando y podría haber un escalamiento no necesariamente entre policías y manifestantes sino entre distintos grupos de manifestantes, lo que es muy preocupante porque se parece a una guerra civil. No creo que se llegue a eso, pero es una posibilidad que haya choques locales.
En noviembre están previstas elecciones presidenciales y parlamentarias. ¿De qué manera el escenario pre-electoral ha influido en el manejo de la crisis, y cómo esta situación podría afectar sus resultados?
Personalmente mi preocupación es cómo se van a hacer las elecciones. Se ha sugerido que la mejor forma es por correo, pero Trump dice que no quiere. Por un lado para Trump y el Partido Republicano esta modalidad es complicada porque en cada Estado tiene su modalidad pero en muchos controlados por los republicanos han adoptado modalidades que dificultan que las minorías especialmente afroamericanos puedan votar. Ponen condiciones para todos que son más difíciles de cumplir por ellos. Pero si se implementa el voto por correo en todo el país esas condiciones serán más difíciles de imponer y es una desventaja para ellos. Por otro lado sabemos que Trump hará todo lo posible para ganar y no sabemos cómo reaccionará si pierde. Creo que mucho de lo que hace ahora para enojar a su base, movilizarla, es para tenerlos listos para cuestionar la legitimidad de los resultados de noviembre. Entonces la primera pregunta es cómo se hará la elección, si es que habrá enfrentamientos entre distintos grupos, y si sigue la pandemia, cómo votarán estos 300 millones de personas.
Por otro lado la pregunta más política es cómo ha afectado esto a la elección, y Trump entiende que tiene problemas. Ahora está apareciendo como un referendum sobre su liderazgo y personalidad, y vemos que se ha armado una especie de coalición de grupos que no necesariamente estaban juntos, alineados contra Trump, con las dos almas del Partido Demócrata: la más centrista y la más de izquierda, que con todo lo ocurrido se plantean que no da lo mismo quién estará.
Y el último punto tiene que ver con el rol de EE.UU. en el mundo. Las elecciones no se pierden por la política exterior, pero existe la sensación con esto y la pandemia de que el país ha perdido liderazgo con Trump, perdiendo su rol histórico como líder en el sistema internacional, y para los norteamericanos, que no les importa mucho lo internacional, si les importa ver a países como China asumir ese liderazgo.
Por Felipe Ramírez y Muriel Solano – U, de Chile