La trata de personas es la tercera actividad delictiva más lucrativa del mundo, solo después del narcotráfico y las falsificaciones. Según un informe del BID, América Latina y el Caribe concentran el 8% de los 150.000 millones de dólares producidos por la trata, con la explotación sexual como el motivo más frecuente.
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Desde 2013, la Asamblea General de
Naciones Unidas adoptó la resolución de designar cada 30 de julio como el
Día Internacional contra la Trata de Personas, una instancia para «concientizar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y para promocionar y proteger sus derechos».
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Uno de los organismos internacionales dedicados al estudio de la problemática es el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que
divulgó su informe 2022 titulado
La Trata de Personas en América Latina y el Caribe. Situación, tendencias y respuestas del sector de seguridad y justicia.
El informe «describe cómo las características de este crimen han ido evolucionando en las últimas décadas, así como las acciones de fortalecimiento de capacidades institucionales que los países de la región han implementado para responder a este flagelo de manera activa y coordinada».
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Fenómeno global y creciente
El informe del BID da cuenta de «un fenómeno criminal global y creciente que toma diversas formas» y en el que millones de mujeres, hombres, niñas, niños y adolescentes son víctimas con fines de «explotación sexual, trabajos forzosos, producción e intercambio de material de abuso y/o explotación sexual infantil, matrimonio forzoso, servidumbre doméstica, reclutamiento forzoso o extracción de órganos».
Las estimaciones de organismos internacionales dan cuenta de un fenómeno en el que los tratantes «consideran a las personas como mercancía, manteniéndolas bajo control a través de un círculo vicioso de intimidación, abuso, violencia y degradación», que abarca alrededor de 40 millones de personas a nivel mundial, cuyas víctimas corresponden en un 65% a mujeres con fines de explotación sexual, en la que una de cada cuatro víctimas es menor de edad.
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A su vez, las principales formas de explotación detectadas entre las víctimas corresponden a «explotación sexual (50%), trabajos forzosos (38%) y comisión de actividades criminales (6%)».
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Capaz de generar cerca de 150.000 millones de dólares al año, la trata de personas es el tercer crimen más lucrativo en el mundo, solo después del tráfico de drogas y las falsificaciones de bienes de consumo.
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De acuerdo al BID, del total de ingresos generados por la trata, el 8% se origina en América Latina y el Caribe.
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Perfil heterogéneo de tratantes
El informe corrobora que el perfil de los tratantes de personas varía según la subregión. En Sudamérica, el 67% de los condenados por delitos de trata de personas son hombres, mientras que en Centroamérica, el 52% de las condenadas son mujeres.
«En cuanto al número de víctimas detectadas por cada 100.000 habitantes, en los países de América del Sur, de Centroamérica y del Caribe este ha aumentado desde la entrada en vigor del protocolo de las Naciones Unidas contra la TDP. Sin embargo, se calcula que, por cada víctima identificada, hay por lo menos 20 más sin identificar», sostiene el informe.
El tipo de explotación también varía según la región. En América Latina y el Caribe, la principal forma de trata de personas es la explotación sexual. En el Caribe un 81% de las víctimas sufren explotación sexual, un 13% están sujetas a trabajo forzoso y un 6% están sometidas a otras modalidades de trata, «como el reclutamiento para actividades delictivas, la mendicidad forzosa y la adopción ilegal»
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En América Latina y el Caribe «la principal forma de trata de personas es la explotación sexual». En Centroamérica y el Caribe, un 81% de las víctimas sufren explotación sexual, un 13% están sujetas a trabajo forzoso y un 6% están sometidas a otras modalidades de trata, «como el reclutamiento para actividades delictivas, la mendicidad forzosa y la adopción ilegal».
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En Sudamérica «predomina la explotación sexual (64% de los casos) con una mayoría de víctimas mujeres (96%). El trabajo forzoso es la segunda forma de explotación más habitual (35%) y otras formas de explotación representan el 1%».
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El Departamento de Estado de EEUU, en su Informe Anual sobre Trata de Personas 2022, enumeró cuáles son hasta hoy las poblaciones especialmente vulnerables ante redes de tratas de personas, entre las que se encuentran:
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Población migrante.
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La comunidad LGBTQ+ (especialmente, las mujeres trans).
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Mujeres y niñas vulnerables a la explotación sexual.
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Adultos, niños y niñas explotados en el trabajo y explotación sexual en las industrias extractivas, como la minería.
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Adultos, niños y niñas víctimas de la delincuencia en la producción y el tráfico ilícito de drogas.
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Niños y hombres que se encuentran en trabajos forzosos en el sector agrícola.
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Poblaciones indígenas forzadas a trabajar en talleres clandestinos en áreas metropolitanas.
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Comunidades afrodescendientes.
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Mujeres y niñas que trabajan en el servicio doméstico.
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Turismo sexual con menores.
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Menores reclutados forzosamente.
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Respuestas institucionales en la región
A la vez que los organismos advierten sobre el aumento de la trata en el mundo y en la región, también celebran que se han incrementado los niveles de respuestas institucionales capaces de responder de forma coordinada y efectiva.
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El reciente Informe Anual sobre Trata de Personas 2022 del Departamento de Estado de EEUU destacó a tres países latinoamericanos dentro de los 30 que más luchan contra la Trata en el mundo: Chile, Colombia y Argentina.
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Según
destacó el Gobierno argentino, la lista incluye a los países en los que «se monitorean anualmente los esfuerzos realizados en materia de prevención, persecución a la trata de personas y las políticas de protección y asistencia a las víctimas de 188 países de los cinco continentes».
«Que la Argentina sea destacada junto a un puñado de países como los que más esfuerzos realizan para luchar contra la esclavitud sexual y laboral nos llena de orgullo y honra nuestra tradición de defensa de los derechos humanos y la dignidad humana», sostuvo el director del Comité de Lucha contra la Trata y Explotación de Personas y para la Protección y Asistencia a las Victimas, Gustavo Vera.
La trata de personas, entendido como un problema complejo, requiere respuestas institucionales que permitan responder a este flagelo. El informe del BID destaca los esfuerzos institucionales en la región para enfrentar la trata de personas, entre los que destacan:
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25 países de la región cuentan con comisiones interinstitucionales de trata de personas lideradas por una agencia del gobierno.
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16 países tienen planes nacionales de trata de personas vigentes.
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20 países cuentan con protocolos estandarizados para identificar, asistir, proteger y derivar a las víctimas de la trata de personas.
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23 países reportan contar con unidades especializadas en la trata de personas en la Policía (15 países), en la Fiscalía (diez) y/o en el Poder Judicial (dos).
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13 países tienen líneas telefónicas dedicadas exclusivamente a la asistencia y denuncia de la trata.
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El informe concluye que «garantizar la seguridad, libertad, dignidad e integridad de las personas es responsabilidad de los Estados. Por eso, es fundamental contar con instituciones de seguridad y justicia fuertes que garanticen dichos derechos y generen confianza por parte de la sociedad, al mismo tiempo que fomenten espacios propicios para que los países de la región avancen hacia un desarrollo sostenible e incluyente».
