Desde que las monedas pasaron a ser también un producto financiero sujeto a la especulación, dejaron de reflejar el nivel productivo de sus países. Así, explica el economista Armando Negrete el panorama de las monedas en América Latina.
«Desde que el tipo de cambio se convirtió en un commodity más, donde su variación está sujeta a la especulación y al mercado futuro, la moneda dejó de ser expresión directa de qué le pasa a una economía. El movimiento que preocupa es la paridad de las monedas frente al dólar», dijo Armando Negrete, investigador de la Universidad Nacional de México y parte del Observatorio Económico Latinoamericano, dedicado al estudio de la integración y el comercio internacional.
Explicó que la dificultad que plantea la medición de las monedas frente al dólar es que éste no tiene un valor constante. La divisa estadounidense se aprecia y se deprecia frente a sí misma y frente al resto de las monedas, vaivén que tiene sus causas en el mundo financiero y no en la economía real.
«Hoy podemos ver que el dólar se está apreciando y la causa de esa apreciación es la continua elevación de la tasa de interés. Cada vez que en EEUU anuncia que eleva la tasa un cuarto porcentual [0,25%] atrae más capitales e inversionistas a su economía. Eso aprecia su moneda y comparativamente resulta que las otras monedas se deprecian. Pero no necesariamente eso pasa en la realidad», dijo.
Paralelamente, se vive un fenómeno de depreciación de las monedas endógenas. Así lo explicó:
«Argentina perdió 52% en un período muy corto. Eso pasó en México y también pasó en Brasil en menor medida. El caso venezolano se trata aparte, pero allí fue necesario establecer una nueva medida y una nueva moneda, porque perdió paridad con el dólar», dijo al graficar el estado de situación de las monedas latinoamericanas.
El economista explicó que la moneda debería expresar el valor de la producción total de un país, y en esa visión sería correcto interpretar que si una moneda pierde valor, lo que se deprecia en términos de la economía real, es la producción de ese país. Pero el componente especulativo de las monedas abre un segundo flanco de interpretación.
«En el caso actual de Argentina es difícil afirmar si su situación se debe a que perdió su nivel de producción o si está siendo víctima de esta otra esfera especulativa, que no sea una depreciación real sino algo forzado, un mecanismo para depreciar su moneda», analizó.
El caso venezolano
El 20 de agosto Venezuela puso en marcha el Programa de Recuperación Económica, Crecimiento y Prosperidad que estableció al bolívar soberano como nueva moneda corriente, mediante una devaluación de 1/100.000; y al petro como una criptomoneda que varía según el precio internacional del barril del petróleo, situado ahora en 68 dólares.
Hubo dos grandes motivos que orillaron a Venezuela a estos cambios en su moneda y tipo de cambio:
- «Era físicamente imposible comprar sin transacciones vía tarjeta de crédito porque los precios eran una locura. Las monedas y billetes ya no se contaban, se pesaban. Y el cambió fue, tal cual, inventar una nueva moneda», explicó Negrete.
- «Lo otro que forzó estos cambios fue la existencia de un mercado de compra de divisas dual: tenían uno controlado que era subsidiado por el Estado y otro secundario, que era básicamente ilegal. Con todo eso no podían controlar la moneda», agregó.
La solución que planteó Venezuela fue cambiar la moneda y volver flexible el tipo de cambio.
«Empezaron con una venta semanal de dólares y parece que van a acelerar eso hasta que tengan una venta diaria. Por lo pronto, el tipo de cambio ya no es subsidiado por el Estado, es un tipo de cambio flexible», dijo Negrete.
Antes, el tipo de cambio era fijo y las variaciones de la moneda eran absorbidas por el Banco Central. «El valor de su moneda ahora, y esa es la forma en la que se blindó un poco Venezuela, es que ahora no está anclado a la estimación de la producción. Está anclado al valor del petróleo, esa fue su decisión», dijo Negrete.
El petro depende del valor internacional del barril del petróleo, actualmente en 68 dólares, pero mantiene fijo su precio en bolívares soberanos. La otra medida que buscó restablecer el mercado interno venezolano fue un aumento del 103% del salario mínimo, buscando inyectar dinero en la capacidad de consumo de las familias trabajadoras y despertar el mercado interno.
La crítica que Negrete señala a estas medidas es que será muy difícil recuperar una economía que tiene una deuda que es 1,6 veces más grande que el PIB del país, apostándole todo al valor del petróleo que es una actividad económica que está decreciendo en Venezuela.
«Pdvsa [la empresa petrolera estatal] lleva por lo menos seis años con una disminución de su producción. Es un riesgo apostar todo sobre el petro, cuando Venezuela no tiene una producción creciente ni constante de petróleo», sostuvo.
Fuente: Sputnik