El rechazo de la nueva Constitución propuesta por Chile (A-/Estable) en un referéndum popular prolonga más que resuelve las incertidumbres derivadas de la reforma constitucional, aunque aliviaría las preocupaciones en el sector corporativo en torno a posibles propuestas futuras, dice Fitch Ratings. No obstante, la incertidumbre seguirá pesando sobre la inversión en sectores clave y, por tanto, sobre el crecimiento económico, en tanto que es probable que el gasto social aumente independientemente del resultado del referéndum.
En el plebiscito de salida del domingo recién pasado sobre la aprobación de la nueva Constitución propuesta, la opción rechazo ganó con 62% de los votos (frente a 38% de la opción apruebo), un margen mucho más amplio que el sugerido por los sondeos de opinión. La propuesta fue elaborada por una Asamblea Constituyente elegida en mayo de 2021, tras las protestas generalizadas contra la desigualdad, el sistema de pensiones y la percepción de falta de financiación de los servicios públicos a finales de 2019.
El resultado del referéndum no pone fin al proceso de reforma constitucional. El apoyo a una nueva Constitución fue contundente en el plebiscito de entrada de 2020 que llevó a la creación de la Asamblea Constituyente, y las encuestas recientes indican poco apetito popular para volver a la Constitución vigente, que data de 1980. El presidente Gabriel Boric dijo el domingo que seguía comprometido con «la construcción de un nuevo itinerario constitucional».
La propuesta rechazada planteaba importantes interrogantes sobre el rol de los pueblos indígenas en la aprobación de grandes proyectos en sectores como la minería, la electricidad y la silvicultura; los derechos de agua en el marco de un sistema nuevo de permisos temporales y revocables; la indemnización a los propietarios de bienes expropiados; el papel del sector privado en la provisión de seguros de salud y pensiones, y la composición y las competencias de la Cámara Alta del Congreso. El hecho de que se rechazara la nueva Constitución podría impulsar el sentimiento del mercado y elimina la causa más inmediata que ha impactado las decisiones de inversión de los corporativos.
Sin embargo, la incertidumbre persistirá sobre la nueva Constitución y las implicancias para el modelo económico, la gobernanza y la formulación de políticas. El hecho de que el «Rechazo» haya sido más contundente de lo previsto sugiere que una propuesta revisada contendría propuestas menos radicales. Sin embargo, esto podría depender de cómo se prepare, incluyendo si el Congreso toma un papel más activo o si se convoca a otra Asamblea Constituyente, así como de su composición (la Asamblea elegida en 2021 tenía una proporción alta de miembros de izquierda e independientes).
Esta incertidumbre ha pesado en los resultados económicos de Chile y ha complicado la formulación de políticas. El crecimiento económico se ha ralentizado bruscamente tras el espectacular repunte pospandémico de 2021 impulsado por la demanda interna. El PIB se contrajo 0,8% en el primer trimestre de 2022 con respecto al trimestre anterior y se ha mantenido estático en el segundo, en parte debido a la incertidumbre política, así como a un impulso fiscal negativo y a la restricción monetaria.
La moderación de los precios del cobre y el incremento de los costos de importación relacionados con la energía contribuyeron a elevar el déficit por cuenta corriente a 8,5% del PIB en el segundo trimestre de 2022, aumentando los riesgos derivados del endurecimiento de las condiciones financieras mundiales y de una desaceleración económica global. El peso chileno alcanzó un mínimo histórico frente al dólar estadounidense en julio de este año, lo que contribuyó a que la inflación anual alcanzara su máximo en 28 años, de 13,1%. Lo anterior impulsará probablemente un endurecimiento monetario mayor. El peso se ha estabilizado desde que el Banco Central comenzó a intervenir en el mercado de divisas en julio, y la renovación de la línea de crédito flexible del FMI, por un monto de USD18.500 millones aliviará la vulnerabilidad del financiamiento externo. Pero las reservas internacionales han caído aproximadamente USD4.000 millones, hasta los USD42.500 millones, desde que comenzó la intervención.