La pandemia de COVID-19 postergó planes, cerró locales y dejó sin ingresos a varios pequeños empresarios. Por eso, muchos tuvieron que reinventarse para dar un giro a sus rubros, reflotar su economía y salir adelante. Adaptación que hoy en algunos casos les permite sobrevivir, ayudar e, incluso, cuidar el medioambiente.
La necesidad de trabajar y la obligación de postergar la reapertura de su tienda de servicio técnico de celulares, ubicado en un centro comercial de Santiago, llevó a Claudio Salinas, técnico de 53 años, a dar un sorprendente giro comercial. Un nuevo emprendimiento que, en el contexto de la emergencia sanitaria, le permite mantener una empresa activa y ayudar a combatir el desastre económico y de salud que el coronavirus está produciendo en Chile, además de la desigualdad que ha dejado al descubierto.
«La pandemia nos afectó principalmente por la imposibilidad de abrir el local. Entramos en las dinámicas de cuarentenas y hubo restricción para abrir galerías comerciales. Nuestro local se vio afectado por estas prohibiciones aleatorias y no pudimos trabajar de forma regular. Los ingresos se vinieron al piso y no era posible pensar en sobrevivir solo de eso», señala Salinas.
El servicio técnico de Salinas, ubicado en la comuna de Ñuñoa en Santiago, se ha mantenido cerrado de marzo, razón por la que este pequeño emprendedor decidió junto a un amigo realizar un análisis y luego una capacitación para iniciar una empresa de servicios de sanitización y desinfección.
«Decidimos crear esta empresa del área de la sanitización, pero con características diferentes a lo que había en el mercado. Así abrimos FullSan, cuya característica principal es utilizar productos ecológicos, no dañinos para las personas y con un grado de eficiencia superior a los derivados del cloro que se utilizan de forma indiscriminada por otros servicios de la competencia», detalla Salinas, fundador y responsable técnico de FullSan.
Su socio Renato Millas, ex empresario gastronómico, señala que su actual cartera de clientes se fue formando sobre la marcha, «principalmente por las amistades y las redes sociales, la que día a día se agranda».
«FullSan llegó a mi conocimiento por las redes de amigos. Con la crisis que nos golpea, lo importante ha sido cuidarnos entre todos y compartir la información que a todos nos ayude a protegernos», cuenta Cecilia Moreno, clienta y vecina de la comuna de Providencia.
«Justamente el hecho de que sanitizan con productos ecológicos es lo que me interesó. Los contacté por WhatsApp y todo resultó superexpedito. Muy puntuales: a la hora acordada, eficientes en instalar los equipos y superágiles en la pega (trabajo). Yo no tenía ningún conocimiento de cómo se realizaba este tipo de trabajo y me imaginé muy complicado. Los sentí muy profesionales, con conocimientos y protocolos», agrega.
Salinas explica que al ser un servicio innovador «la recepción es excelente», y cuenta que con cada cliente se dan el tiempo de explicar lo que hacen, «para que la gente entienda que se puede proteger no solo de forma individual, sino que colectiva, además de animales, plantas y todo lo relacionado con el medio ambiente», apunta.
De la Plaza Dignidad a los sectores más desprotegidos
Para los creadores de FullSan los negocios deben tener además del objetivo económico un compromiso social. Salinas y Millas siempre contemplaron «que fuera una continuación del trabajo desplegado a propósito de la revuelta en contra de las injusticias sociales».
Ambos pertenecieron a la Brigada de Salud Rescate B, que socorría a los heridos de la Plaza de la Dignidad durante las manifestaciones del estallido social, y hoy van con ayuda sanitaria a los sectores vulnerables para prevenir la pandemia.
«Después del 18 de octubre quedó demostrado que la conducta de ‘solo el pueblo ayuda al pueblo’ no es un eslogan ni una frase panfletaria, sino que es un deber permanente y real. La pandemia vino a mostrarnos la realidad de las estructuras de este país. Donde existe una gran parte de gente invisible, postergada y sin opciones, a la cual solo le llegan las limosnas y las medidas ridículas y de parche de parte del gobierno», sentencia Salinas.
Millas recuerda que una de las primeras sanitaciones que realizaron como Fullsan fue en la comuna de Independencia, en la zona norte de Santiago. «La organización de mujeres Contexto Feminista, quienes hacen mucha autogestión y obra social en esa comuna, nos solicitó ir a sanitizar el hogar de un adulto mayor en situación de abandono».
El miércoles 17 de mayo FullSan fue al campamento Dignidad en la comuna de La Florida, una toma de terreno donde viven cerca 500 familias, y donde sus vecinos se han organizado para poder alimentarse en conjunto, en ollas comunes, y para ir en apoyo de los vecinos más afectados por la crisis sanitaria.
«Esto nos permite participar activamente en combate contra la pandemia y también nos da la posibilidad de ayudar de forma solidaria a aquellos que están sin posibilidades de cumplir estrictamente los protocolos que muchas veces están lejos de ser ‘aplicables’ ante la realidad de las personas, las familias y los trabajadores», explica Salinas.
Para estos emprendedores el estar presente en estos lugares e ir en apoyo de los más desprotegidos es una forma de resistir y también denunciar cómo el Estado de Chile «permanece inamovible y sin ceder un milímetro en su sistema neoliberal y más preocupado de borrar y aplastar cualquier iniciativa de organización popular».
Por lo mismo declaran, «vamos a las tomas, a las ollas comunes, y todo lo que sea organización popular. Hacemos el trabajo de empresa para solventarnos y le damos un gran espacio al trabajo solidario y de participación social», concluyen.
Por Carolina Trejo – Licenciada en Historia y Comunicación Social y Periodismo. Ha sido periodista de investigación y realizadora en televisión durante los últimos 20 años. Comenzó en 1997 en el programa de reportajes con más antigüedad de la televisión pública chilena, Informe Especial y luego se incorporó al área de reportajes de Canal 13, donde ejerció de directora, editora y guionista en diferentes proyectos documentales. Ha recibido premios del Consejo Nacional de Televisión de Chile, fue finalista del Premio Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo en 2014. Actualmente es académica de la Escuela de Periodismo de La Universidad de Chile y la Universidad de Santiago.