SANTIAGO – En paralelo, los datos del estudio apuntan a que un 93,6 por ciento de quienes votaron «Apruebo» en la primera papeleta se inclinaron por «Convención Constitucional» en la segunda, y sólo un 6,4 por ciento por «Convención Mixta».
El plebiscito del pasado domingo 25 constituye uno de los hechos más relevantes desde el fin de la dictadura. En muchos aspectos, el reciente plebiscito se asemeja al realizado el 5 de octubre de 1988, debido al interés que despertó en una parte de la población, especialmente en los más jóvenes, así como por la expectación que concitó a nivel internacional. En este contexto, el doctor en Ciencia Política y profesor del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales, Octavio Avendaño, en colaboración con Pablo Sandoval, sociólogo de la misma casa de estudios, realizaron un estudio que observó de cerca las características de los y las votantes que acudieron a las urnas este domingo.
En términos de participación, el porcentaje de votantes en relación a la totalidad del padrón, fue menor que en el plebiscito del “Sí” y el “No” en 1988. En esa ocasión, concurrió a votar el 89,9 por ciento del total de inscritos, mientras que el día 25 de octubre lo hizo el 50,9 por ciento del padrón. Para comprender este fenómeno, se debe considerar que el reciente plebiscito se realizó bajo los efectos de una pandemia, con varias comunas en cuarentena, lo que inhibió la participación de buena parte de la tercera edad. Asimismo, desde 2012 los niveles de participación han estado condicionados por los efectos que ha traído consigo el voto voluntario.
“No está demás mencionar que frente al último plebiscito, no hubo una campaña desde el gobierno para promover la participación, ni a informar de manera adecuada. Por el contrario, la estrategia comunicacional del Gobierno estuvo dirigida a inhibir la participación al traspasar la responsabilidad a los propios electores de eventuales contagios”, detalla el estudio.
Pese a todo, el reciente plebiscito logró niveles de participación superiores a los de las elecciones efectuadas desde 2012, incluyendo un leve aumento en comparación a los comicios presidenciales de 2017. Al respecto, Octavio Avendaño explica que “el incremento de la participación juvenil vino a compensar el descenso que se produjo en muchas zonas de la población de adultos mayores, dado que por el efecto de la pandemia, muchos se inhibieron de participar”, y añade que “era bastante comprensible de que en esta ocasión los jóvenes se involucraran activamente y con mucho interés, debido a que ellos fueron actores bastante relevantes en el inicio del estallido social y lo que antecedió a las movilizaciones del 18 de octubre. Fue para ellos una primera gran experiencia política, algo muy similar a lo que la generación de jóvenes de fines de los ’80 vivió a propósito del plebiscito celebrado en 1988”.
Además, según los resultados obtenidos, un 93,6 por ciento de quienes votaron “Apruebo” en la primera papeleta se inclinaron por “Convención Constitucional” en la segunda, y sólo un 6,4 por ciento por “Convención Mixta”. Entre quienes votaron “Rechazo”, un 68,8 por ciento votó “Convención mixta” en la segunda, otro 22,8 por ciento anuló o dejó en blanco, y finalmente, un 8,4 por ciento, pese haber rechazado inicialmente, votó “Convención constituyente”. Además, el 100 por ciento de quienes anularon la primera papeleta, también anularon la segunda.
“Esto se explica por la desconfianza que se ha ido registrando en los últimos años, y en un fenómeno bastante constante, desde los años de recuperación de la Democracia, esta desconfianza que existe con el Congreso Nacional y con el partido,. Esto implica que los ciudadanos terminan optando por una instancia nueva en la que ellos puedan elegir a personas que no necesariamente sean parte de la política tradicional. Hay un riesgo en todo ello, de que se afiance un discurso antipartidos y contrario a las instituciones políticas formales o tradicionales”, cerró Octavio Avendaño.
El estudio completo está disponible aquí.