La lluvia y las bajas temperaturas registradas en Santiago de Chile agravan aún más la situación de cientos de extranjeros que están pernoctando a las afueras de sus consulados reclamando ayuda de sus Gobiernos para regresar a sus respectivos países.
«Hasta la fecha tenemos 355 compatriotas en lista. El Consulado peruano mandó dos buses para repatriar y se les da prioridad a los niños, a las mujeres embarazadas, adultos mayores y madres con hijos. Quedarían unos 150, 200 personas que aún se están quedando y aún siguen viniendo», explica Jean Carlos Inoquio, ciudadano peruano representando a los demás migrantes connacionales fuera del consulado de su país.
Son cerca de 200 y acampan en carpas o plásticos. Eran casi el doble a comienzo de semana, pero gracias a la presión movilizada en la calle exigiendo gestiones de las autoridades de ambos países, lograron la repatriación de un grupo.
Colombianos y ecuatorianos también siguen afuera de sus delegaciones diplomáticas con el mismo reclamo: retornar a sus países de origen. Otros 750 bolivianos que también se expusieron a la intemperie fueron trasladados el pasado 3 de junio a cuatro colegios habilitados en dos barrios de la capital chilena.
Situación similar viven los 140 venezolanos que fueron alojados en tres albergues gestionados por la Municipalidad de Providencia, zona este de la ciudad, donde se sitúan la mayoría de las embajadas de países latinoamericanos cuyos ciudadanos siguen varados.
A las cifras que maneja Inoquio hay que sumar los más de 220 peruanos que fueron alojados en albergues el 5 de mayo, todas personas que llegaron buscando una oportunidad en Chile y que, tras perder sus trabajos producto de la crisis sanitaria, se quedaron sin dinero para sobrevivir.
«Por lo que pasó con la pandemia la mayoría se quedó sin trabajo, no tiene dónde vivir, no tiene qué comer y nos espera acá estar a los brazos del Consulado peruano y esperando una respuesta por abogar por vuelo voluntario» puntualiza Inoquio.
«Yo sí quiero llegar a mi mismo sitio, a mi mismo pueblo y al menos ahí pasar toda esta cosa que estamos pasando, porque acá es difícil ya», relata Silvia Verónica, ciudadana peruana de Guacho.
Según explica el representante de los peruanos, el grupo instalado frente al Consulado de Perú lo componen tanto connacionales que llegaron a Chile hace años en busca de empleo y otras que ingresaron hace pocos meses, todos atrapados por los cierres de frontera.
«Vine de turista, hace tres, cuatro meses ya estoy acá. Se me pasó mi visa de turista que me dieron. Ahorita estoy con esto de la pandemia, por eso no nos han mandado tampoco a nuestro país, no nos dejan pasar. Ahorita estoy viendo para que me lleven», informa Víctor Cáceres, natural de la ciudad de Arequipa.
Experiencia muy distinta a la de Inoquio, cocinero de profesión, quien va a cumplir cuatro años en Chile, y había logrado trabajar en su rubro. «Me abrieron las puertas, oportunidad de los hermanos chilenos, estuve trabajando bien hasta que ya se vino esto», confiesa.
El cierre de algunos comercios, tras el estallido social y la llegada de la pandemia de COVID-19, enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2, perjudicó el trabajo de muchos migrantes. «Comenzó a malograr todos nuestros sueños mayormente a los extranjeros de todos los países, que ya el 95% no tiene trabajo, no tiene donde estar, los arriendos. Lo único que nos queda, refugiarnos en nuestros consulados para poder irnos», agrega.
Las bajas temperaturas que se registran durante el día, las malas condiciones de los servicios básicos y la alimentación que proviene de donaciones vuelve más compleja la situación de los extranjeros en están viviendo a la intemperie en Chile.
