Por José Romero Golzio | ¿La persistencia de las Redes Sociales o la persistencia de la memoria?

Imaginando el futuro próximo ya sin pandemia, podremos recordar el 2020 como un año que nos transformó a todos. En ese orden de cosas, reflexiono sobre cómo serán los recuerdos: los propios, de nuestra familia, los alumnos, etc.

Hasta hace pocos años, los recuerdos tenían ese romanticismo de guardarse en un álbum de fotos que podíamos ver en familia, todos reunidos, en torno a estos tesoros que el tiempo no se pudo llevar. También teníamos repisas para vídeos y DVD’s, donde algunas veces al año se desempolvaban y se revisaban anécdotas con los padres, parejas, nietos, hijos, amigos. Cada uno recordando fragmentos de esos momentos: algunos alegres, otros tristes, lejanos, cercanos, pero siempre distorsionando ese “recuerdo”, dándole esa segunda vuelta a los recuerdos tristes, para transformarlos en enseñanza, y los recuerdos felices atesorándolos en nuestro rincón más querido.

Pero con la transformación y digitalización permanente y constante de los recuerdos en las Redes Sociales (RRSS), este proceso romántico y analógico de la captura – guardado para la posterior búsqueda y revisión de estos recuerdos – ahora es instantáneo, pudiendo hacerlo mientras viaja en la micro, en la pieza, auto o simplemente caminando por alguna calle de cualquier lugar del mundo o completamente solo.

Los recuerdos generalmente son difusos y comúnmente cuesta visualizar ese episodio en particular, traer esa imagen de nuestra vida a nuestra memoria. Pero en la actualidad, donde estamos rodeados por artefactos que nos monitorean y graban prácticamente las 24 horas del día a través de nuestros propios aparatos como los smartphones y asistentes virtuales y también somos grabados en los espacios públicos y privados por cámaras de vigilancia, nuestra memoria se convierte en un presente constante, en una eterna posibilidad de repetir situaciones a través de cualquier dispositivo, Facebook, YouTube, Instagram y Twitter.

Esta posibilidad de repetir y visualizar estos eventos a voluntad nos obliga a lidiar con las emociones que nos embargaron en cada uno de esos momentos, debiendo procesar todo de manera mucho más rápida que hace algunos años.

Antes teníamos más “tiempo” (como dice en la serie Dark de Netflix) para procesar los hechos, darles segundas lecturas y poder lidiar de manera positiva con ellos. Ahora todo debe ser mucho más veloz, todos los conflictos, aprendizajes, vivencias y acontecimientos deben ser guardados, procesados y almacenados casi diariamente, tenemos hitos todos los días, la globalización también ha contribuido a integrar los recuerdos (ya no solo hay recuerdos de países, sino que tenemos hitos globales que han marcado a nuestra generación).

© gazpachoblog.com

Ahora vivimos en un mundo de la inmediatez, donde el tiempo se consume frenéticamente, donde todo es presente, donde nuestro ciclo de desarrollo del aprendizaje 2 es muy corto y constante. Además, nuestro umbral de atención se ha reducido 3 por el constante bombardeo de información.

La información generada en los medios viene muy condensada y en un formato fácil de consumir, es por esto que es necesario hacer una pausa en nuestras vidas, para decantar nuestros recuerdos y emociones de forma que se conviertan en herramientas eficaces que nos permita seguir avanzando sin cargas negativas y con las enseñanzas de los acontecimientos pretéritos. Esta nueva velocidad de aprendizaje tiene dos vertientes: por una parte, tenemos acceso a gran cantidad de información diariamente y por otra parte nos insta a borrar la información que ya no nos es útil , teniendo que escoger de forma casi constante que recuerdos o memorias son las que queremos suprimir de nuestra vida y cuáles son las que queremos conservar.

Por eso debemos ser cautelosos con lo que escogemos recordar, con las sensaciones y emociones con que decidimos vivir, ya que la velocidad de reposición y almacenamiento de nuestras memorias es muy veloz para poder retractarnos de algo que dejamos pasar y después consideramos que era relevante o viceversa.

Creo que como sociedad estamos perdiendo la contemplación de los hechos, las segundas lecturas de los acontecimientos, que son los que nos traen enseñanzas a nuestras vidas. Es por todo esto que los invito a tomar el tiempo necesario para nutrirse de sus recuerdos y atesorarlos en su memoria, porque para repetirlos a diario, tenemos las RRSS.

1 obra la “Persistencia de la memoria”: Salvador Salí, 1931.Se parafrasea el nombre de la obra con el título de la columna (https://www.wikiart.org/es/salvador-dali/la-persistencia-de-la-memoria-1931 ) , última actualización 19 de marzo de 2019.

2 Carlos Vergara sitio actualidad en Psicología (https://www.actualidadenpsicologia.com/vygotsky-teoria-sociocultural/) , publicado el 9 de abril de 2019.

3 Greg Foot, sitio www.bbc.com https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/02/160229_tecnologia_concentracion_distraccion_atencion_mz publicado el 29 de febrero de 2016.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Por José Romero Golzio – Docente Departamento de Publicidad e Imagen Facultad Tecnológica / USACH jose.romero.g@usach.cl