SANTIAGO – El jueves 19 de agosto, la abogada Clara Szczaranski Cerda concluyó sus funciones como Consejera del Consejo de Defensa del Estado, organismo en que se desempeñó durante más de 26 años y del que se convirtió en la primera mujer en ejercer su presidencia, entre 1996 y 2005.
“Su nombre y el del Consejo de Defensa del Estado se encuentran indisolublemente ligados”, señaló el Presidente Juan Peribonio en un mensaje de despedida, ocasión en que subrayó el trabajo desarrollado por la abogada durante su gestión y que permitió posicionar al CDE como el ente público encargado de perseguir la corrupción, especialmente, el lavado de activos ligado al narcotráfico.
En ese período, la entonces Presidenta encabezó las actuaciones del Organismo en importantes procesos judiciales previo al inicio de la reforma procesal penal, tarea que ayudó a desbaratar peligrosos grupos vinculados con el narcotráfico y el lavado de dinero, ámbitos en los cuales asumió un rol protagónico, concordante con su formación como penalista, cuyos estudios sobre la materia se fortalecieron durante sus años en Italia.
Asimismo, instó al CDE a participar de una manera muy activa en la negociación y seguimiento de las convenciones internacionales contra la corrupción, las cuales vinieron a redibujar el escenario de los paradigmas penales en el país, incorporando, entre otros institutos, el de la responsabilidad penal de las personas jurídicas, materia sobre la cual publicó, en 2018, el texto “Un asunto criminal contemporáneo – Rol de las empresas, responsabilidad penal de las personas jurídicas y corrupción”.
“Clara Szczaranski hizo que el Consejo no fuera ese cuerpo etéreo, extremadamente docto, lo metió más en la lucha diaria. Corrimos más riesgos, nos dieron más palos, pero el Consejo adquirió más notoriedad”, recordó con franqueza, en 2010, el ex Consejero Fernando Márquez, con motivo del Aniversario N°115 de la Institución. En ese sentido, su gestión imprimió un giro a la cultura institucional, dando a conocer y, también, sometiendo al escrutinio de la opinión pública, las actuaciones judiciales del CDE.
Fueron tiempos de intensos cambios y, a dichos derroteros, se sumaron transformaciones que incluyeron la creación de unidades que ampliaron y redefinieron las competencias del, ya entonces, centenario Organismo. Durante el último lustro de la década de los noventa se estableció la Unidad de Medio Ambiente, a cargo del ejercicio de la acción de reparación de daño ambiental, lo que ha contribuido de forma concreta con la protección y resguardo del medioambiente, tanto en su dimensión física como cultural, a través del ejercicio de acciones medioambientales, la negociación de acuerdos y, también, del ejercicio de acciones penales. Precisamente, correspondió a la ex Consejera iniciar ese recorrido, que prosiguió hasta la actualidad, en su calidad de Presidenta del Comité Laboral – Medioambiental.
Poco más tarde se creó la Unidad de Mediación por Daños en Salud, la que, en concordancia con los nuevos tiempos, incorporó como una atribución del Consejo la señalada forma de solución alternativa de controversias, facilitando el acceso real y expedito a la justicia para cientos de personas.
Su compromiso con el desarrollo del capital humano y de la infraestructura institucional forma también parte de su sello. La convicción y rigurosidad en la defensa de los intereses públicos, sus condiciones naturales de liderazgo, su versatilidad, su rol formador de abogadas y abogados y su permanente disponibilidad para colaborar con la Institución en todos los ámbitos de su quehacer, son atributos reconocidos por quienes integran el CDE.
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