El estudio, que cuenta con financiamiento de CONICYT, dio como resultado una fórmula inocua, capaz de evitar completamente la reaparición de la enfermedad y la metástasis tumoral.
La cúrcuma, raíz proveniente de la India, es reconocida en el mundo de la gastronomía por entregar una particular coloración a las comidas, así como un sabor y aroma muy distintivos. Dado que su consumo se ha masificado durante el último tiempo en Chile, es común encontrarla en verdulerías, ferias y supermercados, fresca o en polvo, y en muchas cocinas chilenas.
Este “superalimento” se caracteriza por tener múltiples componentes benéficos para la salud, destacando entre ellos la curcumina, principio activo responsable del color naranjo/amarillo intenso y con un alto potencial terapéutico, capaz de reducir la inflamación y con evidencias para tratar y prevenir el cáncer.
El 21% de las muertes en Chile son causadas por esta enfermedad, que se ha posicionado como la segunda más mortal en el país. Se ha determinado que una inflamación crónica en nuestro cuerpo podría ser el escenario perfecto para la aparición futura de un cáncer.
Un equipo de investigación de la Universidad de Chile, y también perteneciente al Centro Avanzado de Enfermedades Crónicas, ACCDiS, que cuenta con financiamiento CONICYT a través del Fondo de Financiamiento de Centros de Investigación en Áreas Prioritarias, diseñó un tratamiento anticancerígeno en base a curcumina que, luego de ser administrado en modelos animales, logró prevenir en un 100% la reaparición de la enfermedad y la metástasis.
El doctor Felipe Oyarzún, investigador del ACCDiS y académico de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile, define a la curcumina como una molécula “frágil, inestable, fotosensible e insoluble en agua”. Estas características son la principal limitante, y hacen que su potencial terapéutico se vea considerablemente disminuido, cuando se administra por vía oral y sin ser formulada adecuadamente.
Es importante destacar que se trata de un compuesto muy seguro, motivo por el cual los investigadores han decidido aplicar la nanotecnología para eliminar los obstáculos que limitan su efectividad. El resultado obtenido tras realizar pruebas experimentales en laboratorio, es una formulación totalmente soluble, donde la curcumina está protegida para evitar su degradación en el organismo y con un gran potencial curativo.
El doctor Oyarzún señala que convertir este producto en un medicamento es un proceso lento y costoso que consta de varias etapas. Por el momento, una alianza entre una empresa chilena y la Universidad de Chile llevarán los beneficios de esta nanoemulsión a una bebida que tendría un potencial preventivo para la inflamación y prevención del cáncer. Se espera que este producto pueda llegar al mercado nacional en un plazo de 3-5 meses.
“El objetivo es que haya una formulación que esté disponible para que las personas la puedan utilizar”, destaca el investigador. Sin embargo, al no ser un medicamento aún, su potencial se ve limitado al no poder determinar exactamente la dosis ideal, ni tener certeza científica acerca de cómo actuará en distintos tipos de cáncer y en qué tipo de pacientes.
“La fórmula ha sido trabajada en líneas celulares y modelos animales con la enfermedad. Ahora, como sabemos que es segura (pues todos los excipientes son de uso alimentario y aprobados por la FDA) vamos a sacar la bebida muy pronto”, explica Oyarzún.
En el proceso de experimentación se trabajó con el melanoma, un tipo de cáncer a la piel extremadamente agresivo, utilizando para ello un modelo animal de ratón, que es muy similar a un paciente humano con esta enfermedad. Uno de los aspectos más promisorios de esta fórmula anticancerígena es su casi nula toxicidad, lo que la convertiría en un tratamiento eficaz y capaz de atacar a las células dañadas sin afectar las sanas, como sucede actualmente con la quimioterapia.
Fuente: Conicyt