Elección presidencial de Chile promete ser la más reñida en dos décadas

«Esta elección va ser estrecha. Cuando hablo de estrecha quiero decir que, incluso, puede que esto no se resuelva el domingo, que la diferencia de votos sea tan minúscula que finalmente esto pueda ir a los tribunales electorales», dijo esta semana en conferencia de prensa el candidato del Partido Republicano José Antonio Kast.
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Por Francisco Bravo Atias
Peiodista
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Aunque algunos leyeron en esta declaración como un intento de deslegitimar las elecciones al estilo del expresidente estadounidense Donald Trump (2017-2021), lo cierto es que la preocupación es razonable. No hubo tanta incertidumbre en Chile antes de una elección desde 1999 cuando Ricardo Lagos derrotó a Joaquín Lavín en unos comicios de infarto, en donde este último se impuso por solo 187.500 votos.
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El domingo 19 de diciembre, Kast se medirá con el candidato del bloque de izquierda Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, luego de que ambos obtuvieran el primer y segundo lugar en la primera vuelta del 21 de noviembre, respectivamente. Y nadie sabe a ciencia cierta lo que sucederá.
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La última encuesta de opinión de la compañía Cadem realizada el 3 de diciembre señaló que Boric se impondría en la elección, pero por escasos cinco puntos porcentuales. Un 40% dijo que votaría por Boric, un 35% por Kast. Y lo más importante: un 25% afirmó que no sabe por quién votar.
Este famoso grupo del «votante indeciso» es donde apuntaron las campañas de los dos candidatos en estas últimas semanas. Ambos ya lograron consolidar a su público convencido -Boric por la izquierda y Kast por la derecha- y en estos últimos metros de la carrera tomaron la decisión de morigerar sus programas de Gobierno con el objetivo de acercarse al centro político.
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Hacia el centro

En las primeras actividades de campaña de Boric era recurrente ver flamear banderas del pueblo mapuche, la bandera arcoíris de la diversidad sexual, la bandera negra que representa el luto por las víctimas del estallido social —protestas de octubre de 2019— y la bandera de Magallanes, ciudad al extremo sur del país de donde es oriundo el candidato.
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Pero, de cara a la segunda vuelta, todas esas insignias desaparecieron y quedó sólo una: la bandera chilena. Boric comenzó a apelar al patriotismo en sus últimos discursos e incluyó algunos temas que quedaron relegados durante la primera parte de la campaña, como la delincuencia, el narcotráfico y la crisis migratoria.
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Los cambios no sólo quedaron en lo simbólico, también afectaron algunas de sus propuestas. Boric siempre se mostró a favor de eliminar el rodeo y todos los deportes que significaran la exposición de animales, pero luego de las elecciones, tras ver que la mayoría del electorado rural se inclinó por Kast, decidió morigerar esa propuesta.
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«Entendemos que hay tradiciones muy asentadas en el pueblo de Chile, tenemos que buscar compatibilizar el avance de los tiempos con el respeto animal y las tradiciones», señaló en una entrevista, retractándose de eliminar uno de los deportes más populares del país.
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Además, Boric matizó la profunda reforma tributaria que busca gravar con mayores impuestos a las grandes empresas. En un comienzo prometía recolectar seis puntos del Producto Interno Bruto (PIB) en cuatro años, ahora son solo cinco puntos en el mismo periodo de tiempo.
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Los cambios del programa de Gobierno de Kast fueron aún más profundos, principalmente porque la centroderecha se lo pidió de manera explícita. En materia de política exterior, eliminó los párrafos del texto que hablaban de romper relaciones diplomáticas con Cuba y Venezuela y también aquellos que establecían que Chile se saldría del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
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En un comienzo, el programa de Kast consignaba que durante su Gobierno no se descartaría el uso de ningún tipo de energía primaria, incluyendo el carbón. La presión de la centroderecha lo forzó a eliminar esa parte y escribir explícitamente que la construcción de termoeléctricas estaría prohibida. Asimismo, incluyó la frase «hacerse cargo del cambio climático», luego de que sus rivales lo acusaran de ser un negacionista.
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Si Boric tuvo complicaciones para llegar al mundo rural, Kast vio resentido su apoyo entre las mujeres. Buscando llegar a ese electorado, el candidato cambió varias cosas: decidió mantener el Ministerio de la Mujer, que había prometido eliminar; quitó la propuesta que buscaba erradicar de los colegios los contenidos sobre igualdad de género; ya no postula derogar la ley de aborto y suprimió un subsidio que estaba dirigido solo a las mujeres casadas.
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Además, incorporó a su equipo de asesores a dos mujeres con alta popularidad entre la ciudadanía. La subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, quien pidió un permiso especial al presidente Sebastián Piñera para asesorar a Kast durante el periodo de campaña, y la alcaldesa de la comuna de Providencia (centro), Evelyn Matthei.
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Otros termómetros

Si se miden los aportes monetarios que recibieron ambos candidatos para su campaña de segunda vuelta, Boric triplica a Kast en cantidad de contribuyentes y lo cuadruplica en el monto.
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Boric sumó aportes por 83 millones de pesos (98.149 dólares), cuatro veces más que los 21 millones de pesos (24.832 dólares) de Kast. Además, a la campaña del primero donaron 2.173 personas, frente a los 668 aportantes al candidato conservador.
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Otro termómetro que causó interés fueron las estadísticas de las casas de apuestas. La mayoría de los apostadores en este tipo de sitios web pronostican que Boric será el ganador del balotaje.
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Por ejemplo, la página RojaBet, sitio de apuestas propiedad de la compañía internacional Media Entretainment NV, paga 1,50 veces cada peso apostado por el candidato de izquierda, y 2,40 veces si triunfa el líder del Partido Republicano.
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El portal inglés Smarkets, especializado en deportes pero que también ofrece juegos en materia de elecciones políticas, paga 1,35 veces cada libra esterlina apostada por Boric y 2,3 veces por Kast.