- El módulo permitirá ampliar la atención primaria del recinto y descongestionar así la alta demanda por pacientes de COVID-19 en la Zona Norte de la capital.
- Estudiantes, académicos y funcionarios de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Casa de Estudios trabajan a toda máquina para finalizar el próximo lunes esta instalación temporal de apoyo a la urgencia que recepcionará a pacientes con síntomas de patologías respiratorias y evitará contagios intrahospitalarios.
- El proyecto se suma a otras iniciativas en desarrollo que buscan fondos para aumentar la capacidad del centro de salud universitario, en momentos en que la situación sanitaria de la Región Metropolitana alcanza niveles críticos.
SANTIAGO – La capacidad de atención en hospitales de la Zona Norte de Santiago está llegando al límite. En este contexto, el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, dirigido por la doctora Graciela Rojas, en un esfuerzo coordinado por distintas unidades académicas de la Universidad, prepara los últimos detalles para habilitar una moderna infraestructura auxiliar de urgencia destinada a la atención primaria de pacientes con síntomas de COVID-19. El módulo, construido por estudiantes, académicos, funcionarios de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la U. de Chile e integrantes la Escuela Nocturna para Obreros de la Construcción (ENOC) de la misma unidad académica, será entregada el próximo lunes 22 de junio.
La instalación, emplazada en el ala izquierda del centro de salud universitario, está conformado por 8 cubículos, con posibilidad de extenderlo a 10, contando además con una sala de espera con capacidad para 16 personas, considerando la distancia social preventiva. 4.90 metros de ancho x 22.1 de largo son las dimensiones de esta construcción modular que recepcionará a pacientes que presenten síntomas de patologías respiratorias para su primera atención (en condición de pre-triage), posibilitando una atención rápida en un espacio segregado que disminuye las probabilidades de contagio intrahospitalario.
El módulo se basa en la prefabricación de piezas que lo hacen de fácil montaje en terreno. El diseño fue realizado por los arquitectos Francis Pfenniger, Luis Goldsack, Alastair Aguilera, Felipe López, Victoria Opazo y los estudiantes de arquitectura Benjamín Lagos y Florencia Stange. El mismo día de la entrega de la obra al Hospital, se realizará la liberación del proyecto bajo licencia open source: diseños, planos, manuales, especificaciones técnicas, presupuestos y material gráfico; con el propósito de que cualquier otra organización pueda gestionar y construir más módulos a lo largo de Chile.
La iniciativa se suma a otros proyectos en desarrollo que buscan fondos para aumentar la capacidad del centro de salud universitario, en momentos en que la situación sanitaria de la Región Metropolitana, particularmente en el sector norte, alcanza niveles críticos.
Comprometidos con la salud del país
El director y gestor de este proyecto llamado ZonaCero, el arquitecto de la U. de Chile, Alastair Aguilera, señaló que «representa una acción colaborativa inédita, donde actores públicos y privados, la academia, estudiantes y funcionarios, han trabajado codo a codo para levantar esta infraestructura tan necesaria frente a la crisis sanitaria. Es el espíritu de la comunidad de la Universidad de Chile y de muchas empresas que quieren aportar de manera concreta al país».
Por su parte, el Dr. César Cortés Marín, jefe del Servicio de Urgencia del Hospital Clínico de la Universidad de Chile José Joaquín Aguirre, señaló que la instalación «es de valiosísima utilidad para responder adecuadamente a una pandemia. Es fundamental el principio de flujos segregados para pacientes con sospecha de coronavirus y los que acuden a una segunda consulta, cumpliendo con uno de los principios que rigen en las pandemias, que es evitar el ingreso de gérmenes al recinto hospitalario y poder dar una atención en un lugar especial implementado para cumplir con el aislamiento y, posterior a la atención, cumplir con una desinfección adecuada. Esto permite garantizar la seguridad del personal de salud y los pacientes siguientes.»
«Buscamos dar una respuesta a una necesidad creando condiciones de habitabilidad básica para evitar la espera y el prediagnóstico de los pacientes, un tema que está haciendo crisis en muchos hospitales. Con la liberación del diseño, no sólo cumplimos con el mandato y misión de la Universidad de Chile, sino que ponemos al servicio de todas las personas que requieran realizar una obra similar. Esta es una oportunidad enorme, un trabajo colaborativo entre la industria, la academia y todas las personas que pudieran requerir apoyo para resolver las urgencias que en este momento estamos enfrentando.», sostuvo el arquitecto y académico Francis Pfenniger.
El aporte del sector privado
El proyecto logró canalizar donaciones de empresas privadas del área de la construcción, tal como el Instituto Chileno del Acero (ICHA), que aportaron cerca del 70% de los materiales. También colaboraron Volcán y Tecpro, quienes proporcionaron diversas soluciones de piso; Gobantes con soluciones eléctricas; Hilti, que aportó las conexiones y herramientas; Sherwin-Williams, con pinturas antibacteriales; y también toda la red de la madera como CMPC, con placas de contrachapado, o Arauco con aportes de las melaminas, entre otros.
Para el presidente del ICHA, Alberto Maccioni, la ventaja de construir en acero radica en que «es muy rápida, sencilla de fabricar y montar que, en los tiempos en emergencia, cobran vital importancia. En este caso, además, el diseño incorporó varios factores adicionales, como lo es que la estructura pueda ser fabricada y montada por un equipo reducido de personas y no requiere el uso de grúas o elevadores. En tanto, los materiales requeridos se encuentran en todo Chile y existe una gran uniformidad de las piezas que se utilizan».
El módulo fue diseñado y construido con atributos de simpleza y seguridad y se sustenta en una concepción de ingeniería que asegura el comportamiento adecuado de la estructura en caso de sismo, sobrecarga de vientos y de uso. La construcción, armado, pintura e instalación final, están siendo ejecutadas por arquitectos, estudiantes y funcionarios de la U. Chile, contando con un equipo de 25 personas, de las cuales 12 están en terreno.
Macarena Riquelme, trazadora y ex alumna de la Escuela Nocturna de Obreros de la Construcción de la FAU, señala que «esta es una experiencia bien enriquecedora, el poder aportar en algo para todos en estos tiempos de pandemia que han sido muy difíciles y a todos nos ha tocado súper duro. Esta es una ayuda que nos va a beneficiar a todos».
Nicolás Abrigo, estudiante de arquitectura que se encuentra realizando su práctica profesional y se suma a los supervisores del proceso. «Creo es un aporte para enfrentar esta crisis del coronavirus porque el sistema de salud está colapsando y necesitamos de manera urgente apoyar a los hospitales».
La colaboración ha sido el sello del proyecto, logrando congregar a todos los estamentos de la universidad: docentes, estudiantes y funcionarios, así como a diversas Facultades: Medicina, Arquitectura y Urbanismo, Hospital Clínico, Ciencias Físicas y Matemáticas, con el apoyo de la Rectoría.
Finalmente, el decano de la FAU, Manuel Amaya, señaló que «como Universidad de Chile tenemos un fuerte compromiso con el país y estamos haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para seguir aportando a la ciudadanía para superar esta crisis sanitaria y social. También agradecemos el apoyo a cada una de las empresas que aportó a este proyecto, siendo fundamental la alianza entre el área privada y la pública».
En esta línea, se está haciendo los esfuerzos para poder replicar la experiencia en otros sectores que lo requieran; para ello, se están gestionando nuevas donaciones que podrían permitir la construcción de un nuevo módulo en el Hospital de Urgencia Asistencia Pública (ex Posta Central).
Por Cristian Alejandro Fuentes – Universidad de Chile.