La posibilidad de una destitución del presidente de Perú, Pedro Castillo, abre las especulaciones sobre quién podría sucederlo en el poder. En principio, el cargo recaería sobre Dina Boluarte, una abogada que fue expulsada de Perú Libre por diferencias y que ha mostrado matices con el presidente en su confrontación actual con el Congreso.
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Las especulaciones sobre una posible destitución del presidente de Perú, Pedro Castillo, vuelven a poner los focos en quién sería su sucesora en caso de que se concrete la salida del mandatario. De respetarse la línea sucesoria dispuesta por la Constitución, el cargo recaería en su primera vicepresidenta, Dina Boluarte.
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Boluarte, de 60 años, nació en la ciudad de Chalhuanca, en el departamento de Apurímac, en el sur del país. Abogada de profesión, fue funcionaria del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec), institución de la que llegó a ser jefa entre 2007 y 2021, cuando abandonó el cargo para asumir su puesto en el Gobierno. Además, es presidenta del Club Departamental Apurimac – Lima, una institución dedicada a la organización de eventos sociales.
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Boluarte tuvo su primer desafío político en 2018, cuando se postuló a la alcaldía de Surquillo, uno de los distritos de la provincia de Lima. Lo hizo en representación de Perú Libertario, el partido político que más tarde cambiaría su nombre a Perú Libre y sustentaría la candidatura de Pedro Castillo en 2021. Sin embargo, estuvo lejos de resultar electa, obteniendo únicamente el 2,8% de los votos.
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Volvió a intentar obtener un cargo electivo en 2020, cuando la disolución del Congreso posibilitó la celebración de nuevas elecciones legislativas. Tampoco fue una buena elección para Perú Libre que, ya con su denominación actual, no consiguió obtener escaños en el legislativo.
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La oportunidad llegaría en las elecciones generales de 2021, cuando Boluarte fue una de las elegidas por Perú Libre para integrar la plancha presidencial encabezada por Pedro Castillo. Por entonces el nombre de Boularte todavía era casi desconocido para los peruanos y fue parte de la sorpresa que significó la victoria de Perú Libre y Castillo en la segunda vuelta.
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Desde el comienzo del Gobierno de Castillo, Boluarte se desempeñó como ministra de Desarrollo e Inclusión Social, desde donde impulsó varios planes de atención a la primera infancia, población rural y otros sectores vulnerables.
En sintonía con las peripecias sufridas por Castillo, Boluarte también recibió embates desde la oposición.
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Legisladores de grupos opositores presentaron acusaciones constitucionales contra ella por, presuntamente, haber favorecido al Club Departamental Apurimac – Lima desde su cargo de ministra de Desarrollo e Inclusión Social y por no haber incluido a su cuñado en su declaración jurada de intereses, a pesar de que mantiene contratos con el Estado. Ambas acusaciones todavía están a estudios de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Congreso.
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Boluarte siempre se mantuvo cautelosa ante la infinidad de denuncias contra Castillo, reiterando su rechazo a un «manoseo político». De hecho, fue enfática al reiterar que, en el seno del Congreso, existía un «plan» para destituir a Castillo y asegurar que ese plan incluía también quitarla a ella de su cargo.
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No fueran las únicas discrepancias. También mantuvo diferencias con dirigentes de Perú Libre, principalmente con su líder, Vladímir Cerrón, que le significaron ser expulsada del partido. La situación la igualó al propio presidente Castillo, que no fue expulsado, pero renunció a la formación política que lo llevó a la Presidencia.
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Lejos de amedrentarse, Boluarte se ha mostrado dispuesta a asumir el cargo de presidenta de Perú en caso de una destitución de Castillo. «Nos han elegido para ser autoridades de Gobierno por cinco años y eso en democracia se respeta», afirmó a mediados de 2022 ante periodistas extranjeros.
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Sin embargo, a finales de 2021 aseguró que abandonaría su cargo en caso de que Castillo fuera apartado.
Medios peruanos especulan con que la relación entre Boluarte y Castillo puede haberse vuelto más distante, a partir de algunos indicios políticos. En octubre, la vicepresidenta fue la única figura de primer nivel del Gobierno ausente durante un mensaje que Castillo transmitió a los peruanos. De todas maneras, Boluarte dijo «adherirse» al mensaje a través de una publicación de Twitter.
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Lo más significativo, quizás, fue el hecho de que Boluarte no firmara el acta del Consejo de Ministros en que el Gobierno aseguraba que la negativa del Congreso a considerar una moción de confianza al gabinete de Aníbal Torres constituía un rechazo y, por tanto, la «crisis total del gabinete». Que Boluarte no se plegara a esta interpretación incluye un matiz en la estrategia de Castillo en el enfrentamiento político actual con el Congreso.
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