El ruido cada día nos está dejando sordos lentamente y nosotros no nos damos cuenta del peligro que acecha.
El ruido es un enemigo muy peligroso al cual la mayoría de las personas no le otorga la importancia debida pero es tremendamente dañino para la salud y para el desarrollo de las actividades diarias en la ciudad.
El Ministerio del Medio Ambiente y el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo han acordado realizar un trabajo interministerial con el fin de crear una normativa sobre el ruido en el país. De acuerdo con la información proporcionada por ambos ministerios[1], la creación de esta norma permitirá reconocer y establecer niveles de ruido ambiental con el propósito de proteger la salud de las personas, regular los niveles de ruido ambiental que se generan por la actividad humana a través de diversas fuentes y elaborar medidas de prevención y descontaminación que permitan el diseño y la implementación de acciones tendientes al control o mitigación para reducir la exposición de las personas al ruido ambiental.
Pero ¿Qué es el ruido? ¿Es lo mismo hablar de sonido y de ruido? En forma simple, el sonido es la sensación producida en el órgano del oído por medio de los movimientos vibratorios de los cuerpos, transmitido por un medio elástico como el aire, aunque el sonido se propaga mejor en medios como los líquidos o los sólidos.
Existen varios tipos de sonidos, caracterizados por su frecuencia; así existen sonidos graves o de baja frecuencia, entre 20 a 250 Hz[2], sonidos de media frecuencia como las voces humanas, entre 250 a 2000 Hz y sonidos agudos o de alta frecuencia, superiores a los 2000 Hz.
El ruido es un sonido desagradable, foco importante de contaminación, que produce una alteración y es perjudicial en la salud de las personas. Puede ser instantáneo, como un bocinazo de un vehículo o más prolongado como es la acción de un martillo percutor o un esmeril de desbaste. Aunque también existen ruidos intensos que el cerebro de las personas obvia como es la sirena de una ambulancia o del Cuerpo de Bomberos puesto que en ese instante prima una urgencia en la salud de una persona o un accidente que debe atenderse prontamente y, por otra parte, estas son acciones de corta duración cuya intensidad es muy alta, pero esa intensidad baja rápidamente. También existen ruidos más permanentes, inmensamente molestos, como la acción de un martillo demoledor.
Por otra parte, es necesario mencionar que de acuerdo a la OMS Europa, en el documento Night Noise Guidelines del 2019, señala que los niños, las personas de la tercera edad, mujeres embarazadas y los enfermos crónicos son considerados como los grupos más vulnerables frente a la acción del ruido. Es así que el ruido entonces produce efectos para la salud tales como stress y fatiga, irritabilidad, dolores de cabeza, insomnio, falta de concentración, vértigo. A causa de lo mismo, se están presentando problemas de sordera temprana en adolescentes y personas jóvenes, debido a la contaminación acústica y al mal uso y abuso de dispositivos electrónicos personales para escuchar música, como equipos de sonido de gran potencia en salas de cine o en discotecas y salas de fiesta. También se estima que existe una relación entre la exposición al ruido y el riesgo de HTA[3], angina de pecho, aumento de la frecuencia cardiaca o hasta ser posibles causantes de infarto al miocardio. La exposición prolongada al ruido puede ser causa de sordera después de un tiempo largo como también la pérdida de la capacidad de escuchar sonidos bajo lo normal o Hipoacusia que puede llegar a producir sordera, limitando la comunicación con otras personas y posiblemente generando problemas mentales.
La contaminación por ruido, al igual que la contaminación por gases en el ambiente o smog, la contaminación electromagnética, la contaminación olfativa, la contaminación radiactiva, contaminación lumínica, contaminación visual todas integran la llamada contaminación ambiental. Todas se caracterizan por que producen efectos no deseados y dañinos para las personas.
La primera norma para regular la emisión de ruido fue dictada por la CONAMA[4] hace ya varios años. Hoy, el Decreto 38 del Ministerio del Medio Ambiente, establece niveles máximos de emisión de ruido, que varían entre 45 a 70 dB[5] para la noche y entre 55 a 70 dB para el día. OMS Europa recomienda ruido no mayor de 40 dB para la noche.
