SANTIAGO – Parecía un capítulo de La Casa de Papel, pero no era más que la versión criolla de un delito frustrado. El sábado 16 de mayo, efectivos de la Brigada de Robos (Biro) de la Policía de Investigaciones (PDI) descubrieron un túnel que contaba con cableado eléctrico, luminaria y ventilación, a la altura de la ruta D-43, en la salida sur de Coquimbo.
Un vecino del sector notó un forado sospechoso, que comenzaba en el galpón de su terreno y que parecía llevar hacia un túnel. Al ingresar, se percató de la magnitud de la excavación y decidió llamar a la policía.
Al interior del túnel, que tenía 42 metros de extensión, encontraron un carro de arrastre y herramientas de construcción, con las que presuntamente se removía la tierra mientras se avanzaba. El destino era uno sólo: la bóveda de una empresa de traslado de valores.
Y aunque el hallazgo resulta llamativo, no es primera vez que la policía descubre túneles que se dirigen a una entidad bancaria o casa de cambio. En 2016, encontraron un túnel de casi 16 metros que llegaba a una sucursal de la «Tía Rica», en Concepción. Luego, en 2017, dieron con un forado de 25 metros de largo que terminaba en el baño de la oficina del banco BBVA en Viña del Mar. Y por último, en 2019, hallaron un pasadizo de 50 metros que unía el centro de Valparaíso con una sucursal del BancoEstado.
TECNOLOGÍA AL SERVICIO
Actualmente existe tecnología que puede ayudar a enfrentar este tipo de delitos. Eduardo Olmedo Prado, director ejecutivo de GeoRed, asegura que: «Hoy en día existe tecnología apropiada para investigar los terrenos e inmediaciones, como los georadares, que lo hacen de forma rápida y sin intervenir o romper el suelo».
«Esta técnica permite observar profundidades de 9m a 10m y más, dependiendo de las características técnicas del subsuelo y su entorno. Si comparamos con otras tecnologías, como las calicatas, el georadar es más fácil de utilizar, ya que permite cubrir amplias áreas de investigación, sin la necesidad de mover terreno para detectar algún túnel. Además, otra ventaja es la rapidez de sus resultados», explica Eduardo Olmedo Prado, director de GeoRed, empresa líder en esta materia.
Una de las debilidades de enfrentar estos delitos es la falta de detenidos. Es habitual que los autores de estos planes no estén en el lugar al momento del hallazgo y, por lo tanto, simplemente sean tipificados como robos frustrados.
Esta situación también podría evitarse con los georadares, debido a que, a través del uso de ondas electromagnéticas, van registrando y mostrando todos los objetos, elementos y desniveles que hay bajo tierra. Estas imágenes, por supuesto, deben ser procesadas con un software especializado y analizadas por un ingeniero especialista.
«Lo importante de este proceso es la experiencia que tenga el ingeniero analista a cargo de la investigación, aunque los resultados dependerán de la técnica aplicada y las variables del terreno. No existe tecnología en el mundo que permita seleccionar en forma automática los objetos soterrados en terreno. El componente humano en el análisis e interpretación es vital», comenta el director ejecutivo, Eduardo Olmedo Prado.