Colombia marca su puesto en Oriente Medio

BOGOTÁ — Conseguir inversiones extranjeras. Esa era la meta original aparente de la última gira del presidente colombiano Iván Duque por Oriente Medio. Pero con el paso de los días quedó en evidencia que su objetivo era también trazar su alineación ideológica en esa volátil región.
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Por Paula Carrillo
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El primero en dejarlo claro fue el ministro de Defensa, Diego Molano, integrante de la comitiva presidencial que entre el 4 y el 7 de noviembre visitó Emiratos Árabes Unidos e Israel.
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Molano afirmó que Tel Aviv y Bogotá tenían un «enemigo» común: Irán.
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Duque tuvo que matizar esas declaraciones, pues las relaciones bilaterales entre Colombia e Irán datan de 1975, e incluyen varios acuerdos vigentes y una embajada iraní en Bogotá.

«Es una tendencia desafortunada de este Gobierno, y es que funcionarios que no son del Ministerio de Relaciones Exteriores hablen de temas sensibles de política exterior», dijo a Sputnik el analista Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, de Bogotá.

La canciller y vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, de gira por el este de Asia, no acompañó al equipo en Israel porque, según explicó en medios nacionales, la persona que ocupe ese cargo no puede viajar conjuntamente con el presidente para que no haya un vacío de poder si algo le ocurre a este.
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Sin embargo, anunció que se reunirá en los próximos días con el embajador iraní en Colombia, Mohammad Ali Ziaei, para aclarar la situación.
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Jerusalén
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Pero el revuelo diplomático no paró ahí. En el marco de esa misma visita, Duque anunció la apertura en Jerusalén de una oficina enfocada en asuntos comerciales con Israel, algo que no dejó indiferente a la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
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Se trata de una sucursal de la agencia de innovación colombiana INNpulsa.
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Duque afirmó que no se trataba de un tema político, pero eso no convenció a la ANP.
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«Abrir oficinas de representación en Jerusalén, independientemente de su naturaleza, es una violación del derecho internacional y una desviación de los estándares básicos y las posiciones internacionales que apoyan la solución de dos Estados», dijo en un comunicado el Ministerio de Relaciones Exteriores y Expatriados palestino.
La mayor parte de la comunidad internacional se opone a cualquier tipo de reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, ya que la ciudad también es reclamada por Palestina como su capital histórica.
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El anuncio de Duque marcó un giro drástico respecto de la postura de su antecesor, Juan Manuel Santos (2010-2018), cuya administración reconoció a Palestina como Estado.
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«Colombia rompe un equilibro y se mete en un tema que no conoce, y en el que no tiene casi experiencia», agregó Jaramillo Jassir.
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La oficina de innovación en Jerusalén es una extensión de la embajada colombiana en Tel Aviv.
Para el experto, «es un reconocimiento implícito porque es una oficina con funciones diplomáticas».
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El anuncio se dio en momentos en que el actual Gobierno de Estados Unidos procura reabrir su consulado para los palestinos en Jerusalén, como señal de reversión a la decisión de la administración pasada de Donald Trump (2017-2021) de trasladar a esa ciudad su embajada ante Israel.
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Para Jaramillo Jassir, las movidas de Duque reflejan una estrategia «que busca que Colombia solo tenga buenas relaciones con estados con los que tenga compatibilidad ideológica».
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Injerencia
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Pero estos esfuerzos de la administración de Duque se marcar sus posturas en el escenario internacional no son nuevos.
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El mes pasado, por ejemplo, la canciller colombiana, de visita en Marruecos, afirmó que el Sahara Occidental era marroquí, pese a que Naciones Unidas no reconoce la anexión de ese territorio por parte de Rabat.
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En materia internacional, el Gobierno de Duque no deja de hacer declaraciones públicas sobre gobiernos con los que mantiene discrepancias, señala Jaramillo Jassir.

«Salimos a hablar del Sahara, de Venezuela, de Cuba. Ahora, que Irán es nuestro ‘enemigo«, dice el analista, quien recuerda que «los estados deben respetar el principio de no injerencia».

Por otro lado, recordó que el partido gobernante colombiano Centro Democrático también intentó incidir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2020.

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En ese momento, congresistas oficialistas colombianos, con influencia en la comunidad latina de Miami, hicieron campaña abiertamente por la reelección de Trump, a quien finalmente, el actual presidente, Joe Biden, venció en las urnas.
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El propio embajador de entonces, Francisco Santos, reconoció que esta injerencia indebida debilitó las relaciones de Estados Unidos y Colombia, su principal aliado en la región.
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