Resultó la campaña de desprestigio. Joe Biden debería ser el nuevo Presidente. Trump insiste en irregularidades, robo de sufragios o fraudes. Tendrá que probarlos, intentar otros recursos, o postular el 2024. Si no existieron, es muy grave. Si son verdad, peor todavía. Decidirán los órganos electorales de los Estados reclamados, su judicatura, o la Suprema Corte. Si no, corresponderá a la Cámara de Representantes votar. Dependerá de los reconteos en curso. Nada indica por ahora, que se revertirá el resultado, tal vez disminuyan electores, sin modificarlo. Si no reclamara Trump, no sería Trump.
Queda un país confrontado. Trascendentes tareas para el nuevo Presidente, que tan duramente criticó, e incertidumbres de la campaña, dedicada más al ataque mutuo que a proponer programas. Como ex Vicepresidente de Obama, su inspirador, procurará reeditar las políticas que Trump derogó, y atender tan serias como la pandemia, contracción económica, empleos, impuestos, y déficit fiscal, ahora como responsable. Es el turno de criticar para los republicanos y 71 millones de Trump, que no perdonará y descalificará al sucesor, como a él sucedió.
En lo internacional, las mayores potencias y otros, están indecisos, para no provocar a Trump lo que resta, y conocer que hará Biden, sin certezas, salvo desmantelar la era Trump, y actuar en un mundo que cambió. La incógnita es nuestra región. Nada se dijo por ambos. Probablemente siga en un penoso segundo plano, salvo México que se entendió con Trump por sobre las amenazas. El resto, seguimos expectantes.
Grandes asuntos no resueltos, internos y externos, de un Estados Unidos que, por poco, decidió deshacerse de Trump. “God bless América”. La necesita.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Por Samuel Fernández Illanes – Abogado. Docente de la Facultad Jurídica y Sociales de la Universidad Central. Se desempeñó -entre 1998 y 2007- como Representante Permanente de Chile ante la UNESCO en París, Embajador en Egipto, concurrente en Túnez y Qatar, Embajador Observador ante la Liga de Estados Árabes, y Embajador Cónsul General en Miami. La primera gran experiencia dentro del Servicio Exterior de Carrera del doctor Fernández Illanes, data de 1971 a 1972 cuando fungió como Tercer Secretario de la Embajada de Chile en Francia, y durante sus ratos libres hacía labores de secretario particular de Neruda transcribiendo las memorias Confieso que he vivido; la confianza entre ambos llegó al punto que el poeta le autorizó “falsificar” su firma en los oficios diplomáticos.