A partir de la masificación de la tecnología, los aparatos digitales de comunicación han sido identificados como una “amenaza” o elemento subyacente del individualismo derivado de la modernidad, siendo categorizados desde una mirada que alude a la separación o desunión entre las personas y la sociedad.
Desde ahí es que la tecnología se posiciona como un factor de riesgo en cuanto la forma en la cual socializamos e interactuamos con otras personas, por lo que si bien facilita la comunicación y el contacto, de alguna u otra forma se ve expuesta y fragilizada la manera en la cual nos relacionamos.
Esta situación se vuelve paradójica comprendiendo el contexto actual de pandemia y crisis sanitaria en el mundo, donde la tecnología aparece prácticamente como única alternativa para poder socializar con nuestras familias y amigos y, por tanto, nuestra forma de relacionarnos se ve desplazada y reducida sólo a esta posibilidad virtual.
Cabe preguntarnos entonces ¿La tecnología nos separa o nos une? ¿Es una amenaza o una oportunidad? Bajo estas interrogantes es posible vivenciar las múltiples opciones que el mundo digital nos ofrece para mantener la comunicación e incluso, para realizar tareas laborales, académicas o de esparcimiento y entretención.
Esto nos ha vinculado a las personas pese a las medidas de distanciamiento social en un contexto de crisis y que, probablemente, no tendríamos en una coyuntura de normalidad.
Previo al contexto de pandemia, era habitual el cuestionamiento al uso excesivo de nuestros celulares, donde resonaban críticas al riesgo de su utilización reiterada, como ejemplo, “el teléfono nos aísla, nos consume, nos vuelve seres más individuales y lejanos a la realidad”, entre otras.
Hoy vivimos una reconceptualización y tenemos otro enfoque respecto de la utilización de los aparatos tecnológicos. Hemos acuñado palabras como la telecomunicación, el teletrabajo, la tele enseñanza, la telemedicina, entre otros ‘teleservicios’.
Entendiendo que la palabra ‘tele’, en la definición griega significa a distancia o lejos, entonces ¿Cómo llevamos a cabo y en la práctica la ‘tele’ educación, es decir una enseñanza a distancia? Hoy, la respuesta es, por medio de los aparatos tecnológicos.
Paradojas más, cuestionamientos menos, es evidente que con todo lo que nos está pasando en términos de emergencia sanitaria, es fundamental dejar atrás los estigmas y seguir explorando el mundo digital, buscando nuevas posibilidades de comunicación, acercamiento y vinculación social.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Por Magaly Garrido Díaz – Trabajadora Social – Magíster en Intervención Social y Desarrollo Humano: Académica Trabajo Social de la Universidad Central de Chile (UCEN).