El idioma español está repleto de complejidades inimaginables. España y América Latina tienen múltiples particularidades de acuerdo a cada país, y hay un fenómeno incipiente que está creciendo en la región: ¿el final de la LL? Pronúnciala y sabrás si esto es así.
Si eres hispanohablante, de acuerdo a de dónde seas leerás la siguiente frase de forma diferente: ‘La yegua ya no se halla allá’.
Según el padre de la lingüística estructural, el lingüista suizo Ferdinand de Saussure, los signos lingüísticos son, por un lado, inmutables —de acuerdo a la comunidad a la que perteneces te son impuestos de un determinado modo—, pero también mutables, alterables con el paso del tiempo, de acuerdo al uso que le dan los hablantes.
Por ello, no todos pronunciamos la LL (elle) e Y (y griega o ye) del mismo modo. En el castellano original, se supone que la LL es un fonema (parte sonora del signo lingüístico) que debería pronunciarse ‘elie’. Por ejemplo: calle es ‘calie‘ y ‘llama’ es ‘liama‘.En cambio, la Y se pronuncia como la I latina: yerno sería ‘ierno‘ y ayuda sería ‘aiuda‘. Pero esta distinción es cada vez menor entre las comunidades hispanohablantes de América Latina.
¿Cómo se pronuncia el alfabeto español según cada país?
En España, especialmente en las zonas rurales del norte, los hablantes continúan distinguiendo ambos sonidos. En buena parte de Colombia, en las provincias de Loja, Azuay y Cañar en Ecuador, Perú y norte y sur de Chile también se respeta la distinción fonética entre LL e Y. También es así en todo Paraguay y en las provincias de Corrientes, Misiones y la Rioja en Argentina.
Sin embargo, el resto de los países de América Latina, la mayoría, aplican lo que se conoce como yeísmo, es decir, pronuncian ambos fonemas con el mismo sonido, el de la Y. Se trata de una simplificación que estos territorios han adoptado en el habla cotidiana, y ya no quedan rastros de la diferencia entre sonidos.
Así ocurre en México así como en todos los países centroamericanos, Venezuela, la mayoría de Ecuador, Colombia, el centro de Chile, Argentina y Uruguay. Estos dos últimos tienen otra característica en su pronunciación, y es que su yeísmo, el yeísmo rioplatense, no pronuncia llave como ‘iave‘ ni ‘yegua’ como ‘iegua‘, sino que lo hacen con un sonido propio: igual al de la onomatopeya ‘sh‘: llave sería ‘shave‘ y yegua sería ‘shegua‘.
Para especialistas como la lingüista Lola Pons, el yeísmo parece un fenómeno irreversible, según asegura en su obra El árbol de la lengua. «Desde luego, la expansión del yeísmo es rápida, progresiva. Aunque en lingüística no podemos hacer afirmaciones rotundas ni predicciones cien por cien seguras, sí podemos decir que la pronunciación palatal lateral (la de la ‘LL’) está en claro retroceso», afirma en su libro.
Y tú, ¿ya te diste cuenta si eres yeísta o no?