SANTIAGO – Es un paisaje poco común en Santiago. Casi una especie de oasis. Barrio Yungay es el lugar que el presidente electo de Chile, Gabriel Boric, escogió para vivir durante los cuatro años que durará su mandato. Una zona muy distinta al entorno capitalino.
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Por Francisco Bravo Atias
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El actual diputado del bloque de izquierda Frente Amplio anunció la semana pasada que arrendará una casona en este típico barrio del sector norponiente de Santiago junto a su pareja, la antropóloga Irina Karamanos. Juntos vivirán en el que los vecinos del lugar llaman «el barrio más republicano de la ciudad».
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Lejos de los bocinazos de autos, oficinistas apurados y los grandes edificios de vidrio que imperan en la zona acomodada de la capital, el barrio Yungay respira vida común. Sus antiguas casas pintadas multicolores, calles de piedra adoquín y pequeños locales hacen recordar otros tiempos.
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«La guardia presidencial va a tener un verdadero desafío con este presidente, porque Gabriel Boric hará verdadera vida de barrio. Lo vamos a ver atendiéndose en la Peluquería Francesa, o comiéndose un rico sándwich en la fuente de soda Mardoqueo», contó Rosario Carvajal, concejala de Santiago.
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Carvajal es vecina del barrio y ha ejercido por años un activismo para preservar el patrimonio y los hitos culturales de la zona. Luchó para crear, por ejemplo, regulaciones que impiden a las empresas inmobiliarias levantar edificios de mucha altura, y para que el Estado invierta en reparar construcciones y museos. «El hecho de que Boric haya escogido el barrio Yungay es una bonita sorpresa, porque significa que todo el activismo rindió frutos», dijo.
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«En los últimos 60 años los presidentes han mantenido sus viviendas en el sector acomodado de Santiago. Boric con esto da una señal de que busca estar conectado con el Chile real. En un barrio muy chileno, de tradición republicana que se vincula con la gente a través de actividades, juntas de vecinos, ollas comunes [comedores comunitarios] y donde los vecinos tienen los mismos problemas que la mayoría de la gente», agregó.
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La concejala explicó que los vecinos están muy felices con la llegada del mandatario —quien debería comenzar a mudar sus cosas antes del 11 de marzo, cuando asume el cargo— porque el barrio tendrá la atención que necesita. «La noticia generó un impacto inmediato. Se activó la economía barrial, la gente vino a sacar fotos al lugar y aprovechan de quedarse a comer. Y las casas subieron sus precios. La ‘revalorización’, que le llaman los arquitectos», comentó.
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Todo fríamente calculado
Posiblemente, ni a Carabineros (policía militarizada) ni a los encargados de la seguridad presidencial les causó mucha gracia que Boric se decidiera por el barrio Yungay para vivir. «¡Eso esta a cinco cuadras de la Alameda, la avenida más concurrida de la capital!», seguramente pensaron.
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Es por eso que le solicitaron al futuro mandatario mientras buscaba su nuevo hogar que la casa elegida cumpliera con una serie de específicos requisitos para poder organizar la seguridad presidencial, relacionados a la accesibilidad, emplazamiento y al diseño de la estructura.
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Y así fue como Boric llegó a Huérfanos 2847, una pintoresca casona de 500 metros cuadrados, con trece dormitorios y nueve baños. Posee una estructura firme con sistema antisísmico, un patio interno y tiene varios accesos por distintos lugares.
Y lo más importante, no hay ningún edificio alto alrededor. Una máxima que los equipos de seguridad presidencial no transan. Privacidad ante todo.
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Anteriormente, la vivienda estuvo publicada en un sitio web inmobiliario y algunos medios locales alcanzaron a rescatar su precio: 3,3 millones de pesos mensuales de arriendo (unos 4.040 dólares) o 611 millones si se compraba (más de 748.000 dólares).
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El expresidente Carlos Ibañez del Campo (1952-1958) fue el último mandatario chileno que ocupó el palacio de La Moneda para vivir. Desde entonces, ha funcionado exclusivamente de sede de Gobierno, dejando a Chile como uno de los pocos países de la región que no cuenta con una residencia presidencial oficial.
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Todos los jefes de Estado desde el retorno a la democracia en 1990 eligieron una comuna del sector este de Santiago para vivir, la parte acomodada de la ciudad. Incluido el actual presidente Sebastián Piñera, cuya casa en el barrio San Damián, en las faldas de la cordillera de Los Andes, es uno de los más exclusivos de Chile.