«El frío ha sido muy fuerte, la ropa se ha humedecido y el agua se filtra, pero no nos queda otra que esperar porque no hay donde vivir, y solo queremos regresar a Perú», señala Nilda, joven peruana, quien no quiere irse a un albergue, al igual que Silvia Verónica, quien prefiere estar en la calle hasta que repatrien, para así evitar el riesgo de contagiarse de COVID-19.
«Prefiero que me trasladen hasta Perú mismo y hacer mi cuarentena allá, porque si bien es cierto acá nos están llevando a un albergue, hay casos que han salido contagiados (…) entonces ese es nuestro temor de nosotras, que queremos no contagiarnos, porque si uno de nosotros se contagia, todos nos vamos a contagiar»,
Inoquio, quien señala que no se moverán de ese lugar hasta que les den una solución, reconoce que el proceso de repatriación no es fácil ni rápido, y que se han coordinado con las autoridades peruanas y chilenas para que se agilice lo más posible, «debido a que estamos en un cambio de clima, de frío y nosotros estamos a la intemperie como se ve, durmiendo en el suelo, con carpas, ya que estamos en una época de clima que nadie necesita estar aquí, que hay mucho frío, helada, lluvia».
Según el Consulado peruano, como lo informara radio Biobío, han salido 11 vuelos y seis buses con un aproximado de 3.000 personas retornadas, pero continúan cientos de ciudadanos varados en Antofagasta, Arica y Santiago, principalmente, esperando volver a su país.
Los otros rehenes de la pandemia
«Ha sido muy triste por el frío, por las noches que hemos estado ahí pasando a las afueras del consulado. La verdad ha sido muy lamentable para nosotros, muy triste, pero gracias a Dios nos han apoyado y ahora estamos ya en un albergue, en un colegio», relata Silvia Durán, trabajadora boliviana que quedó atrapada en Chile por la pandemia.
Silvia junto con otros 750 connacionales alcanzaron a pernoctar muchas noches en las afueras del Consulado de Bolivia en Chile, ubicado también en la comuna Providencia, y donde solo contaban con carpas y un baño químico. Tras semanas solicitando su repatriación, fueron trasladados a tres albergues de Recoleta y a otro de Las Condes.
La Intendencia de Santiago, junto a las municipalidades y el Servicio Jesuita a Migrantes coordinaron el traslado. El intendente metropolitano, Felipe Guevara, señaló a la prensa que, junto con evitar que estas personas sigan durmiendo a la intemperie, la intención es ayudar a que regresen a su país una vez que concluyan la cuarentena de 14 días.
«Ya hemos retornado a más de 2.000 bolivianos, mañana salen buses con otros 300. El Gobierno de ese país, así como el de Perú, reconoce las cuarentenas que se hacen en Chile», afirmó la autoridad.
Por su parte, el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, explicó a la prensa comunal que «se utilizaron tres recintos para poder separar a las personas y evitar posibles contagios de COVID-19», y reiteró que esto no es solo para los inmigrantes bolivianos, sino que es para gente que está en situación de calle y de cualquier nacionalidad.
Un traslado permitió mejorar la situación en la que se encontraban los ciudadanos de Bolivia, como Silvia quien se encuentra embarazada de cinco meses y vino a trabajar como temporera en la cosecha de poroto y de la uva, y que vivió una dura experiencia.
«Lamentablemente ha sido un poco penoso, más que todo los primeros días, porque igual con mis compatriotas bolivianos habíamos estado sufriendo de hambre y frío, los primeros días y así con el transcurso del tiempo. Luego llegaron las donaciones de los mismos hermanos chilenos, que la verdad estamos muy agradecidos», asegura Silvia.
Y agrega, «pero muy apenados y muy también decepcionados por mi parte, por nuestras autoridades bolivianas que no nos han sabido cooperar porque había muchos niños y también personas de la tercera edad y personas embarazadas también, entonces, de esa manera, muy conmovida por la situación».
