«Cadáveres en la calle descomponiéndose»: sudaneses se enfrentan a una catástrofe humanitaria

Los enfrentamientos en Sudán, que se han prolongado durante más de tres semanas, agudizaron uno de los principales problemas del país: el humanitario. Si los combates continúan, Jartum, la capital del país, corre el riesgo de transformarse en una ciudad de cadáveres, de acuerdo con varios activistas que residen en la urbe.
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Las organizaciones internacionales han suspendido indefinidamente su trabajo en el país africano, por ello, los refugiados huyen de las zonas de guerra por vías extremadamente peligrosas. Sudaneses contaron lo que está ocurriendo en el país y cómo se encuentran al borde de la vida y la muerte.
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As-Safi Muhammad, coordinador de organizaciones de la sociedad civil en Sudán, afirmó que era necesario un alto el fuego de varios días para llevar a los civiles a zonas seguras.

«Debido al fuego incesante, los equipos de rescate local no pueden sacar a los heridos y ayudarles a enterrar los cadáveres. Y sin embargo, los cadáveres en las casas y en las calles ya se están descomponiendo, hay un verdadero hedor en toda la ciudad. Los supervivientes que permanecen en las casas están esencialmente sin comida ni agua. Muchos de ellos también se están muriendo», explicó.

De acuerdo con As-Safi Muhammad, se necesitarían al menos 10 días para completar todos los procedimientos humanitarios, incluida la apertura de corredores para los civiles.
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«Es nuestro deber humanitario exigir el fin de la escalada. Las dos fuerzas que debían servir de escudo a nuestros ciudadanos simplemente los están matando. Así que les pedimos en las redes sociales que al menos ayuden a las víctimas, y entre los civiles esta petición encuentra gran eco. Los combatientes, sin embargo, no la escuchan, y en ambos bandos», concluyó el activista sudanés de DDHH.
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Se acerca el desastre

«El país se dirige a una velocidad increíble hacia el borde del abismo, una catástrofe humanitaria se aproxima no con cada día que pasa, sino con cada hora que pasa. En los próximos días, el pan en Sudán desaparecerá por completo.
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Los productos de primera necesidad son ya tan caros que la mayoría de la gente sencillamente no puede permitirse comprarlos. Si esto sigue así, todo el pueblo sudanés estará al borde de la extinción», declaró Mustafa, trabajador humanitario en Sudán.
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De hecho, en el país nadie puede hacer pan: no hay harina y la mayoría de las panaderías están destruidas o cerradas.
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«¿Qué pasa con las panaderías? Incluso en las farmacias no se puede comprar nada más barato que 5.000 libras sudanesas [aproximadamente 8,4 dólares estadounidenses]. Los que no son pobres también se han quedado sin dinero: simplemente ya no es posible sacarlo de las cuentas bancarias. Los hospitales están vacíos: ya casi no hay médicos. Llegar hasta ellos también es problemático: se están quedando sin combustible», añadió.
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Condiciones peligrosas

Por su parte, Samah Ali Khamis, del Comité Médico de las organizaciones de la sociedad civil sudanesa, afirmó que miles de sudaneses sufren de falta de atención médica incluso en los hospitales. Los médicos y el personal sanitario fueron de los primeros en abandonar la zona de guerra.
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«Nos falta casi todo para la atención médica, no solo manos. No tenemos medicinas que salven vidas, ni analgésicos, ni paquetes para transfusiones de sangre. Muchas veces la gente muere porque no tenemos nada para ayudarles», continuó.
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Actualmente, solo hay 26 hospitales en Sudán que funcionan de forma intermitente, pero corren el riesgo de cerrar por falta de personal, medicinas, electricidad y agua. La Asociación Médica de Sudán calcula que el 72% de los hospitales locales no funcionan. Las fábricas farmacéuticas ya fueron saqueadas en los primeros días de los combates: de ahí que los hospitales y farmacias que quedan no tengan ni siquiera medicamentos locales. Algunas fábricas farmacéuticas incluso han sido bombardeadas.
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¡No a la guerra!

Refiriéndose a la situación actual y a las prácticamente nulas posibilidades que tienen los civiles de llegar a un lugar seguro, Ishraka Hamdeen, portavoz de las organizaciones de la sociedad civil de Sudán, declaró que estas habían hecho un llamamiento a los líderes militares del país: «No a la guerra y sí a la paz».
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Cientos de ciudadanos sudaneses han podido exigir a ambas partes del conflicto un alto el fuego y negociaciones, a pesar de lo catastrófico de su situación.
«Les aseguro que las organizaciones civiles están haciendo esfuerzos excepcionales para detener el derramamiento de sangre. Pedimos a ambas partes del conflicto que abran las carreteras para la entrega de ayuda humanitaria a la población civil y que restablezcan los servicios al menos en algunos hospitales. Pedimos a todos los países hermanos y amigos que apoyen al pueblo sudanés, que necesita ayuda humanitaria urgente», declaró.