Cuatro altos jefes de la fuerza policial antidrogas de Bolivia han caído esta semana por denuncias de corrupción: no son los primeros y nadie puede asegurar que resultarán los últimos personajes importantes golpeados por el narcotráfico.
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Por Carlos Quiroga
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Suman decenas los políticos de alto vuelo, militares y policías de todo rango del país afectados por cuestiones de la cocaína desde que esta droga ganó protagonismo en la actualidad política, económica y social del último medio siglo, hasta condicionar inclusive las relaciones con Estados Unidos, el mayor consumidor mundial.
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«Casi invariablemente, hablar de narcotráfico en las últimas décadas ha sido hablar de corrupción, por una serie de factores que ningún Gobierno ha podido resolver, o no ha querido resolver», dijo el politólogo Gonzalo Balcázar, de la Universidad San Andrés de La Paz.
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Recordó que en las décadas de 1980 y 1990 los policías y fiscales dedicados a combatir al narcotráfico recibían salarios en dólares de la cooperación estadounidense, muy superiores a los salarios locales, como fórmula anti corrupción.
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«Viendo que en esos años y hasta entrado el siglo 21 el narcotráfico ha gozado de buena salud, podríamos afirmar que esa política no dio resultado», sostuvo el analista.
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Señaló que tampoco parece haber sido exitosa la «nacionalización» de la lucha contra el narcotráfico declarada en 2008 por el Gobierno de Evo Morales, cuando expulsó a la agencia antidrogas estadounidense DEA, que por entonces planificaba, financiaba y ejecutaba la mayoría de las acciones contra la coca-cocaína.
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Bajo el Gobierno de Morales, es decir bajo el Gobierno del líder de los sindicatos cocaleros, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) quedó convertida en responsable de la interdicción al narcotráfico y, con ello, «blanco predilecto de la corrupción», afirmó Balcázar.
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Uno tras otro
El coronel José María Velasco, destituido en la última semana, es el cuarto jefe de la FELCN caído en desgracia en poco más de una década, conformando una galería de «famosos» comparable a la de excapos de la droga en Bolivia.
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Antes, René Zanabria, hombre fuerte de la lucha antidrogas de los primeros mandatos de Morales, cayó in fraganti en 2011 en Panamá con un cargamento de cocaína destinado a Estados Unidos, por lo cual cumplió condena en el país del norte y acaba de ser sentenciado a otros diez años de prisión en Bolivia.
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También fue apresado y condenado el sucesor de Zanabria, el coronel Oscar Nina.
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Desde principios de este año guarda detención el coronel Maximiliano Dávila, quien ejerció el mando antidrogas entre los últimos días del Gobierno de Morales y los primeros de Luis Arce en 2021, pasando por la administración transitoria de Jeanine Áñez.
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Con ellos, cayeron decenas de sus colaboradores inmediatos, según reportes oficiales.
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«El caso del coronel Velasco, si se comprueban las denuncias, terminaría siendo un eslabón más de la cadena», advirtió Balcázar.
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Cinco casos
En lo que va de este año, la lucha antidrogas en Bolivia ha sido sacudida por al menos cinco escándalos, alentando a la oposición y a sectores oficialistas a pedir la cabeza del ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, y de su viceministro de Sustancias Controladas, Jaime Mamani.
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El primero de estos casos fue el del excomandante Dávila, detenido a fines de enero cuando intentaba huir del país hacia Argentina y enfrentado actualmente a acusaciones locales de protección al narcotráfico y a un pedido de extradición a Estados Unidos, donde debería responder a cargos de narcotráfico, lavado de dinero y tráfico de armas.
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Según la acusación en Estados Unidos, Dávila ofreció aeropuertos bolivianos con protección policial a una red de narcotraficantes.
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La FELCN enfrentó duras críticas políticas a principios de marzo, cuando no supo explicar por qué no había intervenido un mega laboratorio de cocaína «descubierto» esos días en el parque de conservación ecológica Noel Kempff del departamento de Santa Cruz, en acción conjunta de la Policía boliviana y agentes brasileños, y sobre el cual se conocían denuncias en el parlamento desde mediados de 2021.
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El caso del parque Kempff ocurrió casi simultáneamente con un escándalo provocado por una denuncia del ministro Del Castillo de que había dirigentes cocaleros y diputados oficialistas que «se llenan los bolsillos» con la comercialización de coca.
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El ministro no cumplió su promesa de identificar a los dirigentes y diputados supuestamente implicados y la FELCN tampoco explicó las supuestas fallas en el control del comercio interno de la coca.
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La FELCN resultó también cuestionada, a fines de marzo, por la denuncia de que el aeródromo privado La Cruceña, próximo a Santa Cruz, operaba como base de vuelos del narcotráfico a plena luz del día, pese a que había recibido ya en el segundo semestre de 2019 denuncias de esas actividades ilegales.
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En las primeras investigaciones de este caso, saltó de nuevo el nombre del excomandante Dávila como supuesto implicado.
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Completa la lista de escándalos de corrupción la destitución del coronel Velasco y otros tres jefes de la FELCN y de su unidad de patrullaje rural Umopar, a causa de una denuncia de protección al narcotráfico lanzada por el expresidente Morales.
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Esa denuncia señaló que los jefes ahora procesados frenaron a fines de marzo una operación dirigida a destruir laboratorios de cocaína en Chapare (centro), de supuesta propiedad de colombianos, próximos a plantaciones de coca de sindicatos liderados por Morales.
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El coronel José Illanes, juramentado el 6 de abril como nuevo jefe de la FELCN, tiene plazo de 15 días para presentar los resultados de una investigación sumaria sobre la corrupción en esa fuerza, anunció el ministro Del Castillo.
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