El tener una vida con sentido o saludable, en la definición bio-sico-social, es decir no solo la ausencia de enfermedad, depende de factores biológicos, sociales y ambientales, mas allá de la atención de salud.
En esta pandemia se han develado problemas de salud mental y de convivencia social de gran magnitud. Se evidencia una falta de responsabilidad social, agresividad, individualismo y falta de sentido de comunidad sociológicamente alarmantes.
La construcción de una sociedad que comparte valores y de individuos que vivencian conductas de respeto, colaboración, responsabilidad en la tarea bien hecha y reconocimiento de los demás como legítimos, es una tarea de los actores sociales.
Muchos de los que encarnan estilos de vida y convivencia considerados como modelos sociales de los valores y conductas como las señaladas tienen biografías vinculadas a alguna institucionalidad que las representaban. Colegios, iglesias, partidos políticos, FFAA, Scouts formaron parte de un tejido social que soportaba e incluía las desigualdades y promovía el desarrollo social.
La superación de las dificultades de la vida también puede darse en individuos con resilencia natural o una conformación neuronal privilegiada la que por sí sola habilita para superarlas. Esto es menos frecuente, pero ha sido parte de la trazabilidad en las vidas de muchos que lograron trayectorias de vida destacadas.
Hoy en que la institucionalidad clásica está ausente o muy disminuida como factor en la construcción social, ya sea por credibilidad, malas prácticas institucionalizadas, falta de apoyo u obsolescencia. Solo quedan tribus, acciones benéficas, guetos, fans, narcoredes o ultrismos en la construcción de un nosotros. Estas generan miedos, desconfianzas y fanatismos.
La pre pandemia oculto la realidad en un mundo de reconocimientos del consumo, el éxito fácil o el hedonismo. Pero hoy, es tan visible que este estilo de construcción social no permite la sustentabilidad social ni de las personas que debemos enfrentarlo como tarea central.
Así entonces, aunque sea desde la perspectiva de los determinantes sociales de salud como base teórica, la construcción de un tejido social amplio diverso y valorizado, es una tarea de la política en su más amplia versión. La post pandemia es sanitaria, económica y sobretodo de reconstrucción social.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Por Gonzalo Navarrete – Es un médico y político chileno. Durante los años 2016 y 2018 se desempeñó como presidente del Partido por la Democracia y fue alcalde de Lo Prado entre 2004 y 2016.
