SANTIAGO — Según datos aportados por el Estudio Longitudinal Social de Chile (ELSOC), inédito en Chile y América Latina, en el que se encuesta a casi tres mil individuos con el fin de analizar la estabilidad y el cambio de las creencias, actitudes y percepciones frente a temas referidos al conflicto y la cohesión social en el país, se observa un aumento de la participación en movimientos sociales del 21 al 39 por ciento en el último año, un 60 por ciento de apoyo a la democracia pero un 54 por ciento de insatisfacción sobre la forma en que esta se despliega, y un 79 por ciento que no justifica el uso de la fuerza por parte de Carabineros para reprimir una marcha pacífica
Se trata de una encuesta panel con una muestra representativa de la población urbana que vive en ciudades de 10.000 o más habitantes de la población urbana. La población objetivo de la medición son hombres y mujeres de 18 a 75 años, residentes habituales de viviendas particulares ocupadas en zonas urbanas, localizadas en 40 ciudades (92 comunas, 13 regiones) del país.
¿Cómo piensan y se comportan los chilenos frente a temas de conflicto y cohesión social en Chile?, es parte de lo que responde el informe «Radiografía del cambio social», a cargo del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), integrado por expertos y expertas de la U. de Chile. El estudio, correspondiente a los años 2016 a 2019, analiza longitudinalmente la evolución del conflicto y la cohesión social, frente a las creencias, actitudes y percepciones de la sociedad chilena para entender cómo estas se mantienen o cambian en el transcurso del tiempo.
Movimientos sociales y las acciones colectivas, la identificación con los partidos políticos y las coaliciones, la democracia, la justificación de la violencia, la salud mental, los sexismos, junto con las preguntas sobre el estallido social iniciado en octubre de 2019 y el proceso constituyente en curso, forman parte del informe lanzado este jueves 24 de septiembre.
Nueva Constitución
ELSOC constata que después del estallido social hay un aumento en cuanto a la importancia y estar de acuerdo con cambiar la Constitución. En 2019, solo el 7 por ciento está conforme o muy conforme con la actual Constitución, el 74 por ciento considera importante o muy importante cambiarla y el 82 por ciento está de acuerdo o muy de acuerdo con cambiarla. Mientras que en 2016 estos porcentajes respondían al 16, 64 y 72 por ciento, respectivamente. Como destaca la académica del Instituto de Asuntos Públicos e investigadora COES, Claudia Heiss, estaríamos frente a una transversalización del tema constitucional dado que «en todos los niveles educacionales aumenta el acuerdo con el cambio constitucional, pero en las personas que sólo tienen educación básica y media aumenta más, porque la tasa parte desde más abajo».
Lo mismo ocurre con las personas más jóvenes: en el tramo entre 18 y 19 años, quienes están por cambiar la constitución aumentan del 63 en 2016 al 90 por ciento en 2019. «Esta ´transversalización’ del acuerdo con el cambio constitucional muestra que las personas más jóvenes y menos educadas se van subiendo al carro del cambio constitucional en estos años. La necesidad de transformación constitucional para a ser una percepción muy mayoritaria, lo que es consistente con la baja del número de personas que se declara conforme con la Constitución».
Participación en el movimiento social e identificación con la política
ELSOC revela que si bien entre los años 2016 y 2018 hay cierta estabilidad respecto a la frecuencia de participación en movimientos sociales, en 2019 esta aumenta significativamente, pasando de un 21 por ciento a un 39 por ciento, en promedio. Dicho aumento tiende a ser más agudo entre personas jóvenes (18 a 29 años, con un aumento de un 56,5 por ciento), con educación superior universitaria, y particularmente entre aquellos con amigos políticamente activos. En el caso del grupo 30-49 años, el aumento de la participación en movimientos sociales entre 2018 y 2019 es de 41,1 por ciento; en el bloque 50-64 es de 29,7 por ciento; mientras que en el de 65 o más asciende al 16 por ciento.
Como explica el académico de la Facultad de Ciencias Sociales e investigador COES, Juan Carlos Castillo, estos datos son coincidentes «con la literatura de participación política. El modelo más básico –llamado modelo de recursos-, plantea que quienes tienen más recursos en términos económicos, de capital cultural y de tiempo, son las que participan más, y acá se expresa bien. La gente con mayor educación son las que más participan y coincide con que la gente joven es la más educada, una generación que está en la universidad o la que salió hace poco».
A pesar de este aumento en la participación, el ELSOC revela que en el transcurso del 2016 a 2019, en todos los grupos etarios, la mayoría se mantiene sin identificarse con algún partido o coalición política. «Esta es una tendencia no solamente en Chile. Esta caída de los referentes más tradicionales de la política va de la mano de un aumento de gente que dice que se identifican con categorías más neutras o independientes», especificó el profesor Castillo.
Otro aspecto relacionado tiene que ver con el apoyo a la democracia, el cual revela el ELSOC crece considerablemente entre el 2016 y 2019 desde un 48 hasta un 60 por ciento. «En contraste con el aumento en el apoyo a la democracia, se observa un incremento muy marcado en el nivel de insatisfacción con el funcionamiento de la democracia en Chile; mientras que en el 2018 un 25 por ciento indica estar ‘Nada satisfecho’ con la democracia, esta cifra más que se duplica hasta un 55 por ciento en el 2019», plantea el documento.
Género, sexismo hostil y benevolente
Una de las nuevas dimensiones incorporadas al ELSOC es la percepción del sexismo hostil y el benevolente, como parte de expectativas de roles e identidad de género. Como detalló la académica de la Facultad de Economía y Negocios e investigadora COES, Valentina Paredes, «tratamos de capturar diferentes aspectos de cómo el género impacta en la vida de las personas, y específicamente entre el sexismo hostil y benevolente porque muchas veces este último no se entiende como sexismo porque tiene esto de una evaluación positiva hacia las mujeres, pero comparte con el sexismo hostil esta justificación de la estructura patriarcal».
También en relación al género, esta vez desde el ámbito de la salud mental, el informe explicita que entre 2016 y 2019 existe una mayor proporción de mujeres que hombres que tienen síntomas de depresión moderada o depresión moderada severa y severa. Por ejemplo, en el año 2016, el 12 por ciento de los hombres se encontraba en dichas categorías, en comparación al 29 por ciento de las mujeres. Si bien esta brecha de género disminuye en los años 2017 y 2018, en 2019 post estallido social, son las mujeres quienes incrementan sustantivamente los síntomas de depresión moderada o más, llegando a casi duplicar al grupo de los hombres (32 por ciento en relación a 17 por ciento, respectivamente).
Respecto al uso de la fuerza por parte de Carabineros en manifestaciones pacíficas, el informe plantea que existe un alto consenso en su no justificación, cifra que también aumentó del 2016 a la fecha. En 2016, en torno al 65 por ciento de las personas señala que nunca se justifica este actuar. Esta cifra se mantiene relativamente estable en el tiempo y aumenta de manera significativa post estallido social de octubre 2019 alcanzando un 79 por ciento.
Otro hallazgo del ELSOC está referido al estatus subjetivo, percepción de mérito y desigualdad, donde si bien el estudio plantea una tendencia de los sectores más bajos a autopercibirse con los medios, la ubicación en los sectores bajos pasó de un 19,17 por ciento el 2018 a un 26,4 por ciento el 2019. Al respecto, el profesor Castillo explica que es posible que esto se deba a «un aumento de la identificación de las demandas sociales que son de una clase más baja después del estallido, pero es algo que de todas formas corresponde investigar con mayor detalle».