Un compuesto antibacteriano administrado dentro de cápsulas microscópicas podría aliviar pronto a cientos de millones de personas afectadas por el acné común.
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Causada por el crecimiento excesivo de una bacteria cutánea llamada Cutibacterium acnes, esta dolencia provoca incómodas erupciones de pequeñas pústulas.
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Aunque hay formas de frenar el crecimiento de la bacteria, como mediante antibióticos u hormonas que reducen los aceites de la piel que alimentan a los microbios, muchas conllevan efectos secundarios o se vuelven ineficaces a medida que la bacteria se adapta.
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El nuevo tratamiento se basa en el antibiótico narasina. Utilizado habitualmente para prevenir infecciones en ganado y aves de corral, podría ser un tratamiento contra el que la Cutibacterium acnes aún no ha desarrollado resistencia.
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En este último estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Australia Meridional y la Universidad de Adelaida en Australia y la Universidad Aix-Marsella en Francia, el antibiótico demostró su eficacia contra el mencionado patógeno en condiciones de laboratorio.
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Además, el equipo logró demostrar que la administración de nanopartículas puede potenciar significativamente el tratamiento.
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Envuelta en unas cápsulas mil veces más pequeñas que un cabello humano, las nanomicelas, la narasina podía penetrar en la piel mucho más profundamente que si se mezclara con agua.
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De hecho, el equipo descubrió que su sistema especial de administración de nanopartículas mejoraba la solubilidad en más de 100 veces, en comparación con una simple mezcla de agua. Esto se debió en parte al uso de Soluplus, un compuesto que mejoró la solubilidad de las nanomicelas y la estabilidad de la administración del fármaco.
«La formulación de micelas fue eficaz para administrar narasina en las zonas afectadas por el acné, a diferencia de la solución compuesta, que no consiguió penetrar a través de las capas de la piel», afirma el científico farmacéutico Sanjay Garg, de la Universidad de Australia Meridional.
Aunque los investigadores utilizaron la piel de una oreja de cerdo para sus experimentos, en el caso del acné real, el fármaco tendría que penetrar en los folículos pilosos situados bajo la piel. En estos folículos, y en las glándulas sebáceas conectadas, es donde se desarrolla el C. acnes.
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El siguiente paso es comprobar cómo funciona en humanos, por supuesto, pero los primeros indicios son prometedores: según estos resultados, un gel de nanopartículas de narasina podría llegar hasta donde se esconde el C. acnes y causar mucho daño a la bacteria.
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Otro dato alentador es que el gel producido por los científicos se mantenía estable a temperatura ambiente durante cuatro semanas. Esa es otra positiva señal de cara a poder tener el tratamiento listo para su utilización.
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Los científicos siguen descubriendo más cosas sobre las causas del acné, y un mayor conocimiento de la enfermedad significa una comprensión más elevada de los tratamientos para su mejor funcionamiento, especialmente a medida que los tratamientos existentes pierden eficacia debido al lento avance de la resistencia a los antibióticos.
«Aunque hay muchos medicamentos orales recetados para el acné, tienen una serie de efectos secundarios perjudiciales, y muchos son poco solubles en agua, por lo que la mayoría de los pacientes y médicos prefieren los tratamientos de uso tópico», explica la farmacéutica Fatima Abid, de la Universidad de Australia Meridional.
De acuerdo con ella, el problema de acné es que afecta gravemente a aproximadamente el 9,4% de la población mundial, sobre todo a los adolescentes, y provoca angustia, vergüenza, ansiedad, baja autoestima y aislamiento social entre quienes lo padecen.