SANTIAGO – No hay una versión oficial o formal, pero después de las últimas conversaciones entre candidatas y candidatos presidenciales de la oposición y miembros de sus equipos, salen declaraciones, énfasis, opiniones, apreciaciones, algunas dichas off the record. Varios integrantes de equipos filtran a la prensa aquellas cuestiones que desean enfatizar, orientados por dirigentes o las y los propios presidenciables.
Como sea, una versión apunta a que habría un acercamiento entre las candidaturas presidenciales de la oposición. Esto es, hablando de fuerzas políticas, entre la ex Concertación, el Frente Amplio, el Partido Comunista, el Partido Humanista, el Partido Progresista, la Federación Regionalista Verde Social. A lo menos, acercamiento para conversar. Algunos lo dejan hasta ahí…hasta ahora. Otros, optimistas, sostienen que es un buen augurio para primarias “todos contra todos” y, a lo menos, apoyar una candidatura opositora única en segunda vuelta…sea del partido o postura ideológica que sea.
En el Partido Radical (PR) estaban contentos porque internamente se siente gestores de esta instancia de diálogo de toda la oposición y le atribuyen un toque de liderazgo a Carlos Maldonado, su presidente y candidato a La Moneda.
Él llamó a todas y todos los candidato a conversar y eso se concretó hace más de una semana. Y ahora se juntaron integrantes de los equipos y partidos de los aspirantes de la oposición a La Moneda. Siempre vía telemática.
Además, en el PR aplaudieron que en el encuentro de miembros de los equipos presidenciables se haya acordado conformar una instancia ejecutiva y coordinadora que será moderada por la legisladora Marcela Hernando, también radical, lo que muchos en la oposición, en privado o en lo público, valoran como un avance. Todo ganancia hasta ahora para los radicales.
Los sectores socialdemócratas aprovecharon para insistir en una línea trazada sobre todo por la candidata presidencial del Partido Socialista (PS), Paula Narváez, de que hay que trabajar por la unidad de toda la oposición “con generosidad” y apertura, incluso por encima de diferencias progrmáticas y políticas.
Según versión aparecida en el diario El Mercurio, Clarisa Hardy, presidenta del Instituto Igualdad e integrante del comando de Narváez, habría planteado que no tiene sentido dar un debate sobre un modelo antineoliberal, ya que el foco debe estar puesto en los problemas derivados de la crisis social, y que los acuerdos deben ir en dirección de generar acuerdos entre toda la oposición para asumir ese desafío y trabajar por la “unidad hasta que duela”. Se sabe que esta postura es reivindicada en la ex Concertación, el PRO y el PH. Para otros, esas posturas no son suficientes.
En el mismo periódico se indicó que el dirigente del Partido Comunista (PC), Juan Andrés Lagos, habría sostenido que el mínimo de su colectividad para ir hacia un acuerdo es la construcción de un programa de gobierno de carácter “antineoliberal”, y habría planteado que cada partido expresara su convicción sobre eso. Es sabido que el candidato presidencial Daniel Jadue (PC), el mejor posicionado en la oposición, postula la necesidad de levantar un programa de claro contenido antineoliberal y transformador, lo que incluye otro modelo de desarrollo para Chile.
Varias versiones de prensa y comentarios fuera de micrófono apuntaron que ese es un tema “al debe” en esta instancia de la oposición: hay quienes se declaran antineoliberales, otros que dicen que después, no ahora, quieren hablar del asunto y otros más que no están dispuestos a asumir esa posición.
Como sea, ningún partido ni equipo de presidenciables se negó a estar en el grupo ejecutivo que comandará Marcela Hernando y, en teoría, ahí se podría avanzar en los temas programáticos y líneas generales.
