Sin duda, estamos viviendo un minuto histórico. Celebramos este 18 de Octubre 2021, el inicio de la redacción por la Convención Constitucional de la nueva Constitución, lo que ocurre exactamente dos años después de la explosión social de octubre 2019, que abrió camino a los anhelados cambios profundos y al desmonte del modelo neoliberal, de capitalismo salvaje y especulativo, que se ha aplicado por casi cinco décadas.
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Encontramos en este momento al Presidente Piñera, replegándose audazmente hacia la posición más recalcitrante, como lo ha sido decretar, enfrentando el pronunciamiento de la Contraloría, un nuevo estado de excepción en el Wallmapu, que le permite militarizar el territorio, alineándose, en definitiva, con los espurios intereses de las forestales, en vez de buscar el camino del diálogo que está inspirando la redacción de la nueva Constitución. Agotando el uso de sus facultades, el Presidente Piñera busca con esta pachotada obtener el respaldo de la ultraderecha y, con ello, amedrentar a los parlamentarios que tramitan la acusación constitucional en su contra, por faltar a la probidad y por deshonrar la investidura presidencial, con su comportamiento impropio, develado por los Pandora Papers.
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En los medios de televisión abierta, a excepción de La Red, se aprecia una campaña orquestada de desinformación e invisibilización de los avances de la Convención Constitucional. El oligopolio de la prensa escrita, Mercurio-Copesa, está marcando pauta y en ella busca destacar el proceso electoral de noviembre como lo principal, generando una desinformación maliciosa del proceso constituyente en marcha, dando especial tribuna a constituyentes del Rechazo, que se lamentan de ser minoría irrelevante dentro del proceso democrático que se ha venido desarrollando.
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En este contexto, quiero referirme en esta celebración, cuando se escribe el primer párrafo de la Nueva Constitución, a las emociones que se canalizan desde el pueblo sencillo, el estado de ánimo que embarga a ese 80% de los chilenos del Apruebo, que observan expectantes el curso de los acontecimientos. En los meses de Septiembre y Octubre desarrollamos, como Comarca de los Poetas, el Taller Literario Escritos para la Memoria, convocando por las redes sociales a personas que quisieran expresar sus vivencias, experiencias y testimonios que los hayan impactado en las últimas cinco décadas, desde 1970 a la fecha. Convocamos a personas que quisieran hacer este ejercicio de registrar desde sus particulares historias, sus emociones frente al momento que nos ha tocado vivir y con un componente intergeneracional, de acuerdo a las edades de los participantes. En un modesto aporte a la Memoria y de cara al proceso constituyente, se han generado trabajos que dan cuenta de esas raíces profundas que cruzan a las familias chilenas y que se conjugan al unísono en una esperanza que significa ver la luz al final de un túnel.
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La vida es un carrusel de espejos que arrojan vislumbres en un movimiento impredecible, donde cada hecho tiene lecturas infinitas que se guardan en la retina de cada cual, con tonos diferentes. Por eso es difícil encontrar coincidencias en las miradas o interpretaciones de un mismo episodio, porque cada cual lo registra, interpreta y archiva, de acuerdo a sus emociones, filtro final que deja sellos diferentes y las más de las veces antagónicos. De acuerdo a la forma que te ha tocado vivir un episodio o una época, se van conformando las verdades personales que, en el debate, surgen muchas veces con soberbia, atribuyendo a los demás estar equivocados, por tener una apreciación diferente de las cosas. En el Taller pudimos recoger testimonios de la otra vereda, de personas a las que le tocó vivir desde los que complotaban en contra del gobierno popular, de los que acaparaban y aplaudieron el golpe. Cuando esa vivencia se contrasta con lo que sufrieron la víctimas, relegados, exonerados, exiliados, presos políticos, ejecutados políticos, desaparecidos, se comienza a generar una mirada colectiva en la que son arriadas, con humildad, las fronteras ideológicas, surgiendo la autocrítica profunda que despeja mitos y verdades oficiales, para plantear una salida colectiva que da cuenta de la diversidad, pero conjuga un propósito superior, más allá de lo individual.
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En esta experiencia, que trasciende lo literario y el buen decir, se ha buscado la conversación en un clima de confianza entre desconocidos, sacando los clichés panfletarios e invocando a la razón, a la escucha atenta del otro.
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En este 18 de Octubre, llamamos a marchar con ese compromiso de respaldo a nuestros constituyentes, diciéndoles desde un pueblo que asume sus traumas históricos, que estamos alineados con el proceso constituyente, cada quien desde su experiencia, pero con la mente y el corazón abiertos para que la esperanza nos aglutine como pueblos, en un propósito cierto, que no es una utopía divagada en las aulas, que es caminar soberanamente en la redacción de la Nueva Constitución.
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Este 18 de octubre, exijamos a los políticos subordinarse y ponerse a disposición de la Convención Constitucional para abrir camino, aquí y ahora, a las reformas constitucionales que permitan los plebiscitos dirimentes y cualquier otro complemento de competencia del poder legislativo que requiera la Convención Constitucional. Que, si se logra concretar la acusación constitucional contra el Presidente Piñera, sea, más allá de su destitución, para poder retirarle el fuero y lograr que responda ante la justicia por su responsabilidad en los hechos por los que se le ha acusado.
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Lo que se espera de la clase política es que dejen de ser parte del show distractivo en que se ha convertido la campaña presidencial, reconociendo con humildad, que quienes resulten elegidos, lo serán por ese lapso que defina la Convención Constitucional. Recuerden los candidatos que, si son elegidos, lo será para implementar la transición a una democracia participativa y que lo que importa es el proceso constituyente. Hace dos años Chile despertó. Ahora, Chile está ejerciendo la soberanía popular, para trazar, con una nueva Constitución, su derrotero hacia una verdadera justicia social.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Hernán Narbona Véliz – Periodista.
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