Exministro boliviano ve que entrenamiento militar de UE a Ucrania alimenta el conflicto

SANTA CRUZ (Sputnik) — El acuerdo para entrenar a las fuerzas armadas ucranianas por militares de la Unión Europea (UE) en el armamento que proveen «alimentará la guerra y aleja la posibilidad de paz», opinó el exministro boliviano de Autonomías y experto en relaciones internacionales, Hugo Siles.
«Esto realmente viene a ser una acción y decisión que no hace otra cosa que obstaculizar cualquier posibilidad de que este conflicto pueda finalmente parar porque el hecho de entrenar al Ejército ucraniano, dotarlo de armamentos, es alimentar el conflicto y la guerra», afirmó.
El martes, el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, confirmó en Praga, al término de una reunión de responsables de defensa de los países comunitarios, que «todos los Estados miembros están de acuerdo en comenzar los trabajos para definir la misión de asistencia militar a Ucrania».
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El internacionalista boliviano considera que la UE está subordinando su política exterior a los intereses que tienen Estados Unidos y la Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN), que buscan presionar y cercar a Rusia.
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«Decidir y accionar este apoyo militar y de entrenamiento con armas que son proporcionadas, encima el Reino Unido ya está entrenando a soldados ucranianos, y así cada país que proporciona armamento, alimenta la guerra y aleja cualquier posibilidad de encontrar un punto medio, en el cual el conflicto pueda parar y auspiciar escenarios de diálogo y paz», afirmó.
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En términos militares, según Siles, es imposible que Ucrania gane a Rusia, tomando en cuenta el avance ruso en las provincias de Lugansk y Donetsk, en el sur de Ucrania.
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Hasta la actualidad, la UE ya desembolsó 2.500 millones de euros para ayudar a Ucrania en el conflicto militar y proporcionó armamento letal.
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Rusia lanzó el pasado 24 de febrero una operación militar especial en Ucrania respondiendo a las solicitudes de ayuda por parte de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, para hacer frente al genocidio por parte de Kiev.
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Según el Ministerio de Defensa ruso, los ataques militares no están dirigidos contra instalaciones civiles, sino que buscan inutilizar la infraestructura bélica.