- Tras la inauguración de las muestras “Memoria robada” y “Patrimonio en marcha”, la nueva directora del Museo de Arte Popular Americano Tomás Lago (MAPA) de la U. de Chile, Constanza Urrutia, profundiza en torno a las directrices que guiarán su gestión a la cabeza de este museo que el pasado mes de abril celebró sus 80 años. “Me parece fundamental abrir algunos espacios de MAPA para pensar las artes populares, su tradición o nuevas nociones, así como la colección del Museo, desde otras disciplinas”, señala.
Artista textil y Magíster en Artes Visuales de la Universidad de Chile, Constanza Urrutia es una artista que transita por distintos circuitos artísticos. Su obra ha representado a Chile en la Bienal Révélations (2022) y también estuvo presente en la Bienal de Arte y Diseño de Tel Aviv (2023), ambas de arte craft. Del mismo modo, fue destacada en el libro “Mujeres en las Artes Visuales en Chile 2010-2020” y, recientemente, exhibida en una muestra de artistas visuales en la Pinacoteca de la Universidad de Concepción.
«Estamos en un momento en que uno transita por distintos lenguajes”, responde la nueva directora del Museo de Arte Popular Americano Tomás Lago (MAPA) al preguntarle qué es lo que más la identifica. “Sin embargo, si alguien dice que Constanza Urrutia es una tejedora, es acertado, porque es mi disciplina madre. Vengo del tejido. Tejo y entiendo, como una tejedora, que al ordenar los hilos de urdimbre y trama, lo que hago es ordenar el mundo. Entonces, hay asuntos de la práctica, de la letanía, del acto mecánico de ir construyendo el tejido en ese enlace reticular, al que tal vez solo accede una tejedora o aquellas/os que trabajamos con las manos”, añade la destacada artista textil y académica de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.
Constanza Urrutia asumió la dirección del MAPA el 1 de junio e inauguró, la semana recién pasada, la muestra con la que el museo está conmemorando los 50 años del golpe de Estado, cuya curatoría es de la artista y exdirectora del MAPA, Nury González. “Memoria robada es el nombre de una muestra particularmente sensible en cuyo título se ponen en tensión dos conceptos fundamentales. El primero alude a la misión de un museo que debe salvaguardar y relevar el patrimonio que construye la identidad y memoria de los pueblos. El segundo, a ello que es imposibilitado, arrebatado, borroneado, robado, reflejo y gesto simbólico de aniquilamiento social, que en el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado se debe recordar”, dijo en la inauguración de esta muestra.
Pero el vínculo de la nueva directora con el MAPA se remonta a 2008, cuando comenzó a trabajar en los cursos de extensión del museo, colaborando, posteriormente, con algunas de sus exhibiciones. Esas experiencias permitieron a Constanza Urrutia “entender muy de cerca, y muy experiencialmente, la misión del museo, que tiene que ver con poner en diálogo distintos espacios de construcción de haceres y saberes de creadores/as, artesanos/as y cultores/as que trabajan en torno al arte popular, así como de estudiantes, egresados/as, académicos/as e investigadores/as”, señala en esta entrevista. Y agrega: “Creo que el espacio del museo hace ese cruce fuertemente y eso fue lo que a mí me hizo mayor sentido cuando inicié mi colaboración y también cuando me invitaron a postular para la dirección del MAPA”.
¿Qué destacas de los cambios que has podido observar en el MAPA desde 2008 a la fecha?
La llegada del MAPA al GAM fue un cambio abismante, no solo por llegar a un polo cultural consolidado, donde colindan las áreas escénicas y visuales con la cultura urbana que está alrededor, sino porque se incluyó en estas áreas al arte popular, lo que tiene que ver con el propósito inicial del proyecto de la Unctad III. Es decir, desde ese encuentro se recupera la memoria y proponen preguntas en torno a esas piezas, como “¿qué son esos objetos?” Porque no son las que se encuentran en el Museo de Arte Precolombino como expresiones de arte prehispánico que se pueden entender y relacionar con pueblos originarios. Estas están en un intersticio entre piezas utilitarias y decorativas, entre pasado y contemporaneidad, que se relacionan con la cultura y lo cotidiano, y que son creadas en técnicas tradicionales y materialidades propias de distintas localidades, conteniendo así identidad e historia. Eso es muy interesante porque en el GAM está la Sala de Artes Visuales, con distintas propuestas relacionadas al arte contemporáneo, y -en el mismo piso- la Sala MAPA, que propone exhibiciones que invitan a pensar las definiciones de artesanía y arte, de autoría individual y colectiva.
Y luego, pensando en estos cambios, está la reciente llegada del museo a la Plataforma Cultural, dentro de un campus universitario, lo que implica un nuevo desafío que me interesa asumir en términos de cómo se inserta y se relaciona con las distintas facultades, disciplinas, metodologías y prácticas que aquí confluyen. Esa es una de las tareas más grandes: cómo nos vamos a relacionar con el adentro y con el afuera, y cómo será esa construcción recíproca con trayectos de ida y de vuelta.
¿Cuáles son las directrices que guiarán tu gestión?
