SANTIAGO — El característico árbol del bosque esclerófilo chileno tiene en su corteza un componente que se ha convertido en un codiciado potenciador para la formulación de vacunas, la saponina. Académicos de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la U. de Chile explican el aporte que este compuesto podría hacer para combatir la pandemia.
La saponina es un compuesto químico que se encuentra en la corteza del Quillay, que es utilizado ampliamente en la industria de la cosmetología y la cerveza por su capacidad para producir espuma. Esta vez, en el contexto de la pandemia, el componente está adquiriendo un protagonismo particular ante la capacidad que demostraría de estimular el sistema inmune para generar buena respuesta frente a una vacuna.
El profesor René Carmona, académico del Departamento de Desarrollo en Productos Forestales de la U. de Chile, explica que la saponina tiene numerosas aplicaciones «es un producto industrial y cosmético principalmente. Se aprovechan sus cualidades como espumante y emulsificante natural, que le permiten ser usada en diversas aplicaciones tales como: espumante en bebidas y cervezas; dentífricos, champú, jabón líquido y cosméticos, industria del papel, extintores. Como emulsionante de grasas y aceites, como protector de sustancias coloidales».
Pero el académico indica que la saponina también es utilizada «en medicina, en enfermedades respiratorias y de la piel, y adyuvante de vacunas animales y humanas. En agricultura como agente humectante y biopesticidas en el control de nemátodos y hongos fitopatógenos. Además de usos en la industria del vidrio y pulido de metales». Agrega, en este sentido, que al ser un producto natural la saponina tiene la cualidad de presentar una mejor recepción en el cuerpo humano, razón por la que figura como un adyuvante clave para la formulación de una vacuna contra el Sars-Cov-2.
Pero no es primera vez que se utiliza este componente en la fabricación de vacunas. El profesor Carmona señaló que «se usa en la vacuna de la fiebre aftosa y se probó en el desarrollo de vacunas contra el SIDA, además es un producto aceptado por la FDA (Agencia de Administración de Medicamentos y Alimentos) de los Estados Unidos para el consumo humano en alimentos y bebidas bajo el código 21 CFR 172.510, y también por la Unión Europea en bebidas no alcohólicas».
El Quillay, especie endémica de la Zona Central de Chile, es la principal fuente de este compuesto. En su corteza, así como también en la madera de fustes y ramas, se puede encontrar la saponina. «El proceso de extracción es relativamente simple. Para facilitar la obtención, la corteza debe ser picada y la madera astillada. Luego se coloca en un recipiente con agua caliente por varias horas. Después se separa el extracto de las astillas y se concentra o se lleva a sequedad», explica.
El Quillay
Mientras exista Quillay podremos contar con este valioso producto no maderero. Sin embargo, el cambio climático, los incendios forestales y la mega sequía que afecta nuestro país hace varios años se han constituido como la principal amenaza que afecta la población de individuos del bosque esclerófilo.
Con sus 15 metros de alto en promedio y tronco de hasta un metro de diámetro, este árbol de follaje siempre verde y de flores blancas se encuentra entre las regiones de Coquimbo y del Bío-Bío, zona donde se une a otras especies para dar vida al bosque esclerófilo chileno. «Forma principalmente bosques mixtos con especies tales como Litre, Peumo, Maitén, Boldo y otras. También se pueden encontrar en bosques puros, pero abiertos, formando un tipo de bosque de tipo parque», afirma el profesor Gustavo Cruz, académico del Departamento de Silvicultura y Conservación de la Naturaleza de la U. de Chile.
El Quillay ha demostrado ser una especie capaz de adaptarse a diferentes tipos de suelo y clima, y con resistencia al estrés hídrico que ha generado la disminución de precipitaciones en la Zona Central de nuestro país. «La distribución de la especie abarca condiciones climáticas diversas. Se adapta a climas secos y áridos, pero también se encuentra en lugares frescos y húmedos, con presencia de nieves y heladas», detalló el profesor Cruz. El Quillay se adapta a suelos degradados, secos y cálidos, y con pendiente. Sin embargo, su mayor desarrollo lo alcanza en suelos profundos y planos, donde se reporta que podría llegar a los 30 metros de altura y 1,5 metros de diámetro en su tronco.
Además de su riqueza en productos derivados de su alta concentración de saponina, el profesor Cruz destaca que «es también una de las especies con mayor potencial apícola del bosque esclerófilo de Chile central, debido a su abundancia y oportuna floración para la alimentación de los apiarios y a las características de la miel que se obtiene de éste».
El Quillay se configura entonces como una especie forestal endémica de nuestro país con grandes atributos que podría dar la gran sorpresa si se logra probar con éxito la fórmula de la vacuna contra el COVID-19 con la saponina como adyuvante.