Escasez de papas en Chile: ¿culpa de las inundaciones o especulación?

Tras el alza superior al 40% en el precio de las papas en una semana, la Fiscalía Nacional Económica investigará una posible colusión de los productores chilenos. En diálogo con Sputnik, el economista Alejandro Urzúa afirmó que «es poco probable hablar de especulación».
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El ministro de Agricultura de Chile, Esteban Valenzuela, alertó sobre la posibilidad de que el mercado nacional esté en presencia de una colusión por parte de los productores de papa, luego de que el precio del tubérculo se disparase en menos de una semana.
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La «anomalía» en el alza de precios motivó que las autoridades económicas se reunieran con el fiscal Jorge Grunberg para presentar antecedentes al respecto.
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La papa chilena «ha tenido solo un 12% menos de toneladas comercializadas en los mercados y el precio se disparó en una semana sobre el 40%», acusó Valenzuela en entrevista con Radio Universidad de Chile.
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«No tiene nada que ver con la inundaciones, la papa está toda cosechada», aclaró el ministro. De acuerdo con el funcionario, el saco de 25 kilos del tubérculo costaba 23.000 pesos chilenos (alrededor de 29 dólares), pero su precio «saltó a un 43% más, existiendo papa, existiendo distribución en los mercados mayoristas».
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En conversación con la Agencia de Noticias Sputnik, el economista de la Universidad Nacional Andrés Bello de Chile Alejandro Urzúa sostuvo que efectivamente en julio «hubo un fuerte incremento» en el precio de la raíz comestible, «dado que en junio tuvimos un evento de temporal con magnitudes bastante altas».

«Llovió tanto en la cordillera como en el valle, con isotermas muy altas, vale decir: donde debería caer nieve caía agua, y eso generó inundaciones bastante considerables en las zonas que son el corazón hortofrutícola de Chile. Eso de alguna manera fue gatillando ese incremento» en los precios, precisó el economista.

Urzúa explicó que cuando se analiza el comportamiento del precio de la papa es necesario recordar que esta temporada hubo menos hectáreas plantadas del tubérculo, «lo cual hace reducir la oferta y, como consecuencia de eso, un incremento de los precios».
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Asimismo, el especialista apuntó que, tras el temporal a finales de agosto «comenzaron a circular videos virales en los que se denunció que habían camiones cargados con papas estacionados, que estaban de alguna manera sin comercializar, con el fin de generar algún tipo de especulación».
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No obstante, Urzúa señaló que «en Chile tenemos alrededor de 80.000 productores de papa, por lo que hablar de una colusión es prácticamente inviable».
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«La baja en la productividad por menores siembras este año ha generado una menor oferta, lo cual ha gatillado un incremento de los precios, lo que ha llevado a que algunas empresas estén comenzando con las primeras importaciones de papas desde Argentina«, enfatizó el economista.
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Denuncia ante fiscalía

Urzúa enfatizó que en la producción de papa, a diferencia de otras ramas de la economía chilena, «es poco probable hablar de especulación».

«En general, estas colusiones se podrían dar en términos técnicos en mercados oligopólicos, vale decir: cuando son pocos productores con muchos consumidores, como en el caso de Chile en la gasolina o tiendas por departamentos, que podrían generar algún elemento oligopólico o comportamiento marginal hacia un tipo de beneficio personal», profundizó el experto.

En el caso de la producción de papas, sin embargo, «estamos en un mercado de competencia perfecta y se hace difícil determinar elementos como factores críticos de incremento de los precios», agregó.
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Por ello, Urzúa destacó que resulta difícil «aventurarse con un diagnóstico preliminar que evidencia la participación de terceros con la finalidad de alterar el precio de la papa hacia el consumidor final de una manera arbitraria».
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El impacto climático

Consultado sobre si es posible determinar las afectaciones climáticas en la presente temporada, el experto refirió las particularidades de la producción del tubérculo en el país.
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La cosecha se realiza desde la región de Coquimbo, aproximadamente a 450 kilómetros al norte de Santiago, y termina en la isla de Chiloé, 1.100 kilómetros al sur, donde las últimas recolecciones se dan en diciembre.
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«Debería haber una merma en la producción de este tubérculo, pero la verdad es que hacer una cuantificación de este elemento para saber cuánto afectarán estas inundaciones ese tipo de cultivo es algo prematuro», concluyó.