Dilma, joven madre de la ciudad boliviana de Cochabamba (centro), relató que también vino a Chile a trabajar como temporera en Melipilla, zona central de Chile, y que desea retornar por su familia: «Más que todo, mis padres son mayores ya y necesitan un poco de cuidado también. Aparte, tengo un hijo».
Deseo que comparte Silvia, quien ya se encuentra albergada y comenta sobre este cambio: «Por lo menos muchos de nosotros ya tenemos una sonrisa, una esperanza, ya sabemos que vamos a volver a nuestro país, con nuestras familias, a nuestros lugares. Estamos más tranquilos, ya estamos bajo techo, gracias al bendito Dios, y nos siguen apoyando también».
Esta alegría se basa en que la información que se les ha entregado es que harán una cuarentena de 14 días y podrán retornar a su país.
Los otros refugiados de la calle
Son aproximadamente 200 colombianos los que acampan frente a las oficinas consulares. Su esperanza de retornar a su país está puesta en un vuelo programado para el 9 de junio, que traerá a ciudadanos de Chile desde Colombia. El vuelo fue coordinado entre el Consulado de Colombia y las autoridades chilenas.
Una situación similar a la de los 140 ciudadanos venezolanos que fueron enviados a un albergue dispuesto por la Municipalidad de Providencia y se encuentran en espera de la coordinación de los vuelos para su repatriación, uno gestionado por la aerolínea Copa Airlines y otros dispuestos por el Consulado de Venezuela. Muchos de los venezolanos desean retornar a su país por su situación migratoria, la que no facilitó su estadía en Chile.
Silvia corresponde a lista de pasajeros con vuelos aplazados desde el mes de marzo por la aerolínea Copa Airlines, que ha tenido infinitos cambios de itinerario, «ellos indican que quien nos tiene que dar el permiso y realizar la petición para el vuelo humanitario es la embajada y en la embajada nos indican que la petición debe hacerla la aerolínea, hemos entregado cartas hasta en el Ministerio de [Relaciones] Exteriores de Chile esperando ser escuchados», detalla.
Lo cierto es que hoy los ciudadanos venezolanos ya no están a las afueras de su consulado, situación en la que sí se encuentran una veintena de ecuatorianos que, al igual que los hermanos peruanos y colombianos, siguen pernoctando en la calle como una forma de visibilizar su realidad, pero también porque no tienen un lugar donde vivir.
Consultada la Cancillería, se remitió a las declaraciones realizadas por el ministro de Relaciones Exteriores, Teodoro Ribera, quien el lunes 1 de junio sostuvo que «hemos tomado contacto con los cancilleres de otros países para pedirles que, por favor, faciliten el retorno de sus nacionales. Los países tienen la obligación de asistir a sus nacionales en el extranjero o, por otro lado, aceptar el retorno de los mismos».
Y sostuvo que hay muchas personas extranjeras acampando en Chile, las cuales han sido trasladadas a albergues facilitados por el Gobierno o las municipalidades. «Sin embargo, el albergue también es transitorio. Las personas tienen el derecho a volver a sus países”.
Un derecho al que también apela Jean Carlos, «porque acá no nos movemos hasta que ellos nos den una solución, y tienen todo el derecho. Solamente estamos pidiendo nuestros derechos humanos, como representantes de nuestros países».
Por Carolina Trejo – Licenciada en Historia y Comunicación Social y Periodismo. Ha sido periodista de investigación y realizadora en televisión durante los últimos 20 años. Comenzó en 1997 en el programa de reportajes con más antigüedad de la televisión pública chilena, Informe Especial y luego se incorporó al área de reportajes de Canal 13, donde ejerció de directora, editora y guionista en diferentes proyectos documentales. Ha recibido premios del Consejo Nacional de Televisión de Chile, fue finalista del Premio Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo en 2014. Actualmente es académica de la Escuela de Periodismo de La Universidad de Chile y la Universidad de Santiago.