Pero esta normativa sólo regula la emisión de ruido en fuentes fijas, existiendo otras normativas, hoy en revisión, que regulan el ruido generado por la locomoción colectiva en la R.M[6] (D.S. 129/2001), que regulan el ruido generado por vehículos livianos, medianos y motocicletas, (D.S. 7/2015) que parecen ser letra muerta por el alto nivel de ruido en Santiago causado por el tránsito vehicular como lo revela el estudio Elaboración de Mapa de Ruido del Gran Santiago Mediante Software de Modelación[7] y el estudio Medición de los Niveles de Ruido Ambiental en la Ciudad de Santiago de Chile[8]. Cabe destacar, que aproximadamente el 80% del ruido ambiental en la ciudad proviene del tránsito vehicular; bocinazos, chirridos por frenos desgastados, frenadas de emergencia, aceleraciones bruscas, silenciadores rotos, ruidos del funcionamiento del motor, carrocerías en mal estado que, unido a pavimento deteriorado, producen ruido cuando el vehículo se desplaza son característicos de percibir cuando se sale a la calle, impidiendo, muchas veces, tener una conversación normal con otra persona. Como referencia, el ruido producido por un autobús con motor diesel es de 79 dB, en cambio, en un autobús eléctrico es de 58 dB, significando unas 100 veces de menor potencia sonora[9], un motor a reacción produce alrededor de unos 150 dB al despegar, un refrigerador produce unos 40 a 45 dB. Las autoridades estiman que existe alrededor de un 70% de menor ruido en la ciudad luego de la puesta en marcha de los buses eléctricos. Pero existe el riego de mayores accidentes peatonales, dado que la gente no está acostumbrada a esta reducción de ruido y, al no percibirlo, puede pensar que no hay peligro para cruzar una calle.
La acción conjunta de ambos ministerios es una medida adecuada para reforzar la acción iniciada en tiempos de la CONAMA como también incorporar nuevos elementos importantes en la lucha contra la contaminación, especialmente por ruido. Acciones propias del Ministerio de la Vivienda y Urbanismo como la planificación urbana, el promover y autorizar el uso de nuevos materiales que permitan aislar el ruido hacia el interior de las viviendas, oficinas, hospitales, etc. como también nuevas tecnologías constructivas como la incorporación del hormigón biológico, los muros y techos verdes que permitirían mitigar en forma importante la contaminación ambiental, especialmente el ruido. El Ministerio de Transportes debe perseverar en las políticas que permitan la reducción de ruido en las ciudades. La introducción de buses eléctricos ha sido una medida más que acertada, puesto que, junto a la reducción de ruido ambiente, se produce también una reducción de las emisiones de partículas causada por motores diesel. Esta acción ya la agradecen las personas quienes prefieren subir a un bus eléctrico.
Por otro lado, es necesaria una enérgica acción de control del ruido ambiente, por parte de las autoridades de salud, trabajo y medio ambiente, sancionando a quienes la infrinjan las normativas para evitar el daño a las personas y que Santiago siga siendo considerada una ciudad ruidosa por los médicos otorrinolaringólogos
[1] https://mma.gob.cl/ministra-schmidt-y-ministro-ward-anuncian-la-elaboracion-de-la-primera-norma-de-calidad-de-ruidos-de-chile/
[2] Hz= Hertz o unidad de medida de la frecuencia de un sonido
[3] HTA: Hipertensión Arterial
[4] CONAMA: Comisión Nacional del Medio Ambiente
[5] dB: decibelio o unidad de presión sonora
[6] R.M.: Región Metropolitana
[7] Subsecretaría del Medio Ambiente y Universidad Austral
[8] Revista de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello
[9] https://www.infraestructurapublica.cl/silencioso-beneficio-los-buses-electricos/
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Mg. Jaime Espinoza Oyarzún – Registrador Curricular, Académico Depto. de Tecnologías Industriales, Facultad Tecnológica, USACH, Jaime.espinoza@usach.cl