Tel Aviv, (Sputnik) — El exanalista de la marina estadounidense, Jonathan Pollard, acusado de espiar para Israel, llegó este miércoles a Tel Aviv, 35 años después de haber sido arrestado y procesado, a pesar de haber criticado el abandono que sufrió durante estos años por parte del país para el que espió.
«Puede empezar su vida de nuevo, con libertad y felicidad. Ahora está en casa», dijo el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a Pollard al recibirlo a él y a su esposa, Esther, en el aeropuerto de Ben Gurión.
Pollard entonces se quitó la mascarilla, se arrodilló y besó el suelo de la pista de aterrizaje.
פולארד בישראל | "מקווה להפוך לאזרח מועיל בהקדם": כך התקבלו יונתן פולארד ורעייתו אסתר על ידי ראש הממשלה נתניהו בנמל התעופה בן גוריון@gilicohen10 pic.twitter.com/NqmPTKwHS5
— כאן חדשות (@kann_news) December 30, 2020
Tortuosa relación
Pollard, de 66 años y judío, era un analista de inteligencia de la marina estadounidense en los años 80 cuando contactó con un coronel israelí en Nueva York y comenzó a mandar secretos de EEUU a Israel a cambio de decenas de miles de dólares.
El espía, junto a su prometida de aquel entonces, transfirió cientos de documentos estadounidenses cruciales a Israel, tensando las relaciones entre ambos aliados.
Fue arrestado en 1985 y condenado a cadena perpetua dos años después. Sus abogados esperaban una sentencia menos pesada, a pesar de que se confesó culpable.
De hecho, Pollard es el único estadounidense que ha recibido una sentencia de cadena perpetua por pasar información clasificada a un aliado de los EEUU.
En su defensa, él declaró que cometió los actos porque el sistema de inteligencia de EEUU ponía en peligro la seguridad de Israel al no compartir con el país mediooriental información fundamental que le atañía.
A lo largo de sus años en prisión, el caso Pollard era revivido de tanto en tanto en los medios de comunicación israelíes cuando funcionarios, políticos y activistas, tanto estadounidenses como israelíes, contrarios a la dureza del castigo, presionaban para reducir o conmutar su sentencia, sin éxito.
El gobierno israelí reconoció algo de parte en la historia de Pollard en 1987 y emitió una disculpa formal a EEUU, pero no admitió haberle pagado hasta 1998.
Dicen sus allegados que el trato dispensado tanto por Israel como por EEUU lo amargó profundamente: tras su captura, Israel lo echó de su embajada en Washington a los brazos de agentes del FBI que lo esperaban, y EEUU, tras acceder a un pacto con la fiscalía, lo sentenció con una severidad poco común.
A pesar de todo, el exespía dijo este miércoles al aterrizar en Israel: «Estamos emocionados de estar finalmente en casa. No hay nadie que esté más orgulloso de este país o de su líder que nosotros. Esperamos convertirnos en ciudadanos productivos lo más pronto posible».
Información valiosa
Varias de las operaciones realizadas por Israel contra la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) tuvieron éxito gracias a las informaciones pasadas por Pollard, como la redada de octubre de 1985 en la sede de la OLP en Túnez en la que murieron unas 60 personas, según documentos de la CIA desclasificados en 2012.
Pollard recibió la libertad condicional en 2015 pero no se le permitió salir de EEUU, tenía toque de queda, un monitor en su muñeca y se le prohibió trabajar con ninguna empresa que no tuviera un programa de vigilancia gubernamental en sus ordenadores.
El mes pasado los Pollard difundieron fotos de Esther cortando el monitor electrónico de la muñeca de Jonathan, cuando acababa su libertad condicional.
La pareja voló a Israel en un avión privado desde New Jersey, según el diario israelí Israel Hayom, considerado un medio que apoya a Netanyahu y cuyo dueño, el empresario Sheldon Adelson, tiene una estrecha relación con el presidente saliente de EEUU, Donald Trump, quien en el pasado presionó para la liberación de Pollard.
Según el diario Haaretz, los Pollard viajaron a Israel en un avión propiedad de Adelson.