Científicos rusos han creado materiales para vendajes a partir de caparazones de insectos

Los científicos de rusos han creado materiales para apósitos a base de quitosano derivado de caparazones de crustáceos e insectos. Según ellos, el desarrollo tiene una vida útil programable y garantizará la curación de quemaduras y heridas sin dejar cicatrices.
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Los investigadores de la Universidad Técnica Estatal de Volgogrado (VolgGTU por sus siglas en ruso) señalaron que, en medicina, los apósitos se utilizan para tratar heridas externas, lo que requiere control regular y sustituciones periódicas. Esto causa molestias en pacientes hospitalizados y ambulatorios, y también puede provocar formación de cicatrices tras la regeneración.
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El quitosano es un polisacárido natural derivado de la quitina que se encuentra en los caparazones de los artrópodos (crustáceos, insectos, arañas, colas de espada, milpiés), las paredes celulares de los hongos, las algas verdeazuladas y algunas bacterias. Es un polímero ecológico, renovable, biocompatible y biodegradable.
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«Utilizamos este polímero como soporte para la fijación y el crecimiento de las células tisulares del propio organismo.
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No es necesario cambiarlo constantemente, lo que vuelve a traumatizar los tejidos dañados, como ocurre cuando se utilizan tiritas y apósitos estándar», comenta Ekaterina Briúzguina, profesora asociada del Departamento de Tecnología de Materiales Fibrosos y Altamente Moleculares de la VolgGTU.
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Añadió que, una vez finalizado el periodo de efecto terapéutico del recubrimiento, no es necesaria ninguna intervención quirúrgica para retirarlo.
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Los especialistas observaron que la estructura del quitosano hace que sus películas sean hidrófilas, es decir, que se hinchan en el agua. Por eso, los materiales a base de quitosano pierden su forma en un entorno húmedo, incluido el cuerpo humano.
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«En un entorno así hay enzimas y reproducción activa de microorganismos, lo que en última instancia conduce a una biodegradación acelerada. Al mismo tiempo, hacer que el material sea muy hidrófobo puede provocar su incapacidad para absorber los líquidos liberados por las heridas y su rechazo total por el organismo», explica Briúzguina.
Por eso, los desarrolladores utilizaron agentes modificadores que preservan una amplia gama de actividad biológica del quitosano y al mismo tiempo regulan el grado de absorción de humedad. Las películas creadas se trataron con soluciones alcohólicas y acuosas de aldehídos a temperatura ambiente.
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«Las películas de quitosano modificado no son tóxicas para las células de la piel humana, lo que abre la posibilidad de su uso para el tratamiento de heridas externas. Además, la velocidad de descomposición de los materiales obtenidos es un 65% inferior a la de las películas de quitosano sin modificar», afirma Briúzguina.
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Los científicos señalaron que todos los resultados obtenidos en las películas creadas pueden aplicarse a otros tipos de materiales basados en el quitosano: polvos, fibras, esponjas y otros.