En todo caso, hay otros asuntos sensibles y al parecer estratégicos sobre la mesa. Cómo ve cada candidatura y cada equipo el funcionamiento de la Convención Constitucional, unos defendiendo que opere con el reglamento impuesto por un grupo de partidos en el Parlamento y sin vínculos con el movimiento social, y otros impulsando la tesis de que los convencionales se den su reglamento y que el movimiento social acompañe y sea vinculante en el proceso de redacción de la nueva Constitución; qué postura hay sobre terminar o no con las AFP y las Isapres; cómo enfrentar el tema de los recursos naturales estratégicos, su nacionalización o al menos desprivatización para que el país tenga dominio sobre ellos; la manera de colocar el tema de los derechos humanos sobre la mesa, enrostrando a algunos que no los respetan y estableciendo bien los marcos en esta materia; qué hacer con Carabineros y con las Fuerzas Armadas, refundar o solo reformar; cambiar o no el carácter del Estado.
Es claro que ante asuntos de esa magnitud no basta “el buenísmo” como dijo un analista, ni la generosidad, ni la buena disposición, ni la evocación de la unidad a secas. La experiencia de la Nueva Mayoría puede ser un buen ejemplo de aquello, o el desprendimiento del PRO de su alianza con el PC y la FRVS.
Pero hay quienes insisten en que todo es posible en la viña de la oposición. Una personera apuntó que «no se puede dejar en defender intereses específicos, hay que abrirse y ser generosos, hay que consensuar, no extremar, y podremos avanzar, porque no le podemos abrir la puerta a la derecha».
Ahora, como dijo un dirigente de una colectividad política, “sería ingenuo no tener en cuenta que aquí cada uno está sacando sus cuentas e intentando llevar agua a su molino”. Algo, en todo caso, normal en las lides políticas. Al fin y al cabo, todas y todos los que han estado en estos encuentros telemáticos, quieren que su candidata o su candidato sea el coronado.
Otras y otros personeros consultados coincidieron en un punto que podría calar en estas conversaciones e incluso adelantar definiciones. Las elecciones de mayo. Lo que cada partido político -independiente de sus candidaturas- saque en la elección de concejales, alcaldes, gobernadores y convencionales, jugará a favor o en contra de cada organización y seguro tendrá un impacto en el proceso de diálogo y de ir aterrizando acuerdos. Los porcentajes se llevarán en el maletín a la hora de cada reunión. Unos llegarán fortalecidos, otros debilitados. Ese elemento no está en las conversaciones de estas semanas.
Claro, eso se puede complejizar por el contraste que haya entre lo que dicen las encuestas sobre cada candidato y lo que su partido obtenga. Eso gravitaría. Un aspirante a La Moneda con más de dos dígitos en los sondeos, no tendría por qué inhibirse si su colectividad queda en un dígito de la votación.
Otro punto sensible son las primarias. Aunque en teoría casi todos dicen estar dispuestos a ir una de “todos contra todos”, los análisis y aproximaciones apuntan a que, al final del día, al menos habrá una de la ex Concertación con el PRO, el PH y Ciudadanos, y otra del PC, FA, FRVS y otras colectividades. Sin dejar de lado complicaciones que están instaladas, como que el PS y el PPD, independiente del mecanismos que acuerden, quieren que se presente una sola o un solo aspirante de esos partidos, o que en el FA hay dos candidaturas y no se sabe si eso seguirá así.
Quizá por eso en estas conversaciones, sutil o explícitamente, algunos dirigentes de la ex Concertación y el Frente Amplio hablaron de “definiciones políticas” en este tiempo, que no es otra cosa que aterrizar cuestiones más concretas y precisas sobre cómo operan los partidos, antes que discutir temas programáticos y estratégicos.
Otro tema no menor es cómo las bases políticas y electorales y el movimiento social están y estarán mirando estas conversaciones y acercamientos entre las candidaturas y partidos de toda la oposición, en medio de un enredoso proceso electoral y una continua crisis social. Nada menor si casi todos en la oposición coinciden en que desde 2019 es el movimiento social o de masas el que manda…