Legisladores de la oposición habrían usado dinero público para difundir noticias falsas y discursos de odio contra el presidente Gabriel Boric, según investigación

Una investigación asegura que legisladores de la oposición pagaron con fondos públicos campañas de difusión de noticias falsas y discursos de odio contra el presidente chileno, Gabriel Boric. Solo un legislador, Rojo Edwards, habría gastado más de 90.000 dólares, disimulados como «gastos operacionales».
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El conglomerado de ingenieros chilenos agrupados en la cuenta de Twitter BotCheckerCL publicó evidencias de cómo personeros del Partido Republicano —promotor de la opción Rechazo en el plebiscito de salida de la propuesta constitucional del 4 de septiembre— pagaron millones de pesos chilenos para difundir noticias falsas y discursos de odio en publicaciones de Facebook e Instagram (redes sociales prohibidas en Rusia por ser extremistas).
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El colectivo descubrió las maniobras a partir de cruzamientos con datos divulgados en el marco de la transparencia institucional obligatoria para funciones públicas de Chile.
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Uno de los señalados por BotCheckerCL es el senador republicano Rojo Edwards, que declaró los 92,2 millones de pesos (92.000 dólares) que pagó a la empresa Meta (las actividades de Meta están prohibidas en Rusia por ser extremista) por las publicaciones bajo el ítem «gastos operacionales» en la última rendición del presupuesto legislativo.

Publicidad contra el Gobierno con financiación estatal

Las noticia falsas y discursos de odio promovidos desde el Partido Republicano —liderado por el excandidato a la Presidencia José Antonio Kast— incluyeron casi 30 alusiones directas al presidente, Gabriel Boric, y más de 25 alusiones a ministros, solo en el mes de agosto de 2022, según las pesquisas del colectivo digital.
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Las publicidades pagas se centraron en hombres de entre 25 y 45 años que habitan en la región Metropolitana de Santiago. Cada publicación tuvo un alcance de hasta 500.000 personas.

La difusión de la maniobra motivó la apertura de una investigación legislativa en el seno del Congreso de Chile, propiciada por el diputado del Frente Amplio, Gonzalo Winter.
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Edwards, por su parte, lamentó las acusaciones y atribuyó las informaciones a una campaña de desprestigio y fake news «levantada por parlamentarios del Frente Amplio, que pretende vincular toda la inversión hecha en mis redes sociales como gasto público del Senado, del cual formo parte hace solo siete meses».

No obstante, Edwards no fue el único parlamentario acusado de solventar estas prácticas. La diputada Chiara Barchiesi, también del Partido Republicano, ha sido acusada de justificar los gastos de la difusión de noticias falsas como gastos operacionales relacionados al ítem «traslados».
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«Ayer hice el cálculo y el mes pasado recorrí más de 9.000 kilómetros», se defendió la legisladora, rechazando haber desviado esos fondos a las publicaciones en redes sociales.
Un relevamiento de BotCheckerCL comprobó que otros varios legisladores también presentaron montos llamativos en el rubro «traslados», lo que podría evidenciar que también financiaron las publicaciones.

¿Cómo funcionan los «cazadores de ‘bots'»?

Los integrantes de BotCheckerCL se definen como parte de un equipo «cazador de bots» y explican que su intención es tratar de contextualizar y combatir la difusión masiva de noticias falsas.
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«Ante la escasa calidad de la información que existe en Chile con el auge de las fake news y las cuentas bots, surgió la idea de generar algún método que permitiera de forma simple poner en contexto la realidad que existe en Twitter, donde montón de cuentas falsas levantan trending topics a diario usando cámaras de eco de discursos falsos, imprecisos o intencionalmente dañinos», explicaron desde el colectivo al medio digital Pousta.

El objetivo del colectivo es, según sus miembros, mostrar «la realidad» detrás de las redes sociales y evidenciar «cómo se manipula la opinión pública valiéndose de cuentas automatizadas y semi automatizadas para amplificar discursos que sin esta importante inversión monetaria, no tendrían mayor alcance».
El método de trabajo del colectivo implica hacer un recuento de todas las cuentas que interactúan con un hashtag en un momento determinado. Un análisis de cada una de esas cuentas permite establecer si se trata de un usuario humano o un bot, para luego crear una gráfica en la que se ilustra el nivel de interacción que las cuentas tuvieron con la consigna.
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