KIEV – Después de que la comisión del Ministerio de Cultura de Ucrania cumpliera en el Monasterio de las Cuevas de Kiev el trabajo de recepción y entrega de bienes, los monjes de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana canónica deben abandonarlo en el plazo de tres días, declaró el titular de Cultura de Ucrania, Alexandr Tkachenko.
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La comisión inspeccionó y pone en el usufructo del Estado 79 monumentos culturales, afirmó el ministro, agregando que los representantes del Monasterio se negaron a firmar el acta de traspaso de bienes.
En los últimos años, las autoridades ucranianas llevan a cabo la mayor ola de persecución contra la Iglesia Ortodoxa canónica.
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El pasado 10 de marzo, el museo estatal ucraniano, que ocupa una parte de los edificios del Monasterio de las Cuevas de Kiev, exigió que los monjes de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana canónica, supeditada al Patriarcado de Moscú, abandonaran sus inmuebles antes del 29 de marzo, como un episodio más de dicha persecución.
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Anteriormente, se informó que un grupo de trabajo que asesora al Gobierno de Ucrania en materia de asociaciones religiosas llegó a la conclusión de que el monasterio infringió ciertas cláusulas del contrato sobre el uso de la propiedad estatal, pero los detalles de las violaciones no se revelaron.
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Más tarde, el ministro de Cultura, Alexandr Tkachenko manifestó que los monjes de la Iglesia ortodoxa ucraniana podrían seguir en el Monasterio de las Cuevas, si aceptaban el cisma.
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Pero el superior del Monasterio, el metropolita Pável, dijo que en ese asunto no puede haber componendas y que los monjes quedarían en el Monasterio de la Cuevas. También señaló que el contrato de arriendo no puede rescindirse de modo unilateral, sin el respectivo dictamen judicial y que la respectiva demanda se presentó al Arbitraje de Kiev.
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Al Parlamento de Ucrania fue presentado un proyecto de ley para prohibir a nivel nacional la actividad de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana canónica, supeditada históricamente al Patriarcado de Moscú.
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El 11 de marzo, el Patriarca de Moscú y toda Rusia, Kiril se dirigió a los líderes religiosos y figuras internacionales con un mensaje sobre la situación en torno al Monasterio de las Cuevas de Kiev, en el que tildó de represivos los objetivos de los funcionarios ucranianos que expulsan a los monjes.