Si pensamos en el afuera, el museo ya cuenta con un área de Extensión y Educación con varios proyectos activos y exitosos, que deben tener continuidad: Mapa en tu territorio y Mapa va a tu Escuela, en colaboración con las comunas de Cerrillos, PAC y Pudahuel. Por otro lado, en relación a la nueva sede en Plataforma, estamos en proceso de firma de un acuerdo de colaboración con el área de Cultura y Educación de la Municipalidad de Ñuñoa. Asimismo, con la red de colegios de la comuna, con talleres que se dictan dentro del museo y de manera gratuita, además de un nexo con las juntas de vecinos, agrupaciones de artesanos y los cursos de extensión. Lo importante es que las personas sientan que hay algo que pueden hacer dentro del museo, desde talleres hasta exhibiciones, abriendo el espacio de la Universidad.
¿Y hacia adentro?
Uno de los ejes es que estudiantes y académicos/as del Campus colaboren con proyectos desarrollados en las áreas de restauración, conservación, archivo e investigación del museo. Hay muchos procesos de restauración que se pueden relacionar con las áreas científicas, por ejemplo, pero también hay otros que se vinculan con las ciencias sociales, nuevas tecnologías y las artes. Es más, estamos ad portas de firmar un convenio con el Departamento de Antropología, que buscará relacionar las colecciones de ambas unidades, así como desarrollar proyectos conjuntos que releven lo que significa para nuestra Universidad contar con colecciones como estas. Del mismo modo, puedo adelantar que con el Departamento de Artes Visuales estamos trabajando para activar un Diplomado de Extensión en Artes Aplicadas, aprovechando la colección del museo y la relación activa con la red de artesanos y artesanas, y que la carrera de Artes Visuales alberga los talleres de Textil, Cerámica y Orfebrería, que están ahí como herencia de la Escuela de Artes Aplicadas cerrada el año 73′. Entonces, esa relación es algo que el museo puede potenciar en coordinación con la carrera de Artes Visuales, así como promover la reflexión en torno a nociones de arte popular, artes aplicadas, artesanía, identidad, autoría y comunidad.
Además del trabajo con la comunidad del Campus y con las y los vecinos, ¿qué otras iniciativas destacarías de las que tienes proyectadas?
En esta primera etapa, me interesa particularmente relevar la tradición oral en el arte popular, y ya estamos trabajando en una muestra que, en esta línea, nos ha llevado a relacionarnos con la Mediateca y el Departamento de Sonido de nuestra Facultad, por ejemplo. Asimismo, está la colección de instrumentos del museo, que cuenta con 188 piezas que nunca han sido exhibidas ni investigadas, y que serán las protagonistas de las exhibiciones e investigaciones consideradas para el próximo año, entre las que se proyecta incluir un catálogo sonoro.
Por otro lado, me parece fundamental abrir algunos espacios de MAPA para pensar las artes populares, su tradición o nuevas nociones, así como la colección del museo desde otras disciplinas. En este sentido cobra especial relevancia el Espacio experimental en sala MAPA/GAM y la Vitrina extensional en la Plataforma Cultural, este último, pensado particularmente para curativas generadas en coordinación con instituciones y museos extranjeros que piensan hoy el arte popular, y con los departamentos y carreras de la Facultad de Artes y algunas del Campus Juan Gómez Millas.
¿Cómo proyectas la relación del MAPA con el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio?
Con el Museo de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y su área de artesanía, tenemos una estrecha, constante y fructífera relación, que tiene que ver con la condición de este museo, que es estatal y público en tanto pertenece a la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, y en línea con el rol de universidad pública. El MAPA es garante de las piezas que año a año ganan el concurso Sello de Excelencia a la Artesanía y la idea es que en este nuevo polo cultural, además, haya espacio para los y las artesanas, así como para iniciativas de divulgación. En esta misma línea, también estamos trabajando con INDAP para ver de qué modo colaborar con comunidades productoras de materias primas para que sean estas las que alimenten a comunidades de creadores y artesanos, y que eso también pueda ser salvaguardado y estimulado por el museo.
Pensando en los desafíos que te has planteado para tu gestión, ¿cómo vislumbras al MAPA en el mediano plazo?
Por un lado, si pienso en el nuevo desafío de la llegada de MAPA al Campus Juan Gómez Millas, me gustaría que sea un espacio de encuentro para toda la comuna y que la Plataforma Cultural sea parte de los trayectos cotidianos. Por otro lado, que se entienda el Museo como un espacio que salvaguarda un acervo cultural, pero que, al mismo tiempo, construye conocimiento nuevo, usando nuevas tecnologías y metodologías para su investigación. El MAPA no es solo un centro extensional, es un museo de interés nacional que resguarda un acervo único y, al mismo tiempo, construye conocimiento en concordancia con la misión de universidad pública. Y un museo universitario tiene que saber llegar a toda la universidad del mismo modo que la universidad tiene que entender lo que significa tener como parte de su fundamento un museo universitario. En definitiva, que podamos hacer confluir distintos lugares de construcción de saberes y democratizar ese conocimiento aquí, en este espacio.