SANTIAGO – A principio de este año Ciper publicó un artículo en donde señalan los convencionales que tienen conflicto de interés en torno a la propiedad del agua. El catastro arrojó que al menos 12 convencionales poseen derechos de aguas inscritos a su nombre, o bien de sus familiares directos o de sociedades con las que están relacionados. Esto, según los registros públicos de la Dirección General de Aguas (DGA), de extractos publicados en el Diario Oficial y de las declaraciones de los propios convencionales.
Desde el MAT demandan estándares éticos donde la inhabilidad este vinculada cuando estos intereses y la vinculación con derechos de propiedad y acaparamiento del agua o de cualquier otro bien común este afectando a una comunidad, a la naturaleza y los bienes comunes en su conjunto. “Por lo tanto, apostamos a la creación de un órgano interno y/o externo de la Convención que pueda controlar y ejercer un control en el conflicto de intereses y no dejar al amparo de la autorregulación de dichos convencionales, como sí lo establece el artículo 147 del reglamento de la actual Cámara de Diputados que ha nuestro parecer es un artículo insuficiente”, señalaron.
Lo anterior en base a que la Convención tiene que consagrar derechos y, por lo tanto, el buen vivir pasa a ser un eje fundamental desde el MAT, ya que entienden el buen vivir como una perspectiva de equilibrio entre los pueblos y la naturaleza buscando principios de armonía con nuestro entorno, que a su parecer se ven amenazados por las prácticas extractivistas que violan sistemáticamente los Derechos Humanos y los Derechos de la Naturaleza en los territorios en sacrificio.
Avendaño y Quiroz profundizaron indicando que “Todas las discusiones y votaciones al interior de la Convención como también el comportamiento ético de las y los convencionales, tendrán un fuerte impacto en los territorios en sacrificio y el desafío es resguardar que cualquier toma de decisión al interior de la Convención este libre de presiones particulares y de libre mercado”.
Desde el MAT apuestan por una propuesta de actitud como estándares éticos a través de la ética del buen vivir, la ética de lo suficiente y lo biocéntrico, en como se respetan los Derechos de la Naturaleza, en el marco de proteger y restaurar lo dañado bajo la dinámica extractivista, base de la economía primaria.
En síntesis, desde este movimiento plurinacional proponen que las y los convencionales aludidos no puedan votar en las situaciones de conflicto de intereses y tampoco participar en las comisiones que generen dichas propuestas.
El MAT se hace parte del Pacto Ecosocial del Sur, plataforma de movimientos latinoamericanos que hace referencia y desarrolla una crítica a las practicas extractivistas que han sido posible a causa de los mecanismos legales que la elite política y empresarial han construido durante estos años, frente a las practicas de corrupción que han socavado el bienestar de la sociedad.
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