«PENSAR EN DIOS ME HACE RECORDARLO»: HABLAN LAS VÍCTIMAS DE SACERDOTES PEDÓFILOS EN EE.UU

Algunas de las más de mil víctimas de abusos sexuales en Pensilvania han decidido compartir su testimonio tras décadas de sufrimiento.

Son ya alrededor de 1.000 los casos denunciados de niños que sufrieron durante décadas abusos sexuales en Pensilvania, pero se estima que el número de víctimas sería aún mucho mayor, de acuerdo a la investigación más completa jamás realizada en EE.UU. sobre agresiones carnales ligadas a la Iglesia católica.

Robert Corby, de 83 años, finalmente ha decidido alzar la voz. «Me eligieron porque era huérfano de padre», reza su testimonio, revelado por la Procuraduría de Pensilvania, en el que describe los severos daños que acarreó durante su vida adulta tras ser abusado de niño.

«Fui muy poco cariñoso […] no podía cargar o abrazar a mis hijos«, lamenta Corby, que se caracteriza a sí mismo como un «sobreviviente». «No podía mostrar ningún afecto hacia mi esposa […] el sacerdote me lo quitó«, añadió.

«No tenía ningún deseo de tener hijos, ninguno, por causa de eso», señala por su parte Sean Dougherty, de 48 años, quien afirma sentirse todavía hoy «absolutamente destruido». «Te preparan para que te acostumbres a las manos de un hombre adulto […] Cuando tienes al sacerdote tocándote todos los días, ese es un recuerdo difícil de sobrellevar», aseveró.

Dougherty lamenta que esa imagen «nunca desaparezca». «El primer pensamiento que tienes en tu vida acerca de una erección es por medio de las manos de un sacerdote […] Nos llaman sobrevivientes por una razón», lamenta.

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«Nos enseñaron que los sacerdotes y las monjas eran Dios», añade Dougherty, concordando con lo que Carolyn Fortney, de 37 años, experimentó desde que tenía unos 18 meses de edad. «Estaba en pañales […] y corrí directo hacia él», señala la víctima, precisando que desde ese momento el sacerdote «siempre tenía sus manos sobre mí».

«Solo pensar en la palabra ‘Dios’ me hace pensar en él […] Siento que toda mi vida ha sido una mentira», expresó Fortney. «Sientes mucha soledad, especialmente cuando es tu palabra contra la de Dios«, añadió, señalando que los abusos, al día de hoy, no le han permitido sentirse cómoda en las relaciones sentimentales.

«Que un sacerdote, en 1948 o 1947, abusara de uno o hiciera algo más… ¿quién me lo hubiera creído? Nunca se habría oído hablar de tal cosa, porque lo ocultaron», condena Corby, celebrando poder relatar en voz alta su testimonio junto a las demás víctimas. «Esto no es una venganza contra la Iglesia», aclara Dougherty, «[pero] tienen que rendir cuentas por lo que hicieron».

Fuente: RT