- El cadáver también tenía un candado en el dedo gordo del pie. Quienes eran señalados como brujos o vampiros eran temidos por los habitantes incluso después de su muerte.
Un esqueleto desenterrado por los arqueólogos de la Universidad Nicolás Copérnico de Torun (Polonia) tiene indicios de prácticas ‘antivampiros’ del siglo XVII, informó este sábado el sitio web Arkeonews.
La tumba fue descubierta en las afueras de la ciudad de Bydgoszcz, y los restos pertenecen a una mujer. Curiosamente, el cadáver mantiene una hoz alrededor de su cuello, y al parecer fue colocado como parte de un ritual para evitar que la difunta volviera a levantarse, al igual que un candado en el dedo gordo del pie izquierdo.
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— UNILAD (@UNILAD) September 3, 2022
Los investigadores descubrieron también que la mujer tenía un gorro de seda en la cabeza, una costosa prenda que apunta a un alto estatus social. Además, un diente delantero sobresaliente supone un rasgo facial que podía asociarse con el vampirismo en la percepción de los lugareños supersticiosos. Quienes eran señalados como brujos o vampiros eran temidos por los habitantes incluso después de su muerte.
«Las formas de protegerse contra el regreso de los muertos incluyen cortarles la cabeza o las piernas, colocar al difunto boca abajo para que muerda el suelo, quemarlo y aplastarlo con una piedra», detalló el profesor Dariusz Polinski, quien dirigió la investigación.
Según los arqueólogos, esta mujer fue enterrada con mucho cuidado, detalles sorprendentes dadas las costumbres tradicionales contra los llamados ‘vampiros’. La hoz «no estaba colocada en posición horizontal, sino sobre el cuello de tal forma que si la fallecida hubiera intentado levantarse, lo más probable es que la cabeza se hubiera cortado o lesionado», explicó Polinski. A su vez, el candado «simboliza el cierre de una etapa y la imposibilidad de volver», añadió.
El hallazgo es el primero de su clase en Polonia y, en opinión de los investigadores, puede considerarse único. Por otra parte, en 2014 se descubrió a una persona enterrada cerca del mar Báltico, a la que le habían arrancado todos los dientes superiores al meterle un trozo de ladrillo en la boca y, además, le perforaron una pierna para evitar que saliera de la tumba.